Carlo Ancelotti dirá «sí» a una oferta de renovación del Real Madrid
El italiano valora que no hay puesto más importante en el mundo que entrenar al conjunto blanco y seguirá si la entidad se lo propone
El club está contento con su gestión del cambio que requiere el equipo, dando el protagonismo a jóvenes como Camavinga, Valverde, Tchouaméni, Vinicius y Rodrygo
La intrahistoria de la segunda etapa de Ancelotti en el Real Madrid tiene datos que se refuerzan en la campaña actual. El último curso de Zidane fue problemático. El francés frenaba la progresión de Vinicius con un estilo de juego que no explotaba la velocidad de brasileño. Al contrario, se primaba la subida al ataque de Mendy mientras Vini se quedaba sin penetrar hacia el ataque.
La situación se complicó con la suplencia de Valverde tras haber conseguido la titularidad por decisión del propio Zizou. La dirección deportiva madridista no encontraba explicación a lo que sucedía. Se necesitaba un cambio hacia la potencia y la velocidad de los jóvenes talentos fichados para ello y el ganador de tres Champions desde el banquillo taponaba esa evolución.
Al final de la campaña Zinedine rechazó continuar al frente de la plantilla. Florentino Pérez se dispuso a encontrar un nuevo responsable del equipo. Fue entonces cuando apareció Ancelotti. El italiano se ofreció a retornar. No era el primero de la lista. En esos momentos dirigía al Everton. Su llamada hizo reflexionar a la cúpula madridista.
El presidente madridista analizó con José Ángel Sánchez y la dirección deportiva la conveniencia de recuperar a Carlo. Los puntos a favor estaban claros: experiencia, sabiduría de gestión de egos, control de la plantilla, comedido en sus declaraciones, elegante en su comportamiento ante los medios y una capacidad técnica indudable.
El examen fundamental en el fuero interno del club era si Carletto funcionaría como hombre del cambio de un once mítico hacia un esquema basado en la potencia física que exige el fútbol actual.
Cambiar o nada
El Real Madrid habló con Ancelotti y se mostró claro con él. Tenía todos elementos para llevar al equipo, pero debía realizar la revolución necesaria para reeditar los éxitos de la pasada década. Había que acometer el cambio del centro del campo clásico, con Modric, Casemiro y Kroos, para dar entrada a Valverde y Camavinga. Militao y Alaba tomaban los testigos de Sergio Ramos y Varane. Y Benzema cogía la responsabilidad de Cristiano mientras Rodrygo llamaba a la puerta de la delantera.
El primer paso adelante del cambio salió perfecto. Ancelotti fue campeón de Liga y se adjudicó su segunda Champions con el Real Madrid. Pero la remodelación debía continuar.
Decisiones dolorosas
La primacía de la potencia física en el fútbol crecía paulatinamente y Ancelotti tenía que dar otra vuelta de tuerca. Tomar decisiones duras, difíciles. El club madrileño había contratado a Tchouaméni y el proyecto de la dirección deportiva era que el nuevo fichaje y Camavinga fueran los motores del centro del campo. Casemiro se había marchado al United y la renovación dejaba hueco.
Pero la planificación exigía más. Carlo debía elegir entre Kroos y Modric en su esquema, rotarlos, pero no alinearlos juntos porque la necesidad de fuerza suprema que requiere conquistar la Champions obligaba a contar con Valverde, Camavinga y Tchouaméni en el once de los grandes partidos.
Un cambio lento
El cambio se ejecutó a medias. Tchouaméni comenzó como titular, pero tras el Mundial de Qatar perdió la titularidad y Kroos y Modric compartieron muchos onces. La colocación de Camavinga como lateral izquierdo dejaba sitio a esa tendencia clásica del italiano de alinear a los veteranos.
Estamos en la tercera temporada consecutiva de Carlo y la entidad le pidió en la planificación previa que esta vez, ya sí, la revolución habría de ser total. Benzema, Hazard, Asensio y Mariano se iban. Las adquisiciones de Bellingham, Brahim, Joselu, Fran García y Güler significaban una remodelación casi total, definitiva. Había que llevarla a cabo.
El entrenador ha protagonizado desde el banquillo el cambio exigido por la cúpula. Tchouaméni, Camavinga y Rodrygo eran titulares hasta que las lesiones le han dejado sin los dos franceses. Kroos y Modric no compartían once hasta que las lesiones lo han forzado, como sucedió en Cádiz. Ancelotti está realizando con precisión telemática el trabajo que la dirección deportiva quería.
Por decirlo de una manera coloquial, Carlo se ha «modernizado». Incluso ya hace las cinco sustituciones que la reglamentación permite. Durante los últimos años hemos visto como tanto Zidane como Carletto no gastaban esos cinco relevos. Tenían en mente el concepto antiguo del fútbol y no aprovechaban la opción de renovar medio esquema, una posibilidad magnífica en este balompié regido por la potencia física. Hoy, el italiano sí explota bien este capítulo. E inyecta «energía», como dice él, en los segundos tiempos.
Es el técnico idóneo
En esta tesitura, Ancelotti se ha labrado el reconocimiento como el preparador ideal del Real Madrid. La revolución total programada desde arriba no solo está en marcha bajo su mando sino que continuará con la llegada de Endrick y de los siguientes fichajes.
Si las cosas no se tuercen por la desgracia de nuevos lesionados graves o por circunstancias inesperadas, Carlo se está ganando la continuidad. La renovación.
Llevamos mucho tiempo escuchando que el italiano se irá en el verano a dirigir a la selección brasileña. Y podemos asegurar que las prioridades de Ancelotti están muy claras. Renovará por la casa blanca si la entidad se lo ofrece.
La posición del italiano es tajante: no hay nada más importante que entrenar al Real Madrid. Mourinho lo dijo con estas mismas palabras hace unas fechas. Una vez que trabajas en el club madrileño no hay nada que lo supere. Si recibes la oferta de renovación la decisión es incontestable. Ahora falta que la propuesta se haga realidad.