Análisis económico
El PIB del tercer trimestre cae un 1,9 % a precios corrientes
Aún hay algo peor que el resultado, y es qué se está haciendo para evitar que la economía se pare
El INE ha publicado recientemente el resultado del tercer trimestre de la economía española donde dice que, a precios reales, o sea constantes, o sea deflactados por el efecto de la inflación, este ha subido un 0,2 % con respecto al tercer trimestre del 2021 y decrece un 1,3 % sobre el segundo trimestre de 2022.
También nos dice que, anualizado, ya no crecemos un 6,8 % como decía en el trimestre anterior, sino que ya crecemos solo un 3,8 % desde el punto de vista anual, y que al cierre del ejercicio habrá que quitar el 4º trimestre de 2021, que fue el mejor del año pasado, y habrá que añadir el cuarto trimestre de este año, que tiene visos de ser muy complicado.
Pero yo no quiero repetir lo que dice el INE. Quiero hacer un análisis a precios de mercado, sin contemplar la inflación, entre otras cosas, porque nos va a dar donde están las señales de alarma de nuestra economía y nos van a permitir señalar el porqué de la posibilidad de tener un muy malo 4º trimestre de 2022.
Veamos qué nos ha sucedido en el tercer trimestre de este año.
En primer lugar, vemos que la Demanda Nacional, que es la suma del consumo privado o consumos de las economías domésticas más el de las empresas, más el consumo de las Administraciones Públicas, más las inversiones generadas en el país, ha caído un 1,4 %.
La Demanda Nacional, en la estructura de nuestro PIB, supone siempre más de un 98 %. Por lo tanto, una caída de la Demanda Nacional va a provocar una caída del PIB.
Los dos factores que han influido en la bajada de la Demanda Nacional son el Consumo Público, que cae, entre otras razones, porque la mayor partida del Consumo Público son los salarios de los empleados públicos. Al no tener paga extra en el tercer trimestre, se ve reducido el consumo público. El segundo efecto es que la generación de Formación Bruta de Capital, o Inversión, se ha parado en este trimestre y cae un 0,7 %.
Por otro lado, la Demanda Externa, que está formada por las Exportaciones de Bienes y Servicios a las que hay que restar las Importaciones de Bienes y Servicios, tiene una caída con respecto al segundo trimestre del 23,3 %, fundamentalmente debido a que las importaciones en este trimestre crecen un 1,9 %, mientras las exportaciones solo crecen un 0,6 %.
Todo ello lleva a que el tercer trimestre el PIB a precios de mercado decrezca un 1,9 % sobre el segundo trimestre.
El tercer trimestre es el trimestre más importante para el turismo. Debería haber hecho subir las exportaciones de servicios de forma sustancial y que, por lo tanto, las exportaciones totales creciesen y ayudasen a que creciese el PIB, pero no han sido capaces de parar la sangría de importación de gas y petróleo que está frenando a nuestra economía.
El consumo privado, aunque sigue creciendo, lo está haciendo al «ralentí», y esto es debido a las dificultades que la inflación está llevando a muchas pequeñas economías domésticas, que ven imposible dedicarle más parte de su presupuesto a esta partida.
Con todo ello, y a precios de mercado, nos estamos colocando un 0,8 % por debajo del presupuesto a precios de mercado que hizo el Ministerio de Economía para 2022.
Si pensamos que el cuarto trimestre de 2021 ha sido el segundo con más peso de los cuatro, que no vamos a tener turismo para sostener nuestras exportaciones, que vamos a seguir importando gas y petróleo sin parar, es muy posible que la demanda externa sea negativa como en el primer trimestre.
Si a eso añadimos que la Formación Bruta de Capital, casi con toda seguridad, va a caer, estamos en un cuarto trimestre que, a poco que el consumo privado se ralentice, podemos encontrarnos con un cuarto trimestre inferior en PIB al tercer trimestre de este año, y más cercano al primer trimestre, y que podría poner el PIB, en lugar de 1,296 billones, en 1,28. Con todo esto nos quedaríamos a 30.000 millones de euros de las previsiones de PIB del gobierno.
Si tenemos en cuenta que las exportaciones de servicios han sido casi 17.000 millones más que el tercer trimestre del año pasado y solo hemos crecido un 0,2 % a precios reales, y si tenemos en cuenta que sobre el trimestre anterior de este año estas mismas exportaciones han sido casi 7.000 millones más y el PIB ha decrecido un 1,3 % a precios constantes y un 1,9 % a precios corrientes, y que en el último trimestre del año el efecto turismo es mínimo, salvo en las Canarias, los auspicios para cerrar el año no son nada halagüeños.
Pero aún hay algo peor que el resultado, y es qué se está haciendo para evitar que la economía se pare. Cuando en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 la ministra de Hacienda está más interesada en decir a los independentistas de ERC que el delito de sedición se va a tratar de una forma exprés para que apruebe los presupuestos, que en preocuparse por lo que va a ocurrir en los próximos meses, es jugar a política, no trabajar por arreglar la economía.
Eso es lo que nos está pasando: jugamos a la política; no trabajamos para arreglar España.