Cinco canciones inolvidables de José Luis Perales, la inesperada estrella que surgió de Cuenca
El cantante y compositor cumple 80 años este sábado, el mismo número de la década que le vio alcanzar el éxito como el intérprete que en un principio se resistió a ser
Más que de un cantante de enorme éxito, Perales es un nombre de película de los 60, una en la que saliera «Saza» o Manolo Gómez Bur. Perales le hubiera ido bien a cualquiera de los dos. Es también un nombre de compañero de mili. Ese que se recuerda con el paso del tiempo: ¿Te acuerdas de Perales? En la mili o en el colegio. Perales, como para no acordarse.
Pero Perales, quien lo hubiera podido decir, fue, es, un cantante de éxito. Y no lo parecía. Siempre pareció un profesor de EGB que sufrió mucho. Un romántico íntimo sin posibilidad de serlo por fuera. Un profesor de EGB que logró abrirse camino como compositor e intérprete no se sabe cómo, que es como no se saben las mejores cosas. No se sabe por qué Lola Flores era tan grande, pero se sabía.
De Perales, José Luis, por si no podía haber, además, otro nombre de pila más adecuado a un personaje interpretado por «Saza» o Manolo Gómez Bur, o a un profesor de EGB que logró salir volando del aula con sus poemas como una Mary Poppins de Cuenca, lo hemos oído todo. Porque estaba por todas partes. Hubo un tiempo en que estaba siempre en la televisión, en el tocadiscos o en el aire.
Y le veías con su cara de circunstancias, de pena, como si se hubiera caído de un libro de Thomas Hardy y estuviera harto de vivir en su isla inglesa con ese tiempo horrible. Pero igual que no parecía ser una estrella autora de enormes éxitos propios y ajenos, tampoco parecía ser feliz y debe de serlo, puede que incluso más que lo fue nunca, sin tener que separarse de su mujer y de su familia por las giras y los compromisos.
Aún da conciertos, porque él quiere y cuando quiere, ante decenas de miles de espectadores entregados. 30 álbumes de estudio y cientos de canciones para otros. Parecía, siempre parecía, que Perales lo que quería era retirarse a su casa tranquilo, lejos de los focos para ponerse de una vez a corregir los exámenes pendientes. Pero solo lo parecía. Es muy posible que esté en su casa tranquilo y más de uno todavía se pregunte: ¿Y cómo es él?