España se enfrenta a una maldición de 40 años: nunca ganó a un anfitrión

Se suele decir que las estadísticas están para romperlas. Esta es una frase muy repetida cuando se suele hablar de esos partidos en los que parece imposible ganar. Hay veces que esta afirmación se cumple y otras no tanto por lo imprevisible e inesperado que es el fútbol.

La selección española ha ganado a lo largo de su historia un total de tres Eurocopas (1964, 2008 y 2012) y un Mundial. Ya quisieran muchas selecciones conseguir estos títulos. Sin embargo, hay una estadística que le persigue a España siempre que juega torneos importantes, ya sean Mundiales o Eurocopas. Y ese dato está relacionado con los partidos que juega la selección contra los equipos anfitriones. A continuación se hará un repaso de dichos partidos.

En los últimos 40 años, España se ha enfrentado a seis selecciones anfitrionas en grandes torneos y nunca han conseguido la victoria. El primer partido data del 1984, año en el que la selección española llegó a la Eurocopa de Francia y perdió la final contra el equipo galo por 2-0 gracias a los goles de Michel Platini en el minuto 57 y de Bruno Bellone en el minuto 90.

Cuatro años después, en la Eurocopa de Alemania de 1988, la historia se volvió a repetir y la España del insigne Miguel Muñoz cayó eliminada frente a la República Federal de Alemania entrenada por Franz Beckenbauer. Dicho partido, acabó con triunfo alemán gracias a un doblete del mítico Rudi Völler.

En la Eurocopa de 1996 disputada en Inglaterra, España volvió a caer en la misma trampa y se despidió en los cuartos de final del torneo después de una tanda de penaltis en la que la selección inglesa por 4-2 y Paul Gascoigne anotó el gol que le dio el pase a las semifinales. Tercera vez que España caía ante la anfitriona en doce años.

El 22 de junio de 2002 nunca se le olvidará a la selección española y mucho menos a sus aficionados. Ese día, España se enfrentó a la anfitriona Corea del Sur en el Mundial que disputaron entre el país asiático y Japón y acabó cayendo (una vez más) en la tanda de penaltis. Pero lo alarmante no fue la eliminación, que también. El protagonista de ese partido fue Al-Ghandour.

El árbitro egipcio indignó a los futbolistas españoles e invalidó un gol de Fernando Morientes al considerar que el centro de Joaquín Sánchez había traspasado la línea de fondo. Para la posteridad quedará esa imagen en la que Fernando Hierro le recriminó esa acción al trencilla. Años después, el colegiado nacido en El Cairo reconoció que ese partido había sido uno de los mejores de su carrera. El chiste se cuenta solo.

728 días después de ese escándalo arbitral en el Mundial de Corea y Japón, España volvió a caer contra Portugal, la selección anfitriona de la Eurocopa de 2004 que se disputó en el país luso. Ese 20 de junio, la selección española de Iñaki Sáez acabó perdiendo contra Portugal en la fase de grupos por un gol de Nuno Gomes y esa derrota supuso el adiós de España antes de la ronda de eliminatorias.

El último caso de esta maldición data del 1 de julio de 2018. España venía de clasificarse in extremis en una fase de grupos en la que jugó contra Portugal, Irán y Marruecos y en octavos de final se enfrentó a Rusia en el estadio de Luzhniki y volvió a perder en la tanda de penaltis. Ese partido estuvo marcado por una mano de Gerard Piqué que supuso el posterior empate de Artem Dzyuba. Para muchos, fue considerado como un penalti tonto, pero a raíz de ese empate Rusia se vino arriba y acabó eliminando a la España de Fernando Hierro.

Una nueva oportunidad ante Alemania

Seis años después de esa dolorosa eliminación ante Rusia en los octavos de final de dicho Mundial, España vuelve a tener una nueva oportunidad para romper el maleficio del anfitrión. En esta ocasión, en la Eurocopa de 2024, la selección de Luis de la Fuente se mide en cuartos de final al equipo anfitrión, la Alemania de Julian Nagelsmann este viernes 5 de julio a las 18:00 en Stuttgart.

Será, sin duda, un partido con un alto grado de dificultad. Lo bueno es que España está bordando el fútbol y hay motivos para confiar. En cuatro partidos disputados, el equipo de Luis de la Fuente ha anotado nueve goles y tan solo ha encajado uno. Son cifras para estar esperanzado.

Si la selección nacional consigue mandar para casa a los alemanes se pondrá fin a una mala racha que empezó en un 1984 que ya queda muy lejos. En este caso, a la séptima iría la vencida y dicho triunfo sabría de maravilla. El balance general de este maleficio se traduce en dos derrotas en Mundiales y cuatro en Eurocopas.