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La Generalitat Valenciana ofrece ayudas a las empresas que reduzcan la jornada laboral a 32 horas semanales

La reducción de jornada «enquistará el paro» y recortará un 1,8 % el empleo

Los economistas advierten sobre el impacto de una iniciativa que afectará especialmente a las Pymes y que rechazan las empresas​

La jornada laboral media ya se sitúa en España en 37,8 horas, según Eurostat, pero varía en función del sector y el tipo de empresa

Una medida «intervencionista» que «enquistará el paro». Así valoran los economistas la medida estrella del acuerdo programático entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, la rebaja de la jornada laboral. Un paquete de 230 medidas con aroma electoral, dado que ambos necesitan aún el visto bueno de Carles Puigdemont, ERC, BNG y el PNV o, de lo contrario, se verán abocados a una nueva convocatoria electoral.

En caso de retener La Moncloa, Sánchez y Díaz se comprometen a que en 2024 trabajaremos 38,5 horas semanales y, en 2025, 37,5. Un paso previo hacia la intención declarada de la líder de Sumar, que en su programa electoral del pasado julio contemplaba reducirla hasta las 32 horas semanales. Esto es, pasar de trabajar cinco a tan solo cuatro días por semana. Algo que, según un reciente informe de Adecco, siete de cada diez empresas ven inviable.

«Bajar la jornada laboral implica reducir la actividad económica de forma paralela o incrementar los costes», advierte, categórico, José María Rotellar, doctor en Economía y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria. La medida, avisa, impactará además de forma directa en las pequeñas y medianas empresas, que forman el 99 % del tejido empresarial español. «Muchas no podrán soportar una subida así», considera Rotellar. «Podría suponer que tengan que poner fin a su actividad», adelanta.

Muchas empresas, en especial pymes, no podrán afrontar la subida de costes laborales o la reducción de su actividad económica

«Contribuye a enquistar un nivel de paro que es absolutamente tremendo en España al establecer nuevas trabas a la contratación», añade por su parte Daniel Lacalle, doctor en Economía y profesor en IE Business School. El también economista jefe de Tressis tilda la iniciativa de «plenamente intervencionista», dado que «la jornada dentro de las empresas debe depender de las empresas». Considera en este sentido que la medida «va en el sentido contrario» de hacia dónde debería ir la economía, que debería tender «a ofrecer una mayor flexibilidad a empresas y trabajadores».

Desde el Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria cuantifican que la merma del empleo puede ser del 1,8 %. De esta cifra el 1,1 % se recortaría ya el año que viene, con la reducción de la jornada de 40 a 38,5 horas semanales. «Como en el plan presupuestario enviado a Bruselas se estima un crecimiento del empleo a tiempo completo del 1,4% para 2024, simplemente esta medida de reducción de la jornada laboral anulará, en la práctica, cualquier crecimiento del empleo en 2024, anulando ese 1,4% previsto, que será ya una reducción de empleo mayor a partir de 2025, con alta probabilidad de destrucción del mismo», avisan desde el Observatorio.

Costes laborales

La presión que pueda suponer sobre los costes laborales es la gran preocupación de las empresas, que en los últimos años han tenido que afrontar también un alza de los costes de producción, por la inflación; y de financiación, por el alza de los tipos de interés. A ello se suma el impacto de las sucesivas subidas del salario mínimo y el alza de las cotizaciones derivada de la reforma de las pensiones. Así lo recordaron ayer las patronales CEOE, Cepyme y ATA, que en un comunicado mostraron su «rechazo» a las medidas pactadas por PSOE y Sumar, avanzando que tendrán «un impacto negativo para la actividad de las empresas, en especial las pymes y los autónomos, y por tanto en la economía y la creación de empleo en España».

Las patronales echaron en cara a Sánchez y Díaz que se comprometan a una medida de tal calado sin que pase primero por el marco del diálogo social. No solo eso, sino que, según la patronal, choca con la reforma laboral pactada y con el acuerdo por el empleo y la negociación colectiva, firmado el pasado 10 de mayo para un período de tres años. El documento, que recomienda a las empresas una subida salarial del 4 % para este año y del 3 % en 2024 y 2025, tiene un difícil encaje en un escenario de reducción de las horas trabajadas con la condición de mantener el empleo, como exigen PSOE y Sumar.

Más felicidad... o más presión

El argumento en el que se sustenta la iniciativa de Díaz y Sánchez tiene que ver con que, pese a trabajar menos horas, serán más productivos durante su jornada laboral. Un estudio realizado en Reino Unido en junio de 2022 con 70 y 3.300 empleados constató que un 95 % de las compañías habían mejorado su productividad. También hay pruebas piloto en EE. UU. o Canadá. Y cerca de 40 empresas están participando en un programa de pruebas puesto en marcha por el Ministerio de Industria, subvencionadas por la Escuela de Organización Industrial (EOI).

«Lo que no tiene sentido es trabajar más horas siendo menos productivos. La tecnología cada vez nos permite ser más eficientes. Lo que tenemos es que ser más eficientes y eliminar reuniones improductivas y tiempos de café», asegura Alejandro San Nicolás. En su consultoría, con siete empleados y destinada a gestionar la estrategia operativa de empresas de 50 a 1.000 empleados, la jornada media es de 32 horas semanales. «Mis clientes podrían permitirse esa reducción de jornada, que de hecho ya existe en hospitales, fundaciones o en la administración pública», considera.

En España la jornada laboral efectiva es de 37,8 horas, según Eurostat. Ahora bien, se trata de una media que engloba sectores con jornadas más bajas, como la Administración, y otros como la agricultura, la pesca o la industria donde son mucho más prolongadas.

La exigencia al trabajador será mayor

«Desde el punto de vista de la reducción del estrés, desde el punto de vista del trabajador, tendrá más tranquilidad y felicidad y será más productivo», apunta Ana Hernández, empresaria y experta en gestión del estrés empresarial. «Pero como en todo hay que llevar a un equilibrio. Desde el punto de vista del empresario, va a tener menor disponibilidad de trabajadores por el mismo precio. La exigencia al trabajador en esas horas será mayor», adelanta. «Eso va a generar reactividad para el empleado: tengo que hacer en menos tiempo lo que antes hacía en más. Y, con el incremento de la presión fiscal de los últimos años, no todas las empresas podrán contratar más», considera.

«Si las empresas no pueden atender a toda su producción con el mismo número de trabajadores tendrán que contratar más, incrementando costes, o no producirán tanto, con lo que caerá la facturación y tampoco podrán atender costes», resume José María Rotellar, que ve muy complicado que, sobre todo las pymes, puedan asumir una reducción de la actividad cercana al 20 %. «Es una mala noticia para todo tipo de empresas», considera.

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