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Carlo Ancelotti, durante un entrenamiento de esta temporada

Carlo Ancelotti, durante un entrenamiento de esta temporadaGTRES

Ancelotti, el brujo campestre que convierte a los ególatras en futbolistas de un sistema

  • El italiano ha sido capaz de transformar a delanteros estelares como Cristiano, Benzema, Vinicius, Bale y Mbappé en jugadores que se encajan en su esquema ofensivo, aparcando el individualismo

  • Del Real Madrid no se va nadie

Davide Ancelotti le pide a su padre que haga los cambios antes y a Carlo le cuesta, pero paulatinamente hace caso a su hijo. La temporada pasada, Davide le solicitaba una sustitución a la hora de juego de un partido en el Bernabéu y ese futbolista siguió en el césped y marcó gol en el minuto setenta. Carletto se volvió y le dijo a Davide algunos comentarios con sarcasmo. Es un duelo de esgrima en el que los dos compiten en el mismo bando. Un combate dialéctico entre dos entrenadores que buscan el éxito conjunto. Un intercambio de pareceres enriquecedor para el devenir del Real Madrid.

Carlo Ancelotti triunfa de nuevo en el mejor equipo del mundo cuando nadie se lo imaginaba hace un lustro. Sus andanzas en el Nápoles y en el Everton, tras dirigir a los grandes de las cinco grandes ligas, se antojaba un desarrollo profesional más modesto después de tantos títulos en los transatlánticos del continente. Pero su contacto con la casa blanca en la dimisión de Zidane, hace un trienio, revolucionó otra vez el devenir de la institución más laureada del planeta y la carrera de este italiano del campo, de Reggiolo, tierra de campo y animales, donde sus padres se afanaban por obtener buenas cosechas porque dependían de ello y, si no había rédito, no comían.

De eso sabemos mucho en España. En el campo no hay galacticos, hay vacas, y todo se ve con los pies al ras de la tierra cultivada.

De ahí viene Carletto, del campo. Y su sabiduría campestre la ha aplicado al fútbol inyectando la brujería de la hoz y el rastrillo de arar en los mejores jugadores del planeta para hacerlos rendir en un esquema de fútbol total. Sí, porque cuando nadie creía ya en Ancelotti, al que consideraban un técnico anticuado, nos hemos encontrado con un preparador que impone el fútbol total en un esquema de coordinación entre la defensa, el centro del campo y el ataque.

Este es el éxito de Carlo. Ayudado por Davide, que obtuvo el crédito de segundo entrenador desde que ambos ficharon por el Bayern hace casi una década, Ancelotti ha demostrado ser un allenatore moderno que consigue que sus equipos se muevan como un barco, todos a la vez, en un esquema conjuntado que no deja huecos y que solo permite el individualismo en los últimos veinte metros, camino de la portería rival.

La mayoría de las veces logra aplicar esta idea y cuando no sale advierte a sus pupilos que lo están haciendo mal, como sucedió en Mallorca, con las líneas muy separadas, o en el primer tiempo frente al Valladolid, con juego demasiado lento para romper una muralla. Sabe mucho, demasiado, este tipo campechano que sube la ceja de la misma manera que baja las estrellitas a pies de tierra.

Las figuras se atienen al proyecto

Esa es la victoria de Carletto, imponer el fútbol coordinado en un club con figuras como Cristiano, Benzema, Bale, Bellingham, Mbappé y Vinicius.

El italiano no ha hecho nada más, y nada menos, que redundar en los pasos que ya marcó Di Stéfano hace tres cuartos de siglo. El inolvidable 'Alfredo' fue el primer astro que dibujó en el campo el denominado ahora 'fútbol total'. La Saeta Rubia era un delantero centro que bajaba a coger el balón en el centro del campo, fabricaba la jugada y la remataba él mismo. Echaba broncas para hacer sacrificarse a todo el mundo porque él era el que más corría. Y él trabajaba para el equipo, para ganar, no para su lucimiento. Su lema consta en las escaleras del Bernabéu que descienden desde el vestuario al césped: mejor todos juntos que uno solo.

