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César Wonenburger
César Wonenburger

El barítono Juan Jesús Rodríguez denunciará «la mafia teatral en España» ante Cultura

El barítono andaluz, que hace unas semanas rechazó el premio al mejor cantante del año por las precarias condiciones de la profesión, expondrá el próximo martes, ante el Inaem, los entresijos de «la mafia que maneja las contrataciones en los principales teatros españoles», según ha afirmado

Actualizada 04:30

Juan Jesús Rodríguez en el Teatro Campoamor de Oviedo

Juan Jesús Rodríguez en el Teatro Campoamor de OviedoPágina web de Juan Jesús Rodríguez

El pasado 22 de octubre, el barítono Juan Jesús Rodríguez lanzó una bomba que impactó de lleno en la ceremonia de los Premios Ópera XXI, el equivalente de los Goya en la lírica. Le tocaba recoger el galardón al mejor cantante del año pasado, un reconocimiento unánime según el parecer de los principales teatros españoles. Pero decidió saltarse el guion. Subió al escenario del Teatro de la Zarzuela y, una vez ante la tribuna, sorprendió a todos los presentes al rechazar el homenaje.

Si él, uno de los cantantes más justamente aclamados por el público de su país en cada una de sus apariciones, apenas tiene trabajo estos días, en España, qué sería de los demás, vino a decir. En lugar de sumarse a la fiesta, Rodríguez, que la semana pasada acaba de participar como invitado en la gala conmemorativa de la Ópera de Marsella, aprovechó el momento para dar a conocer las dificultades que tienen sus compañeros a la hora de acceder a los teatros de su propia tierra.

En su órdago a los responsables de las programaciones, atribuyó esta situación a la existencia de «una auténtica mafia que maneja los hilos de las contrataciones en las principales instituciones líricas de este país», según sus propias palabras.

Una reclamación que se hizo viral a través de la publicación del video

Del resto de los premiados en la gala no se volvió a hablar más. La intervención del barítono onubense se saldó con una estruendosa ovación de los presentes, aunque ningún director de teatro le felicitó en ese momento ni le ha llamado más tarde. La denuncia, con el vídeo de su momento estelar convertido inmediatamente en viral («se ha visto en todo el mundo, me han llamado muchos compañeros de Italia para solidarizarse», cuenta), provocó un enorme revuelo en las redes sociales, que amplificaron y mayoritariamente respaldaron su desafío.

Los apoyos más numerosos le llegaron por esa vía, con nombre y apellidos, aunque otros tantos prefirieron transmitírselos a través de mensajes particulares. «Mis compañeros, los que tienen más trabajo, me dan la razón, pero luego me dicen que deben ser prudentes. Y aunque no lo comparto puedo entenderlo, tienen miedo a las represalias. Pero si no actuamos ya, al final, todos saldremos perdiendo», advierte. Esta vez el eco de la reivindicación colectiva, trasladado a las redes como gran malestar, también parece haber alcanzado hasta las administraciones, principales sostenedoras de los teatros a través del sistema público de subvenciones.

La Administración le ha prometido estudiar los detalles de su denuncia

El barítono tiene una cita el próximo martes en las oficinas Inaem (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música), organismo dependiente del Ministerio de Cultura. Su directora general, Paz Santa Cecilia, le pidió mantener un encuentro con él hace ya varias semanas. «De momento me han transmitido todo su respaldo. Vamos a ver, parece que tienen buenas intenciones», desvela. Por si acaso suena la flauta, y esta vez deciden actuar ante las denuncias que Rodríguez ya había formulado en otras ocasiones (entonces con menos repercusión que la alcanzada al rechazar el premio que le acredita como un auténtico número uno de su profesión), el artista onubense irá a la reunión amparado en toda una batería de datos.

En las últimas semanas, el cantante ha estado recabando informaciones sobre los propios teatros por medio de contratos, empresas, artistas… De esta manera espera poder pasar de las intuiciones o meras conjeturas a los hechos verificables. «Si uno repasa con calma el histórico de las contrataciones en los principales teatros españoles, durante las últimas temporadas, se puede encontrar con situaciones ciertamente anómalas: no hay causalidades, mientras muchos de mis compañeros están sin trabajo, o con actuaciones testimoniales en condiciones precarias, un muy restringido número de agencias, algunas con residencias fiscales en países como Suiza y Polonia, acaparan prácticamente los principales contratos, los más sustanciosos».

Cualquiera, ejerciendo de abogado del diablo, pensaría que esta situación puede ser hasta normal, dado que quizá esas empresas a las que ahora se dispone a señalar con cifras sean las que representen a los artistas más demandados (lo de mejores resulta siempre opinable). Pero Rodríguez se apresura a desmontar rápidamente el argumento: «Efectivamente podría darse que colocaran en un reparto a uno o dos cantantes de los más reconocidos, pero es que en ocasiones dominan elencos completos, desde el director musical hasta los papeles secundarios. Es un abuso ya conocido en el gremio, que hasta ahora solo se había limitado a reconocerlo con impotencia: incluso una de estas agencias ha sido denunciada ante los tribunales por ejercer su monopolio en Italia, mientras aquí actúa con toda normalidad», aclara.

