La Torre Eiffel desde el aire

La Torre Eiffel desde el aireAFP

París, demasiado guapa para unas Olimpiadas

La alcaldesa de la ciudad, gaditana de origen y nacimiento, tuvo dos guiños con España

París es mucha ciudad para unas Olimpiadas. Cual mujer guapa, que cae mal a las demás señoras y a todos los hombres a los que da calabazas, París es demasiado impresionante como para que unos Juegos Olímpicos destaquen en su entorno. E COI ha montado un pollo de la reoca solo para palidecer en el impecable entorno de la ciudad más bella del mundo.

Por eso, siempre pensé que a París no le compensaba postularse como organizadora de estos Juegos. Para empezar, París brilla más tal y como es habitualmente, con sus paseantes, su rio despejado, el vacío nocturno de sus calles, las parisinas con su barra de pan al ristre y el turista de turno haciendo fotos frente al Arco del Triunfo. Como cada vez hay más clientas de Oriente Medio y de Asia en sus tiendas y grandes almacenes, no hay mucho hueco para más turismo sin que la ciudad se vea agobiada.

El rey Felipe VI saluda a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo

El rey Felipe VI saluda a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo

El sector de la moda de lujo, en caída actualmente, no se ha beneficiado de unos Juegos Olímpicos que impiden el tráfico normal del transeúnte, que bloquean avenidas y barrios selectos y que para colmo, dirigen la atención hacia actos oficiales y eventos deportivos en lugar de hacia las tiendas y restaurantes de la mal llamada y oscura ciudad de la luz. Tampoco se ha beneficiado el sector con los Juegos puesto que muchos turistas de nivel han evitado París en sus viajes de este verano, ya por imaginar que la masa de gente sería desagradable antes o después de esas fechas, con lo que muchos hoteles se han visto obligados a idear ofertas que no han conseguido la respuesta esperada.

La llama olímpica ya arde en París 2024

La llama olímpica ya arde en París 2024AFP

Para colmo, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en sí se ha centrado básicamente en un globo como los creados por los hermanos franceses Montgolfier, prendido de fuego y cuyo ardiente destino preocupaba a los asistentes; y en una torre Eiffel de todos conocida con luces y sonidos algo trasnochados. Lo más brillante de la noche, el vestido de Dior de Celine Dione que cantó en playback una canción de amor de la gran Édith Piaf. Ahhh, l’amour, l’amour, el gran reclamo de una ciudad donde la gente está con frecuencia de mal café, los taxistas son insoportables y los camareros atienden con desgana.

Como broche final, la lluvia, un ingrediente habitual de la vida parisina. Deslució los desfiles, los looks de invitados y las gradas de aristócratas, políticos y famosos. Lo mejor de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París fueron dos detalles que la alcaldesa, Anne Hidalgo, tuvo con España, su país de origen y nacimiento: el primero, recibir al Rey Felipe aduciendo que es «Su Rey», aclarando que ella goza de la doble nacionalidad franco-española; el segundo detalle de la Hidalgo fue conceder a Rafa Nadal el honor de portar la antorcha durante más tiempo que ningún otro atleta, recibiéndola de Zidane y trasladándola en barco hasta los brazos de la tenista francesa Amelie Mauresmo.

Rafa Nadal y Zinedine Zidane se abrazan en uno de los últimos relevos de la antorcha olímpica

Rafa Nadal y Zinedine Zidane se abrazan en uno de los últimos relevos de la antorcha olímpicaAFP

Por si fuera poco, decidió que Nadal fuese uno de los 4 ases del deporte que desfiló en la motora principal junto a los épicos Carl Lewis, Nadia Comaneci y Serena Williams. Si Napoleón levantara la cabeza y viese que en su adorado París manda una vecina de San Fernando, el pueblo que sitió durante dos años y medio rodeándolo de sesenta mil soldados sin jamás conseguir conquistarlo, el genio corso volvería a desmayarse rápido en su tumba de Les Invalides.

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