Xavi Hernández se enreda con el «ADN Barça»: el cambio radical de discurso sobre cómo tiene que jugar
De ningunear el juego rápido (sería «error histórico jugar a fútbol directo») ha pasado a defender que un gol así («robo del balón, uno contra uno de Dembélé y a aprovechar eso») es también «ADN Barça»
Si uno echa la mirada atrás, por ejemplo a 2012, para hacer una comparación redonda de una década, puede rescatar como Xavi Hernández, aún en el apogeo de su carrera como jugador, ninguneaba -y humillaba- todo estilo de fútbol que no era el suyo. Era entonces una época de contrastes entre su Barcelona, con Pep Guardiola en el banquillo y respetando lo que siempre se vendió como el ADN culé, y el Real Madrid que con José Mourinho terminó con el reinado azulgrana. Lo hizo el equipo blanco con un fútbol muy diferente al del Barça. Era un fútbol directo, que no amasaba el balón, que contragolpeaba y que se centraba más en el fin (ganar) que en cómo llegar a la victoria.
Hay muchos ejemplos en la hemeroteca. Dijo el hoy entrenador del Barcelona que «no puede ser que un club grande juegue como el Real Madrid de José Mourinho» en referencia a ese fútbol directo en el que hizo de los contrataques una obra de arte. Podía ganar partidos con menos del 40 % de posesión, algo que ponía de los nervios a Xavi. «El resultado es impostor», decía cuando el Madrid ganaba al Barça de esa forma. «El Real Madrid no juega, gana», explicó en otra ocasión en uno de los mejores elogios que se pueden hacer, aunque su intención no era esa. Él se basaba muchas veces en que no había que analizar los resultados, sino el juego. Para Xavi es (o era) más importante cómo se juega para ganar que el propio hecho de ganar.
En una charla con Jorge Valdano para uno de los programas de entrevistas del argentino, Xavi, ya retirado y empezando su etapa en los banquillos, le dijo que «no puede haber marcha atrás en el estilo» del Barcelona en referencia al fútbol que únicamente se enseña allí: toques, posesión, juego bonito... lo que se llamó tiki-taka cuando los culés tenían buenos jugadores para ellos. Para Xavi ese «estilo no se negocia» e incluso se atrevía a decir que «el error más grande de la historia del club» sería «jugar de ora manera» poniendo el ejemplo de «fútbol directo».
Quien le iba a decir a ese mismo Xavi, desde el prisma del banquillo, que el discurso se vería sepultado por la realidad futbolística. Si hay un equipo que brilla ahora con el fútbol directo es precisamente su Barcelona. El actual Barça juega ahora de la forma que más ninguneó su entrenador cuando era jugador. De la posesión y del tiki-taka no hay rastro. Ahora tiene jugadores rápidos por bandas, Raphinha y Dembélé, con los que hacer jugadas eléctricas que remate su principal referencia, Lewandowski. Así se basa su juego, balones largos, superioridades en velocidad y goles sin necesidad de amasar el esférico. Este Barcelona mete goles con jugadas de 7-8 toques al balón y en un visto y no visto. Tanto es así que en lo que va de temporada, siete partidos, lleva ya ocho goles al contrataque, uno más que todo el curso pasado entero.
«Robo del balón, uno contra uno de Ousmane (Dembélé) y a aprovechar eso», representaba el propio Xavi en rueda de prensa hace unas semanas sobre las jugadas de su equipo. «¿Eso es ADN Barça?», se preguntaba. «Sí, claro que eso es ADN Barça», contestaba de inmediato. Así, ahora y por arte de magia el fútbol directo, el juego rápido que antes era ninguneado es «ADN Barça». Y es firmado eso por la persona que decía que no se podía dar marcha atrás al estilo y que jugar de esta forma sería «el error más grande de la historia del club». No lo parece, ya que este estilo está dando bastantes victorias a Xavi Hernández.
No es el aficionado, ni tampoco los analistas, quienes critican este tipo de fútbol que está representando el inicio de curso del Barcelona. Es totalmente lícito. Fue el propio entrenador quien durante grandes etapas de su vida minimizó este estilo y lo demonizó hasta el punto de criticar a cada equipo que jugaba así contra su club. Sin embargo el tiempo pasa, los resultados apremian y no es igual estar en el banquillo, donde te juegas el puesto y la viabilidad de tu equipo. Ahora Xavi vive cómodo con aprovechar «el uno contra uno» y la velocidad de sus jugadores sin necesidad de crear fútbol desde atrás. Es un avance de un Xavi que es uno en el banquillo y otro en el campo.