España no va «como una moto»: crece la pobreza a niveles prepandemia
Una de cada doce personas sufrió en 2022 carencia material severa, más del doble que antes de la crisis financiera
Uno de los mantras más repetidos por Pedro Sánchez durante la campaña electoral fue el de la recuperación de nuestra economía. En pleno éxtasis, el presidente aseguró que España «va como una moto». Ahora Funcas acaba de retratar estas bravatas: desde que el INE comenzó a elaborar la Encuesta de Condiciones de Vida en 2004, nunca antes tantas personas se encontraban en situación de carencia material severa.
Según los datos de Focus on Spanish Society, publicación editada por este centro de análisis, una de cada 12 personas en España (8,1 %) sufría en 2022 carencia material severa, más del doble que antes de la crisis financiera (2007: 3,5 %) e incluso un punto por encima de la cifra de 2014 (7,1 %).
Todas las ganancias de este indicador entre 2014 y 2019, quinquenio en el que la carencia material severa se redujo del 7,1 % al 4,7%, se «perdieron» en 2020 (7 %). A pesar del crecimiento del PIB y del empleo, la carencia material severa ha seguido aumentando entre 2020 y 2022, situándose por encima de los niveles prepandémicos.
La tasa de carencia material severa determina el porcentaje de la población que carece, al menos, de cuatro ítems de una lista de nueve bienes y actividades cuyo acceso se considera hoy en día esencial para el bienestar individual. Se trata de un indicador de vulnerabilidad grave, cuyo análisis cobra especial importancia en un contexto de crisis sucesivas y fuerte aumento de la inflación.
Uno de los conceptos incluidos en el indicador de carencia material es la capacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada. En este aspecto existen diferencias notables entre los 27 países de la Unión Europea, según los datos de Eurostat. Con un 17,1 % de su población que declara no poder mantener una temperatura adecuada en casa, España se sitúa por encima de la media europea (9,3 %).
En países como Austria, Suecia y Finlandia la proporción de personas afectadas por este problema es inferior al 3 %. En cualquier caso, hay que mencionar que en casi todos los países europeos este indicador empeoró entre 2021 y 2022. Mientras que en España aumentó en tres puntos porcentuales, los incrementos más significativos se observaron en Rumanía, Francia e Irlanda.
La fuerte subida de los precios de los alimentos desde 2021, agravada por la guerra en Ucrania, también puede haber afectado seriamente a los hogares más vulnerables. Sin embargo, en esta dimensión de carencia material, España registra datos más positivos. En 2022, el 5,4 % de la población afirmaba no poder permitirse carne, pollo o pescado al menos cada dos días, proporción superior a la de 2021 (4,7 %), pero significativamente inferior a las observadas no sólo en muchos países de Europa del Este, sino también en Alemania (11,4 %), Grecia (10 %), Francia (9,5 %) e Italia (7,5 %).
Viviendas frías
Profundizando en los datos españoles, se aprecian diferencias considerables entre las comunidades autónomas. Mientras que alrededor de una quinta parte de la población de Extremadura (23 %), Andalucía (21 %) y Murcia (20 %) declaraba en 2022 no poder mantener su vivienda a una temperatura adecuada, estas cifras se situaban por debajo del 10 % en Castilla y León, País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón. Estas últimas regiones son también las que salen mejor paradas si nos centramos en las personas que pueden procurarse una comida con carne, pollo o pescado cada dos días.
Las diferencias en este ítem son aún más pronunciadas que en la capacidad para mantener el hogar a una temperatura adecuada. Así, la tasa más alta (Canarias: 11,9 %) es seis veces mayor que la más baja (Aragón: 1,9 %). En ambos indicadores, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla presentan los peores resultados.