
SoFi Stadium, en un partido de NFL
El desafío arquitectónico que está realizando EE.UU. para adaptar los estadios de la NFL al Mundial 2026
Los campos de la próxima Copa del Mundo ya han comenzado una transformación en busca de ser perfectos para el fútbol
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La cuenta atrás para el Mundial 2026 ha comenzado, y con ella, una gran transformación de los gigantescos estadios estadounidenses. Estados Unidos, junto a Canadá y México, será sede de la Copa Mundial de Fútbol 2026, la primera en la historia en celebrarse en tres países.
Los once grandes estadios deportivos seleccionados como sedes en Estados Unidos, diseñados originalmente para la NFL, el fútbol americano, se encuentran en plena adaptación para cumplir las exigencias del fútbol que conocemos en el resto del mundo. Se trata de un enorme desafío, puesto que hasta hace no mucho, el interés de EE.UU. por el fútbol era prácticamente inexistente.
En España se ha hablado mucho sobre lo que tiene que hacer el Real Madrid para poder organizar en el Bernabéu el partido de fútbol americano entre Miami Dolphins y otro equipo de la NFL el próximo mes de noviembre. Ya saben ustedes que necesitarán una gran reforma en los vestuarios y también adaptar las dimensiones del terreno de juego, por lo que deberán hacer quitar algunas filas de asientos.
Ante este problema, pero a la inversa, están al otro lado del charco. Los estadios de Estados Unidos están pensados para el fútbol americano y ahora deben adaptarlos a lo que pide la FIFA y además van contrarreloj. Así pues, la pregunta es clara. ¿Cómo están adaptando las casas de los grandes equipos de la NFL?Un reto sin precedentes
El desafío es mayor: convertir estadios pensados para un deporte en escenarios perfectos para otro. La FIFA impone condiciones estrictas: campos de al menos 68 metros de ancho, superficies de césped de 85×125 metros y capacidades entre 40.000 y 80.000 espectadores según la fase del torneo.
Por poner un ejemplo, el MetLife Stadium de Nueva Jersey, donde se jugará la final, deberá eliminar 2.000 asientos para cumplir con las dimensiones exigidas. Esta situación se repite en todos los estadios: el fútbol americano se juega en terrenos más estrechos y largos que nuestro fútbol. Por tanto, esto provoca que numerosos arquitectos estén ideando planes para poder satisfacer las demandas de la FIFA y que el Mundial 2026 sea todo un éxito.

Metlife Stadium, estadio donde se jugará la final de la Copa del Mundo
Desde El Debate nos hemos puesto en contacto con una arquitecta española que trabaja en Estados Unidos para que nos detalle las soluciones que se han ideado. Miriam Otto Hernández-Palacios, Diseñadora Arquitectónica en GRISORO Studio, Nueva York, explica que «se han ideado soluciones sorprendentes».
«El SoFi Stadium de Los Ángeles está instalando asientos retráctiles en las esquinas para ampliar el terreno de juego sin reducir significativamente su capacidad. El Mercedes-Benz Stadium de Atlanta, con su impresionante techo móvil que se abre como el diafragma de una cámara fotográfica, ya cuenta con asientos móviles en las zonas bajas que permiten adaptarse fácilmente a las dimensiones del fútbol internacional», explica Otto Hernández-Palacios.
El reto del césped natural
Otro de los desafíos, quizás el mayor, lo plantea el césped. Siete de los once estadios estadounidenses tienen superficie artificial, prohibida por la FIFA. Se ha puesto en marcha un plan ambicioso para instalar césped natural temporal en estos recintos. «El proceso incluye el cultivo en granjas especializadas, transporte en camiones con temperatura controlada y pruebas constantes para garantizar su calidad. La FIFA se ha asociado con expertos de las universidades de Tennessee y Michigan para desarrollar superficies adaptadas a los diferentes climas del país», asegura la citada arquitecta.
Además, será importante la manera en la que el césped recibe la luz del sol para estar siempre en perfectas condiciones: «Algunos estadios como el State Farm y el Allegiant cuentan con campos retráctiles que pueden deslizarse fuera del estadio para recibir luz solar. Otros, como el AT&T Stadium de los Cowboys, necesitarán sistemas de iluminación artificial para mantener el césped en condiciones óptimas».
Esta cuestión no es menor: recordemos la polémica reciente en la Copa América por el mal estado del césped, que provocó quejas de numerosos futbolistas.
Choque de culturas arquitectónicas
Uno de los aspectos más interesante que encontramos en los estadios estadounidenses es la manera en la que conciben el deporte. Mientras los estadios norteamericanos priorizan la comodidad individual, las zonas VIP y el espectáculo, con configuraciones horizontales que alejan a los aficionados del campo, en Europa, hasta hace poco, se apostaba por tribunas empinadas que acercan a la afición al terreno de juego y potencian el ambiente.
No será fácil, por tanto, para el Mundial 2026 contentar a todos los aficionados que se desplacen para seguir el evento. «El reto es mantener el estilo americano mientras se crea un espacio que permita la experiencia futbolística tal como la conocemos en Europa», comenta Miriam Otto Hernández-Palacios.
Esta diferencia va más allá de lo arquitectónico y refleja cómo se vive el deporte en ambos continentes. En Europa, los aficionados cantan durante los 90 minutos, con coreografías organizadas. La NFL presenta un ambiente más intermitente, con momentos específicos de ruido y celebración, priorizando el espectáculo multimedia y las comodidades. Así pues, habrá que ver si la acústica permite que las hinchadas hispanoamericanas y europeas vibren igual que en otras partes del mundo.
«Los recintos de la NFL están concebidos como centros de entretenimiento integral donde el partido es solo una parte de la experiencia», explica, por lo que se puede entender que se prevé un Mundial como se concibe el deporte en Estados Unidos y la esencia del fútbol tradicional tendrán que ponerla más que nunca las aficiones.