Luis de la Fuente da instrucciones a Nico Williams

Luis de la Fuente da instrucciones a Nico WilliamsEFE

16 años, muchas similitudes y alguna diferencia: así han cambiado España y Alemania desde la final de Viena

El 29 de junio de 2008, Fernando Torres picó la pelota por encima del cuerpo de Jens Lehmann para devolver a España a la cima del fútbol europeo e iniciar uno de los ciclos más ganadores que ha conocido el fútbol de selecciones. Desde entonces, ambos países han conocido la gloria mundial, se han citado en dos ocasiones en encuentros de la Copa del Mundo y han conocido la cruel sensación del fin de un ciclo ganador. Pero no se habían vuelto a encontrar en una Eurocopa.

Hasta ahora. Este viernes, en Stuttgart, germanos y españoles lucharán por un puesto en las semifinales del torneo que organizan los primeros. La prensa alemana hablaba de final anticipada, y con razón, pues, sacando de la ecuación a una Suiza que está maravillando y sorprendiendo con su fútbol, se trata de las dos selecciones que mejor juego han desplegado en lo que llevamos de competición. Más regular España, más contundente Alemania, que golpeó sin piedad a Escocia en el partido inaugural.

En realidad, los últimos 20 años de ambos países, en términos futbolísticos, van de la mano. Como si el hilo rojo del destino les hubiera unido. Han sido ciclos, de auge, esplendor, caída y resurgimiento, casi idénticos, tan solo con una pequeña diferencia en los años para que coincidieran en forma pero no en tiempo. Ahora sí van de la mano, y en el encuentro del próximo viernes habrá tantas cosas en juego como solo cabe imaginar en torneos que se celebran una vez cada cuatro años.

Los ideólogos y la raíz

Para entender los procesos de ambas selecciones, cabe viajar en el tiempo casi dos décadas atrás, precisamente la última vez que Alemania organizó un torneo de esta magnitud. El Mundial 2006. Y allí, los técnicos de ambos países, Luis Aragonés y Jürgen Klinsmann respectivamente, iban a iniciar un proceso, cultural y contracultural, para devolver a sus países a los días de gloria.

Aragonés se entregó al talento emergente, a esa maravillosa e irrepetible camada de centrocampistas, para crear un equipo campeón. 2006 fue una primera prueba, todavía primeriza e inocente, pero necesaria para 2008. Desbloqueo y éxtasis total.

La celebración de la Eurocopa dejó escenas como la del abrazo entre Luis Aragonés y Manolo Escobar

Luis Aragonés inició el ciclo ganador de EspañaGTRES

La historia germana encierra un patrón similar. Sabiendo que iban a organizar esa cita en 2006, el desastre de la Eurocopa de 2004, eliminados en grupos, abrió todas las alarmas. Klinsmann, seleccionador, decidió que el fútbol alemán se había estancado, nostálgico y melancólico de la figura del líbero y la presencia de Franz Beckenbauer. Rompió con lo establecido y creó una Alemania nueva: menos aguerrida y dura, más técnica y creativa. Se quedaron en la prórroga ante Italia en 2006 y en la final contra España en 2008, pero estaban en el camino correcto.

Desbloqueo y triunfo

Hay cierta crueldad, caprichos del destino, en que ninguno de los técnicos anteriormente mencionados fueran los protagonistas de los grandes triunfos de la selección, aunque Aragonés sí estuvo en esa Eurocopa de Austria y Suiza. Ambos fueron reemplazados por opciones continuistas con el cambio, adaptados a estos nuevos tiempos. Y ambos iban a triunfar.

Con Vicente del Bosque, España venció el Mundial de Sudáfrica en 2010 y la Eurocopa de 2012, creando un ciclo inolvidable y difícilmente replicable (esa es la tarea de Leo Messi y Argentina en estos días que corren).

Joachim Low, en Alemania, se quedó a las puertas en muchas ocasiones, con el éxito pareciéndole esquivo. Semifinales en 2010, 2012 y 2016... pero victoria en el Mundial de 2014, con un partido para la historia ante Brasil, el 7-1, precisamente en semifinales. El guion no puede estar escrito mejor.

La dura caída

A todo ciclo ganador le augura una dura caída. Es ley de vida y consecuencia del orgullo y la dificultad del ser humano para reconocer, justo cuando está en la cima, que el éxito es efímero y no dura para siempre. España y Alemania no han escapado a esto y ambas han encadenado largos años de letargo y malos resultados.

Fase de grupos en 2014, octavos en 2016 y 2018, España pareció despertar con las semifinales de 2021 pero se volvió a estrellar en los octavos de Qatar. Muchos años, más de una década, llevaba España sin vivir un torneo con la emoción que se está viviendo el actual.

En Alemania el panorama es similar. Fase de grupos en 2018 y 2022, octavos de final en 2021. La peor racha histórica del país. Pero una que ahora, de nuevo en Alemania, pretenden dar carpetazo para recuperar la gloria perdida.

Volver a reiniciar el círculo

Son enormes las semejanzas entre estas España y Alemania con sus semejantes de hace 16 años. Como si fuese un círculo que ha vuelto a empezar. No tanto desde una versión puramente futbolística, que el juego ha evolucionado a pasos agigantados en estos años, como sí desde un prisma ideológico.

Luis de la Fuente, como antes Aragonés, ha buscado recuperar la armonía colectiva en base a potenciar los talentos individuales. Si hace 16 años quiso entregarle la selección a Xavi Hernández, Andrés Iniesta y compañía, ahora De la Fuente ha hecho lo mismo con sus dos extremos, precoces y aniquiladores, que son Lamine Yamal y Nico Williams.

Lamine Yamal fue uno de los mejores jugadores de España frente a Georgia

Lamine Yamal es el símbolo de esta nueva EspañaAFP

Alemania, de nuevo en una etapa de crisis y ante la perspectiva de organizar un gran torneo, ha mirado en las raíces de su fútbol actual para encontrar una respuesta. Y parecen haberla hallado en Julian Nagelsmann, joven técnico, esnobista y calculador, que, al igual que Klinsmann, con la sombra gigante de Ralf Rangnick detrás, el padre ideólogico de todos los grandes entrenadores alemanes de los últimos años, ha cambiado hasta las raíces la forma de jugar de Alemania, apostando por la modernidad.

Si Klinsmann y Low destruyeron la figura del líbero para que emergiera el talento asociativo, de Özil a Kroos, Nagelsmann está apostando por las dos grandes corrientes del fútbol actual, que reconectan con el del pasado, y que están encontrando en esa zona del Danubio, la arteria de Europa, un lugar donde florecer. A saber: meter mucha gente por delante del balón, ofreciendo constantes líneas de pases, y concentrar el juego de manera descarada en una zona del campo, juntando a mucha gente en pocos metros.

La historia es cíclica. Hay dos grandes tendencias históricas. Una era de Spengler, que decía que la historia es un movimiento circular, que volvemos al mismo sitio, se va repitiendo. Y Toynbee decía que es una situación de sube y baja, pero siempre igual. Sea como fuere, Alemania y España, después de compartir camino, vuelven al punto de inicio. De Viena a Stuttgart, de Torres al próximo héroe.

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