Carlo Ancelotti da órdenes desde el área técnica del estadio de Son Moix

Carlo Ancelotti, en una imagen de esta campañaAFP

Carlo hace lo mismo. Piensa lo mismo. Y plasma lo mismo en sus estrategias. Inculcó a Cristiano, a Benzema, a Bale y ahora a Bellingham, Mbappé y Vinicius que deben de jugar para el bien general del equipo si quieren ganar títulos. A los jóvenes como Vinicius y Rodrygo les espetó desde el primer día que es muy bonito brillar individualmente, pero eso lo han hecho muchos futbolistas y no ganaron los grandes trofeos. El triunfo de los mejores equipos del mundo, y el número uno es el Real Madrid, se basa en convencer a los astros del balón para que su brillantez se inyecte en el juego del conjunto y así ganan todos.

Ser el mejor entrenador de la historia

Carlo ha sido un mago y un brujo al conseguir todo esto. Llegó al Real Madrid hace once años y ganó una Copa de Europa. Regresó a 'casa' hace un trienio y volvió a ganar la Champions. El remate de este trabajo de labrador impuesto en una plantilla es que acaba de levantar su tercera Liga de Campeones camino de erigirse en el mejor entrenador de la extensa historia del club del Bernabéu, que es mucho decir cuando en esta casa se ha disfrutado de la larga era de Miguel Muñoz.

Ancelotti tiene mucha experiencia, dicen los dirigentes de la institución madridista. Con esas palabras quieren decir que sabe manejar todas las situaciones, todas las crisis externas e internas, las de la cocina, que son las peliagudas. Esas palabras, 'tiene mucha experiencia', expresan también que habla claro a los jugadores que no rinden y que se enojan porque piensan que deben tener más minutos.

Carletto tiene las ideas muy claras. Y sabe sacar el mejor rendimiento a cada hombre. Cristiano se transformó en el mejor goleador de la historia del club porque todo el conjunto jugó para él. Y Ancelotti hizo que Benzema creara 'pasillos' y pases para el portugués porque era lo mejor para el Real Madrid. Y posteriormente, cuando el luso ya no estaba, Carlo tuvo a Benzema como gran jefe del grupo dentro y fuera del césped hasta transformarse en máximo anotador de la Liga española y de la Champions. Y Karim, en su salsa, todo un líder de una fuerza mental impresionante, emuló a Di Stéfano al convertirse verdaderamente en un 'nueve' que jugaba como un 'diez'. Benzema bajaba al centro del campo, combinada, creaba la jugada y después la remataba él o, como sucedió en la época anterior, se la daba a Cristiano para que marcara.

Gareth Bale, otro portento técnico, también supo trabajar integrado en la estrategia ofensiva de Ancelotti. Es mérito del italiano. Y en esta nueva era, Mbappé y Vinicius también convergen en jugar en beneficio del equipo.

Carlo, por ejemplo, les dijo tras el empate en Mallorca que no pueden pisarse la manguera jugando todos por la izquierda. Tanto ellos como Rodrygo deben moverse hacia el centro y la derecha.

De Xabi Alonso a Kroos, Modric y Bellingham

El éxito de Ancelotti es que esa necesidad de hacer un fútbol coordinado y total la inyectó también en la mentalidad de los grandes centrocampistas que ha tenido en sus dos etapas en la empresa blanca. En la actualidad, Jude Bellingham (ahora lesionado) y Luka Modric construyen fútbol para que Mbappé, Vinicius, Rodrygo, Endrick y Brahim marquen goles. El inglés y el croata no piensan en su brillantez personal sino en ser efectivos para el equipo.

La casa blanca ha ganado una quincena de Champions porque todas sus figuras históricamente han trabajado para la obtención de los títulos conjuntos y no de los Balones de Oro o los Pichichis individuales. En este sentido, Carlo ya dirigió a Xabi Alonso hace una década y a Kroos en dos etapas con la idea de generar el mejor fútbol ofensivo para explotar las cualidades de los delanteros. Xabi y Toni han sido creadores de una calidad técnica que inyectaron en beneficio del conjunto y así llegaron las seis Copas de Europa obtenidas por la entidad madrileña en los últimos diez años naturales, un dato que se dice pronto. Hoy, Jude y Modric persisten en esa idea de crear dentro de una estrategia para que Mbappé, Vinicius y compañía rematen el juego construido en esa táctica ofensiva. El brujo campestre tiene mucha culpa de todo esto. El tipo de la ceja levantada sabe demasiado.

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