Por qué ir con Marruecos ayuda más a España en la lucha por albergar el Mundial de fútbol 2030
La candidatura ibérica con Portugal tiene un nuevo invitado y esto supone un importante cambio en el proyecto que a priori es positivo
España (y Portugal) abrazan a Marruecos y la candidatura Ibérica para albergar el Mundial de fútbol 2030 ya no es tan exclusivamente ibérica. Mohamed VI, rey del país africano, anunció por su cuenta, sin esperar a ningún tipo de oficialidad, que Marruecos se unía a la candidatura impulsada por los dos países europeos.
Esto supone una importante novedad en el camino de este proyecto que va dando tumbos. Primero iba a ser exclusivo de España y Portugal. Después se añadió a Ucrania, al que se metió en la candidatura a modo simbólico por la invasión rusa. Meses después se deslizó la idea de que con Ucrania no porque el presidente de su Federación de Fútbol está implicado en un caso de corrupción. Lejos de volver a la idea inicial de dos países España y Portugal trabajaron con Marruecos para hacer esta opción totalmente novedosa: sería la primera vez que un Mundial se disputa en dos continentes diferentes.
Estos cambios no benefician a la candidatura, ya que no da seguridad de que se quiere, con que se cuenta y cuál es la verdadera cara de un proyecto que partía con ventaja al inicio del largo proceso, pero que ahora está muy amenazada por la candidatura de Sudamérica formada por Uruguay, Argentina, Paraguay, y Chile. Además de esta había otra rival a España: la de Marruecos en solitario.
El país africano lleva muchos años buscando ser anfitrión de un Mundial. Lo ha peleado de todas formas, en varias ediciones y nunca lo ha conseguido. Para 2030 también lo iba a intentar, pero sabedores de que lo tenían también muy difícil han visto que uniéndose a su vecina España y su casi vecina Portugal tiene más opciones de que encuentros de un Mundial se jueguen en su territorio.
A pesar de todos los vaivenes, que Marruecos se integre en la candidatura ibérica es una buena noticia en la teoría. La práctica ya es otra cosa en un mundo tan opaco y con otras tantas voluntades (recuerden cómo consiguió Qatar el Mundial 2022) que van más allá de la lógica. Existen varias razones que hacen que ahora este proyecto en el que está España tenga más opciones.
Por qué con Marruecos es mejor
La primera es la más importante y la más estratégica. La FIFA –que es quien elegirá la sede– se divide por confederaciones. Son seis: la AFC (Asia), la CAF (África), la Concacaf (Norteamérica, Centroamérica y el Caribe), la CONMEBOL (Iberoamérica), la OFC (Oceanía) y la UEFA (Europa). Para la elección de sede cada país dentro de la FIFA –son 211– tiene un voto, pero normalmente van siempre en bloque por confederaciones.
La candidatura de España y Portugal tenían seguro los votos de la UEFA (su confederación) pero por ahora no había nada más. Ahora al contar con Marruecos también contará con los de la CAF (toda África). Y además se podrá llevar buenos votos de parte de Asia, de todos los países árabes que querrán que un Mundial vuelva a jugarse en su zona cultural. Son votos a priori más a favor de la candidatura y además unir a Europa y África en la misma opción provoca que el voto se unifique.
Otra razón es que tal y como ha establecido la FIFA el nuevo formato del Mundial (que se estrena en 2026) obliga a tener más estadios disponibles y más ciudades listas para albergar partidos (y sedes de entrenamientos y concentración). Tal y como se ha dibujado los próximos Mundiales con 48 equipos (16 más que hasta ahora) y un total de 104 partidos (40 más que ahora) se necesitaba una tercera sede. Con Portugal y España no daba para todo.
Bien es verdad que antes estaba Ucrania, pero era más una inclusión simbólica. La distancia entre los países ibéricos y el ucraniano tampoco ayudaba. En cambio Marruecos está al lado, dispone de varias ciudades y estadios que pueden albergar partidos de un Mundial y los viajes son cómodos.
Entre Rabat y Lisboa, por ejemplo, es un viaje normal dentro de lo que ha ocurrido otros Mundiales (el de Rusia, el de Brasil...). Si se diera el caso de que una selección tuviera que jugar en Casablanca y cuatro días después en Barcelona estaría viajando en una distancia normal en cualquier cita de este tipo. Marruecos además cuenta con muy buen cartel en la FIFA: les acaba de dar la sede del último Mundial de Clubes cuando apenas había países que lo querían albergar. Y Marruecos les salvó esa papeleta.
El peligro del gran rival
Son además países con buenas relaciones políticas (y más ahora España con Marruecos), con una perfecta conexión aérea, con intereses comunes (más allá de las evidentes diferencias geográficas) y en ese caso no supone ningún hándicap. Otra cosa es que los votantes en la FIFA consideren que hacer un Mundial en Europa y África es muy chocante y que se vayan más por el lado sentimental, ese en el que se basa la candidatura sudamericana, que defiende que allí fue donde nació el Mundial en 1930 y a donde tiene que volver 100 años después.