A Trump no le dejan poner la canción de Titanic

En su estupenda biografía, Open, el tenista estadounidense André Agassi dijo que durante su juventud y debido a su aspecto con el pelo largo, pantalones vaqueros para jugar, mallas... le relacionaban con el rock duro y el heavy metal. Pero en su libro reveló que quien le gustaba en realidad era Whitney Houston.

Quién sabe si a Donald Trump, con su mala imagen mayormente representada por los demócratas y sus apoyos de «la cultura» y el cine de Hollywood, a quien, como a Agassi («la imagen lo es todo», decía aquella campaña de la marca deportiva que le vestía) le asocian, un suponer, también con el heavy metal, o con el country más recalcitrante, le encanta la música de Céline Dion.

Pero a un personaje como a Trump no le está permitido que le guste Céline Dion, quien le ha denunciado por utilizar su música en los mítines, concretamente la famosa canción principal de la película Titanic, My Heart Will Go On, y que, en el caso de que realmente le guste, tendrá que conformarse con escucharla en la intimidad mientras la critica en público.

No es la primera vez que un artista denuncia la utilización de sus canciones en los actos del candidato republicano, cuya imagen se vende muy mal entre el progresismo, ya se sabe, donde se cuece el negocio musical. Rihanna o los Rolling Stones ya lo hicieron en el pasado. A este paso va a tener que componerse una banda sonora original para que nadie le denuncie y es curioso.

Es paradójico y probable que esos artistas que no quieren ver su música en los mítines de Trump, si querrán que sus votantes (la mitad de los estadounidenses) se la compren.