Un barítono protagonizará las principales óperas de Verdi en España

Por si fuera preciso, el cantante sigue con los ejemplos: «En España hay barítonos reconocidos mundialmente para cantar las óperas de Verdi, algunos actuamos incluso en el Metropolitan, Covent Garden, Berlín, Scala… Pues bien, resulta que este año, en los tres teatros de referencia, se representan varias de las óperas de este compositor y no cuentan para nada con ninguno de nosotros, ¡ni siquiera les valemos para segundos o terceros repartos! Los copan todos los artistas de las empresas más beneficiadas, incluso con algún colega desconocido, sin apenas carrera», se lamenta.

Para continuar ahondando en la herida, añade otro dato revelador: «Un único barítono, de una de estas agencias extranjeras, va a protagonizar hasta cuatro importantes títulos de Verdi en los primeros teatros de ópera de nuestro país esta misma temporada, ¡y mientras tanto los españoles, como yo, que además he ganado el premio al mejor cantante concedido por esas mismas instituciones, en nuestra casa!».

Si la situación resultase ser realmente como la explica («y esto es solo una parte, hay mucho más que pienso poder ir acreditando», comenta), lo más lógico sería proponer soluciones, alternativas. Rodríguez asegura tenerlas. Ahora solo esboza varias mientras espera concretarlas todas ante las autoridades, a partir de la próxima semana. «Si existe interés real de actuar seriamente, de acabar con este estado de cosas que perjudica claramente a los artistas nacionales, las administraciones pueden y deben hacer mucho, muy pronto. Desde luego, si das dinero a un teatro, tienes que poder establecer ciertas condiciones. Habría que empezar por ahí: solo uno de estos, el Real madrileño, obtiene 20 millones de euros anuales del ministerio. El respaldo estatal en esos niveles de financiación no puede resultar gratis», afirma.

Cuotas y otras medidas para garantizar la participación española

¿Y qué tipo de medidas propondría? «Aparte de establecer condiciones de financiación que impliquen contrapartidas que ayuden eficazmente al gremio, hay que revisar ya todos los contratos futuros para que el monopolio se detenga en este preciso instante: igualdad de condiciones para todos. Es preciso establecer más audiciones justas para los artistas que empiezan, que en la toma de decisiones intervengan no solo los únicos dirigentes de los teatros: deben poder participar auténticas comisiones artísticas de expertos, que las contrataciones no se dejen en manos solo de una persona», comenta.

Una iniciativa que funciona en países como Alemania consistiría en «propiciar la formación de compañías estables en los teatros, que fomenten además la capacitación: en muchas ciudades alemanas los elencos cuentan con un número de cantantes que van ofreciendo todos los títulos, gente formada en el propio país, lo cual no impide que en algunos primeros papeles se contrate también a otros más conocidos de fuera», señala.

Rodríguez apunta fundamentalmente hacia un sistema de cuotas. «Eso resultaría imperativo en este momento, un porcentaje mínimo que al menos garantice que en cada producción se contará con una presencia importante de artistas españoles», recalca. Lo de las cuotas lleva algún tiempo coleando, pero hay quien sostiene que podría chocar con la legislación europea. Rodríguez lo tiene claro: «¿Por qué en Francia, Alemania, Italia, Inglaterra…, se apoya siempre más a los cantantes de esos países? Solo en España ocurre que, a veces, hasta para un papel secundario que podría cubrirse perfectamente con diez artistas de aquí, muchos jóvenes sin empleo, llamen a uno de fuera. Esto se debe regular de alguna manera, y como no sucede de modo natural hay que poder garantizarlo».

La falacia del libre mercado en EE.UU., con visados restringidos

¿Pero dónde queda, entonces, el libre mercado, la posibilidad de contar con los artistas supuestamente más idóneos por su calidad? «El paradigma del libre mercado sería Estados Unidos, ¿no? Pues cada vez que he actuado en el Met de Nueva York, o en la gran Ópera de Los Angeles, esos teatros han tenido que escribir una carta especial para que me concediesen la visa, porque en ese país se entiende que si hay un trabajador cualificado de allí que pueda realizar esa misma labor, hay que dárselo primero a este. Y vigilan que así sea, por eso los repartos de los teatros americanos están llenos de artistas de Estados Unidos. Todos, empezando por el principal hasta el último, en Houston, Miami, Chicago, Washington, San Francisco, Santa Fe…».

Lo que el barítono señala del otro lado del charco es una realidad. El propio Met se ha encargado siempre de promover a jóvenes cantantes de allí, a veces impulsados desde la propia institución al estrellato para que protagonicen sus principales óperas. Lo han hecho así siempre, apoyando desde la base las carreras de artistas de otras épocas como Leontyne Price, Marilyn Horne, Jerome Hines, Kathleen Battle, Leonard Warren, Sherill Milnes, Neil Schicoff, Robert Merrill, Susan Graham,Jessye Norman,…. Y hasta ahora mismo con Quinn Kelsey, Michael Fabiano, Angel Blue y Nadine Sierra, que esta temporada tiene compromisos en el Real y el Liceo.

En España, el tenor Alfredo Kraus, un auténtico coloso de la lírica mundial, falleció sin que el Teatro Real hubiera programado ni una sola ópera para él desde su reapertura. «No solo es cuestión de cuotas, en Norteamérica se sienten orgullosos de sus artistas, los valoran, protegen y promueven. Mientras aquí, que tenemos una cantera con algunos de los mejores artistas del mundo, ocurre todo lo contrario. En lugar de mimarnos, en ocasiones se nos veta, como me está sucediendo a mí en varios de los principales teatros», concluye.

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