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César Wonenburger
Música clásicaCésar Wonenburger

El tenor español que canta ‘Aida’ en el Met dedica su triunfo a sus colegas «con menos suerte»

El tenor asturiano Alejandro Roy hace historia al interpretar, el pasado sábado, el protagonista masculino de la célebre ópera de Verdi en el Met de Nueva York, una meca para los cantantes

Actualizada 18:30

El tenor Alejandro Roy en su camerino del Met, poco antes de cantar 'Aida'

El tenor Alejandro Roy en su camerino del Met, poco antes de cantar 'Aida'

Alejandro Roy se consolida, poco a poco, como ese tenor español al que en su propia tierra desprecian los grandes teatros, mientras el Metropolitan de Nueva York lo requiere, en ocasiones, para afrontar esos grandes desafíos solo al alcance de unos pocos privilegiados.

Si antes de la pandemia ya había cantado en la meca norteamericana de la lírica el tremendo rol de Calaf, protagonista masculino de Turandot, el pasado sábado ha vuelto a hacer historia al unir su nombre a los de Plácido Domingo y Jorge de León, los otros recientes tenores españoles que han podido interpretar Aida, la popular ópera de Giuseppe Verdi, sobre el escenario del Met.

Todavía emocionado por lo que significa compartir historia, además, con legendarias voces del pasado como Carlo Bergonzi o Franco Corelli (que también aparecieron en este mismo título en Nueva York), el gijonés Roy ha tenido ahora el detalle de dedicarle su última actuación «a todos esos magníficos cantantes españoles que en su país no reciben las oportunidades que se merecen».

El caso de Alejandro Roy resulta paradigmático de lo que otros cantantes vienen denunciando últimamente. No cuenta para el Teatro Real madrileño; el Liceo barcelonés apenas se ha acordado de él para una sustitución durante la temporada pasada, ni tampoco pisa Les Arts en Valencia.

En cambio, el verano pasado cantó Tosca en Torre del Lago, en una nueva producción de Pier Luigi Pizzi como parte del Festival Puccini, durante las celebraciones que conmemoraron el primer centenario de la desaparición del compositor italiano, uno de los pilares del repertorio lírico internacional.

Y el pasado fin de semana, a Roy le ha llegado esta nueva oportunidad para cantar Aida en el Met, que se ha saldado «con magníficos resultados», según comenta él mismo desde el camerino, con la adrenalina aún a tope, justo al término de la representación. «El público ha respondido muy bien y el teatro, que ha grabado la función, me ha transmitido su entera satisfacción con mi trabajo», comenta.

A pesar del triunfo, un leve poso de amargura enturbia su merecida celebración. Pese a los éxitos recientes cosechados con Pagliacci, en Francia, o de nuevo «Turandot», que ha cantado en numerosas ocasiones en el Teatro Nacional de Praga, las llamadas de los principales coliseos españoles se le resisten.

Aunque al menos un italiano, Paolo Pinamonti, acaba de acordarse de él para el certamen que ahora dirige, el Festival Internacional de Música de Granada, donde Roy volverá a cantar el próximo verano uno de sus caballos de batalla, el protagonista de I Pagliacci, donde coincidirá con otro ausente de las grandes citas españolas, su buen colega el barítono Juan Jesús Rodríguez.

Para Roy, que también ha conocido el éxito en la Arena de Verona o en el histórico San Carlo de Nápoles, «lo de no ser profeta en tierra propia existe, pero hay más cosas detrás». Y señala sin reparos: «Creo que se trata de una cuestión de agencias, que es lo que impera en los grandes teatros: o te encuentras en la casilla adecuada o tienes problemas para trabajar en tu propio país. Sin apuntar personalmente hacia nadie, la realidad que todos conocemos perfectamente es esa», sostiene.

Por ello Roy, un veterano de la escena lírica que se conserva en magnífica forma, no solo vocal (en su casi adolescencia llegó a concursar en Gente Joven de TVE, el antecedente de Operación Triunfo), se olvida por un momento de su propio triunfo neoyorquino y desea hacer extensivo este importante reconocimiento profesional «a esos otros colegas que no tienen tanta suerte».

«En España hay un talento inmenso, tenemos cantantes maravillosos de nivel internacional; solo falta que los teatros, como ahora ocurre con el Metropolitan de Nueva York, crean en ellos y se les reconozca como es debido», reclama.

En su caso particular, y teniendo en cuenta que, en su repertorio, el de tenor dramático, se cuentan con el dedo de una mano y sobran los realmente capacitados, lo suyo parece, más que una tremenda injusticia, una inexcusable torpeza.

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