Los sectores económicos vulnerables de Rusia
Mientras no se expulsen del sistema Swift las operaciones energéticas y de combustible, el 66 % de las exportaciones rusas seguirá funcionando
La expulsión parcial de los bancos rusos del sistema Swift afecta a sus operaciones de comercio exterior, importaciones y exportaciones. Hasta ahora, el foco mediático principal se ha puesto en las consecuencias de esta expulsión a nivel general, pero no en los sectores económicos más vulnerables ante esta medida. Conviene bucear en ese enfoque.
Para ello necesitamos acceder a la estructura productiva y comercial de la economía rusa, y eso lo ofrecen las denominadas tablas input-output. Entre los datos que ofrecen estas tablas están los correspondientes a las exportaciones y a las importaciones con terceros países. Esos datos se muestran desagregados por hasta 64 sectores productivos, lo que supone un nivel suficientemente fino. Sólo el departamento de estadística de la Federación rusa conoce la información con un nivel de detalle mayor y, también, con anotaciones más recientes.
Para los demás, la información accesible más actualizada de las importaciones y exportaciones rusas corresponden al año 2015. Están publicadas por el departamento de estadística de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Un tratamiento no muy sofisticado de los datos permite identificar a los sectores de la economía rusa que se verían más directamente afectados por el bloqueo internacional de sus operaciones de comercio (importación o exportación). Por ejemplo, es posible dividir la cifra absoluta para cada sector por el valor total de los consumos intermedios. Esto permite expresar los valores de las exportaciones e importaciones en términos relativos a una magnitud global de la economía rusa. Luego conviene normalizar los valores obtenidos respecto de la media. Los sectores que muestren valores superiores a uno serán los más afectados en comparación con la media.
Sin duda los sectores más expuestos al comercio exterior son los relacionados con la extracción minera y energética. Tienen un perfil marcadamente exportador pero quedan –de momento– fuera de las sanciones todas las operaciones relacionadas con la actividad energética. Esto no deja de resultar paradójico pues el código Swift sólo informa del banco que realiza la transacción, el país donde se ubica y la ciudad donde radica la sucursal bancaria. Sin embargo, no informa del titular de la cuenta ni, menos aún, de la naturaleza de la transacción. Mientras que no se expulsen del sistema las operaciones energéticas y de combustible, el 66 % de las exportaciones rusas seguirá funcionando. Debe tenerse en cuenta que muchas empresas extranjeras (y en buena medida europeas) tienen inversiones en Rusia y poder recuperar el dinero o sus inversiones se haría muy difícil con esta sanción.
Otros sectores exportadores rusos que sí se verían afectados por la expulsión de su sistema financiero del Swift son el sector de productos químicos; el de metales básicos; el de la industria de componentes de vehículos y el sector del transporte. Por el lado de las importaciones, los sectores más expuestos son el de la agricultura; la alimentación, bebidas y tabaco; el textil; el de productos químicos; productos informáticos; componentes electrónicos; maquinaria pesada y vehículos de motor.
¿Cómo puede sortear Rusia este bloqueo a su comercio internacional? Hay que tener en cuenta que se está preparando desde 2014 cuando fue amenazada con esta misma medida tras la invasión de Crimea. En ese momento Occidente no sancionó a Rusia pero ésta tomó buena nota y comenzó a desarrollar un sistema de compensación internacional de pagos similar al Swift, en este caso se denominó SPFs –Sistema para la transferencia de mensajes financieros–. En 2016 este sistema impulsado por el Banco Central de Rusia contaba con una veintena de instituciones bancarias de Alemania, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Suiza. Sin embargo, este marco de pagos internacionales es mucho más estrecho que el Swift.
Pero Rusia tiene otras opciones. La más importante es el balón de oxígeno de China que no ha respaldado las sanciones comerciales de Occidente y también tiene su propio sistema multilateral de pagos; el Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo (CIPS, por sus siglas en inglés). Es un sistema desarrollado con el respaldo del Banco Popular de China a partir del año 2015.
Por último está la posibilidad de saldar transacciones internacionales al margen de las monedas convencionales del circuito Swift. Naturalmente están las criptomonedas. También están las monedas virtuales. Estas monedas virtuales ya están siendo empleadas por Corea del Norte e Irán para operar de una forma paralela al sistema financiero global.
En resumen, los principales sectores económicos rusos con perfil exterior –combustibles fósiles y energía en general– están a salvo de la expulsión del sistema internacional de pagos. Otros sectores económicos sí son mucho más sensibles a la medida y se han mencionado más arriba. No obstante, Rusia tiene otros mecanismos para compensar las operaciones de comercio exterior. En definitiva, el «botón nuclear» económico tiene más recorrido mediático que real. Todavía.
- José Manuel Cansino Muñoz-Repiso es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino