La primera vez de Bellingham en un clásico con el «calma, calma» de Cristiano como referente

Bellingham estará en el clásico. «Estaré», confirmó el propio inglés, al que sus compatriotas no podrán ver en el partido más importante del año porque el Barcelona-Real Madrid se juega en el horario protegido en Inglaterra, ese tramo en el que no dejan emitir ningún partido de otro país en televisión. Y Jude estará después de ciertas dudas tras salir con molestias de Braga.

Cómo iba a faltar el mejor jugador del momento en el partido más internacional. Jude Bellingham es jugador del Real Madrid para encuentros como este. El clásico llega descafeinado –es pronto aun, se juega en el frío Montjuic, no hay una rivalidad en el campo como hace diez años–, pero es el clásico. Y Bellingham es la estrella del duelo por el que LaLiga se frota las manos.

Jude hace diez años, en el apogeo del enfrentamiento Barça-Madrid (Guardiola-Mourinho), era un niño que veía desde Inglaterra el clásico. Este es un partido que a todo el que le guste el fútbol lo ve, seas del equipo seas, y ahora este joven es el protagonista del mayor espectáculo del fútbol. Recuerda Jude como su mejor imagen del clásico aquel «calma, calma» de Cristiano Ronaldo cuando ganó el Real Madrid al Barça en el Camp Nou.

Era 2012, tenía ocho años y el equipo blanco consiguió con Mourinho la recordada Liga de los récords. 11 años después la imagen del clásico es él tras haber protagonizado uno de las irrupciones más impresionantes. Y por qué no imitar aquello. Ese «calma, calma» de Cristiano representó algo más que un gol y una victoria. Fue la definitoria prueba de que el Real Madrid de Mourinho ya había superado al Barça de Guardiola tras meses de enormes disputas. Unos meses después de ese clásico Pep se fue agotado y superado ya por Mou. Con ese «calma, calma» el Madrid confirmó que estaba ya por delante de los culés, Mourinho encontró el punto más alto de su estancia, acabó con el mejor Barça de la historia y el equipo blanco certificó la mejor liga de su historia.

Bellingham es un futbolista diferente, ideal para disfrutar del fútbol. Tiene unas capacidades futbolísticas únicas, un liderazgo en el campo real, este año está descubriendo que además es un goleador y a todo eso se le une una forma de afrontar su compromiso idílica: sus gestos son de acercarse a la gente, de vibrar con ellos, de dejarse querer. Se acerca, mira a los aficionados, los hace partícipes de su felicidad.

El mayor examen

Futbolísticamente tiene un examen en Montjuic. Siempre a todo gran jugador, a aquel futbolista que aspira a hacer algo grande en su carrera, se le debe juzgar en esos grandes encuentros. No es que el resto no valga, claro que sí, pero las grandes estrellas de este deporte pasaron a la historia por estar en el momento destacado. No es lo mismo hacer una buena actuación en Vigo (con todo el respeto al Celta, por supuesto) que en Barcelona.

El inglés será titular en el primer clásico en el que además es la imagen más internacional del duelo. En el Real Madrid empiezan a notar ya la irrupción de un jugador que lidera dentro y fuera. Se sabía en el club su proyección y presente, pero ha superado todas las expectativas. También en la parte personal. Hubo dudas sobre si un inglés se adaptaría bien en Madrid, pero Bellingham está feliz: es uno de los más dicharacheros del vestuario, habla con todo el mundo y su carácter privado es el que se ve en público en el terreno de juego.

Estrenarse en un clásico puede dar vértigo. No parezca (habrá que comprobarlo) que sea el caso del inglés. Por si acaso Ancelotti no le da consejos porque sin jugarlo ya sabe la trascendencia que tiene un clásico. «Conozco la repercusión que tiene un clásico entre los aficionados, los medios de comunicación y el fútbol en general y siento, al mismo tiempo, la responsabilidad hacia el club y los aficionados por conseguir los tres puntos», reflexionó el jugador.

Pese al aspecto que da de jugador maduro, físicamente una roca y de gran altura, cabe recordar que Bellingham solo tiene 20 años. Es un niño. Y a ese niño le llega la oportunidad de lucirse en el encuentro que igual ven en Albacete que en Varsovia o en Dortmund. Es el partido más internacional, ese en el que hace once años Cristiano dio un golpe mortal al Barça de Guardiola.

La situación actual se parece en poco aquella, no hay todavía una Liga en juego, tampoco el proyecto rival se va a romper por perder este sábado, pero sí supone la presentación en sociedad de un fenómeno futbolístico que asombra a cualquier aficionado. Bellingham está listo para brillar.