El éxito de la España de Luis de la Fuente: la mezcla entre veteranía y juventud

Primero fue Luis Enrique. Ahora es Luis de la Fuente. Y los dos seleccionadores tenían una misma misión: dotar a la Selección Española de un cambio generacional. Pero ese cambio hay que hacerlo con cabeza y sangre fría para mantener ese nivel competitivo y no cometer errores que puedan perjudicar al grupo. Y este cambio implica dos cosas: optar por jugadores jóvenes y mantener a esos jugadores veteranos que puedan aportar ese liderazgo dentro y fuera del vestuario.

Luis Enrique se caracterizaba por apostar por jugadores que no estaban jugando absolutamente nada con sus equipos y en convocar a muchos jugadores del Barcelona. En el caso de los jugadores suplentes estaban los casos de Ferran Torres, Eric García, Jordi Alba, Pablo Sarabia, Hugo Guillamón. Y en el caso de jugadores del conjunto azulgrana había que sumar a Gavi, Pedri, Alejandro Balde... En definitiva, decisiones que nadie llegaba a entender bien.

Esas malas decisiones del técnico asturiano provocaron la eliminación de la Selección en octavos ante Marruecos. Y muchos se llegaron a preguntar qué hubiera pasado si Luis Enrique hubiera llevado a esos jugadores que el aficionado español consideraba determinantes.

Pero fue llegar Luis de la Fuente y el criterio cambió radicalmente. El riojano tiene otro estilo de juego y para llevarlo a cabo tiene que convocar a esos jugadores que él considera convenientes. En su primera convocatoria presentó varias novedades, excluyó a algunos de los fijos de Luis Enrique, como Ferran, Pau Torres, Eric García y decidió dejar fuera de la Selección a Sergio Ramos. Además, De la Fuente tuvo afrontar la retirada del combinado nacional de Sergio Busquets, lo que trastocó ligeramente sus planes.

Luis de la Fuente, el hombre tranquilo, cuenta con mucha experiencia dentro de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, ha visto crecer a las grandes promesas del fútbol nacional y ha sabido encontrar ese equilibrio, esa mezcla entre juventud y veteranía.

En su primera convocatoria, el harense convocó a veteranos como Nacho, Íñigo Martínez y Carvajal, optó por jugadores jóvenes como Zubimendi, Bryan Gil, Nico Williams, Balde y premió a Joselu, David García, Ceballos o Iago Aspas. Los más críticos querían algo más, pero las diferencias respecto a Luis Enrique eran notables.

En la Selección Española, por norma general, siempre van a ir convocados los mejores jugadores y Luis de la Fuente es un hombre que sabe de fútbol y que tiene un criterio diferente. En sus onces iniciales predominan jugadores jóvenes, pero también futbolistas experimentados. El mejor ejemplo se pudo ver en la semifinal de la Nations League frente a Italia.

Si uno repasa el once titular podrá ver que predominan muchos jugadores jóvenes, pero en los dos laterales hubo dos veteranos como Jesús Navas (37) y Jordi Alba (34), que entre los dos suman 71 años. Pero las cosas como son. Navas jugó mucho mejor que Alba.

Croacia: una selección dura de roer

Una vez superado el escollo transalpino, la Selección Española se ha impuesto a Croacia en los penaltis y ha ganado la Nations League. O lo que es lo mismo. España vuelve a ganar un título 11 años después. El equipo de Zlatko Dalic sigue un patrón parecido al de De la Fuente. Combina veteranía con juventud.

«Será un duelo muy igualado. Cada uno tiene sus características positivas. Si estamos aquí es porque hoy somos los dos mejores equipos de Europa. Vamos a intentar explotar nuestros argumentos. Cuando alguno tiene un defecto hay que intentar hacerlo en virtud», comentó Luis de la Fuente en la rueda de prensa previa a la final.

Como mejor ejemplo de futbolista veterano está el incombustible Luka Modric, el centrocampista que nunca se cansa y que juega absolutamente todo. El de Zadar es un futbolista trascendental con el Real Madrid y es todo un ídolo en el país con capital en Zagreb.

Rodri Hernández quiso alabar el buen rendimiento del centro del campo croata y dejar claro cómo frenarlos: «Se compenetran bien y tienen mucha calidad. Son anárquicos, atípicos. Se desordenan, sorprenden y te lleva a perder el sitio. Hay que saber hacia qué zonas caen para tapar los huecos»