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Simeone y Joao Félix, a metros de distancia cuando el jugador fue cambiado

Simeone y Joao Félix, a metros de distancia cuando el jugador fue cambiadoAFP

La batalla ganada de Joao a Simeone y cómo un entrenador puede tropezar siempre en Barcelona

Otra vez se quedó Simeone sin ganar en Barcelona. 12 años sin triunfar en territorio azulgrana, todos los que lleva como técnico. En realidad el Atlético no gana al Barça en su estadio desde 2006, cuando el entrenador –quizá ni lo recuerden– era Pepe Murcia. 24 encuentros sin ganar en Barcelona. «Algo pasa aquí», expresó el portero Oblak tras acabar el partido de Liga. Lo que pasa en todos estos años es Simeone.

El técnico argentino, la figura más importante en la historia del Atlético, es capaz de lo mejor y de lo peor. Simeone siempre será el que llevó al equipo rojiblanco a competir por Copas de Europa y el que quitó dos Ligas a Barcelona y Real Madrid en una época en la que el fútbol español está hecho para Barcelona y Real Madrid. Es también el entrenador que ha mantenido el notable en el Atlético sin bajarle del primer nivel. Pero es también el técnico que se asusta cuando va a Barcelona, que es lo que aquí (por ser lo que acaba de ocurrir) se analiza.

Simeone volvió a caer en el error de siempre en Barcelona, el de saltar al campo sintiéndote inferior. Regaló la primera parte al equipo de Xavi y sacó una estrategia difícil de comprender: frenar a Joao Félix, el mismo Joao al que no quieres en tu equipo, convirtiendo así que ese jugador sea la figura porque tú mismo le haces protagonista.

La caída de Simeone en Barcelona –esta vez en Montjuic, todas las anteriores en el Camp Nou– es especialmente alarmante este año porque este Atlético de Madrid es mejor que el Barça de Xavi. Con Griezmann en un excelso estado de forma (¿dónde estuvo en el Olímpico?) y con el equipo perfectamente engrasado, el 'Cholo' desperdició la oportunidad no ya de mirar a la cara al Barça, sino de mirarle por encima.

Simeone, sentado en el banquillo del Olímpico de Montjuic: en Barcelona no ha ganado nunca

Simeone, sentado en el banquillo del Olímpico de Montjuic: en Barcelona no ha ganado nuncaAFP

A este Barça equipos como el Oporto, el Shakhtar, el Granada o el Cádiz le han hecho daño. Después podrá ganar o perder, pero todos le meten mano. El mejor Atlético del último año no. ¿Y por qué no? Porque Simeone planteó un partido como si este fuera el Barça de Messi. Y está muy lejos de ser eso. Este Barcelona sufre si le miras de cara, si le desarbolas en el centro del campo y te vas al ataque. Tras recibir goles en sus últimos cuatro partidos –y ante rivales no muy fuertes como Rayo Vallecano o Alavés– dejó la portería a cero. En algo se equivocaría el Atlético.

Barcelona es la plaza maldita de Simeone porque así él lo quiere. Afronta los partidos de forma diferente y va con la idea de que es inferior. Y no lo es. Este Atlético no es menos que este Barcelona. Si bien queda mucha Liga, el duelo de este domingo en Montjuic marcaba quién era el que mejor podía seguir el ritmo del Real Madrid. El Atlético demostró que todavía tendrá que ir bien por detrás.

Si la derrota debe ser dolorosa, más lo es por cómo fue. Joao Félix ha sido vilipendiado por la afición rojiblanca, que le puso la cruz (sus razones tienen) y le mandaron a Barcelona. Y es ese Joao ninguneado al que Simeone hizo florecer en el partido. Porque por momentos pareció que la estrategia era anular fuera como fuera al portugués. Recibió Joao muchas patadas, provocó dos tarjetas amarillas, tuvo ocasiones más claras y, lo más importante, marcó el gol que desequilibró el duelo. Joao se vengó de Simeone pero fue el propio Simeone quien le convirtió en estrella con un planteamiento muy centrado en él.

Se alejó el Atlético a siete puntos del liderato, cuatro si gana el partido pendiente ante el Sevilla, pero sobre todo se aleja de esa sensación de que no llega nunca a dar el paso definitivo para hacer lo que le corresponde. Y más en Barcelona, donde repite una y otra vez errores. El Atlético se acompleja en territorio azulgrana, da igual que tenga delante a Messi-Neymar-Suárez que a un fallón Lewandowski, un ausente Raphinha y un cedido Joao Félix, que para más inri celebra a lo grande derrotar al equipo al que tendrá que volver en seis meses.

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