Diez frases de Paco de Lucía, el genio de la guitarra que era un sabio sin estudios
Fue humilde y tuvo memoria. Casi un filósofo sin instrucción, pero un hombre con lecturas, donde buscó todo lo que le faltaba
Hace diez años que Paco de Lucía se murió. Y con él se murieron su arte, que pervivirá para siempre, y la sabiduría que aún estaba por llegar y que venía del arte, de la práctica del arte y de sus inquietudes más allá de él.
El niño Paco dejó de ir al colegio a los diez años para dedicarse en exclusiva a la guitarra. Fue el destino del joven y la decisión del padre. Fue niño prodigio relativo porque lo que fue verdaderamente es un niño dedicado a trabajar en la guitarra.
Primero se convirtió en un virtuoso de la técnica y luego encontró su camino en el arte que no hubiera encontrado de otra forma. Él quería ser cantaor y los dones no le llegaron por esa parte, pero dio igual: estaba destinado a la grandeza y a la búsqueda.
Y en el camino alcanzó las alturas por las que se le llamó «el Mozart español» que fue mucho más sabio que el infortunado Wolfgang y que sacó enseñanzas, las vio, de todos los aspectos de su existencia y de su carrera.
diez frases de paco de lucía:
- «La guitarra me ha ofrecido la capacidad de poder expresarme con el resto del mundo sin utilizar la palabra».
- «Eso de la inspiración es mentira. Eso que decimos los artistas de la inspiración, todo mentira. A mi lo que me gusta es estar tumbado».
- «-¿Es usted anárquico o disciplinado?
-Totalmente anárquico. Por eso me someto a una disciplina». - «La barriga se sacia rápido, el espíritu no se sacia nunca».
- «Tocaba con rabia para combatir la inseguridad que me proporcionaba ser solo un guitarrista».
- «Necesito saber en cada disco que me estoy jugando la vida. Y no es cuestión de dolores de espalda. Es una lucha contra el tiempo, la edad, la falta de energía, de estímulo».
- «Es muy importante no perderse de la tradición porque ahí es donde está la esencia, el mensaje, la base. Sobre ella si puedes ir a cualquier sitio y escapar pero sin dejar nunca esa raíz porque, en definitiva, la identidad, el olor y el sabor del flamenco están ahí».
- «Mi único sueño, realmente, es echarme a una hamaca y llevarme todo el día acostado. La vanidad es algo que muy pronto se llena, al halago te acostumbras enseguida, pero yo ya estoy muy cansado. Eso sí, no voy a retirarme, hay un cabrón dentro de mí que no me deja».
- «Siempre creí que la musa venía cuando ella quería y es mentira, llega trabajando».
- «Para mí lo más importante cuando uno aborda un proyecto nuevo es crear la sorpresa. Y eso es lo que busco, el lugar por donde no ha pasado nadie, que el que escuche se sorprenda, y es muy difícil, porque todos vamos por lugares comunes. Sólo si me sorprendo a mí mismo sorprendo a los demás».
Fue humilde y tuvo memoria. Casi un filósofo sin estudios, pero un hombre con lecturas, donde buscó todo lo que le faltaba, las respuestas que tenía y que quizá no sabía cómo explicar. Las sabidurías íntimas que dejó para su familia y para sus amigos.
Vida y obra más allá de la guitarra. En la curiosidad, en el afán de la felicidad y del sentido de la vida, en la sencillez y en la calle: por no estudiar, no estudió ni música, ni guitarra, la que tocó y tocó guiado por las sensaciones y por el sentimiento.
Murakami y Flaubert
Paco de Lucía fue un clásico que leía a los clásicos. Dicen que le encantaba Murakami, casi como el mismo les encantaba a los japoneses. Contó su mujer que se emocionó cuando terminó Madame Bovary y no es difícil y sí (y también) emocionante imaginarle conmovido con las cosas de Flaubert. Alguien que decía cosas tan profundas como el genio francés, pero en el español más universal.