La nula credibilidad de los datos de fijos discontinuos
Uno de los elementos que más pueden distorsionar la confianza en una serie de datos es el introducir un elemento que los haga, históricamente, incomparables
La triquiñuela de Yolanda Díaz para contabilizar 10 veces menos fijos discontinuos inactivos que los expertos
Uno de los elementos que más pueden distorsionar la confianza en una serie de datos es el introducir un elemento que los haga, históricamente, incomparables. Eso es lo que sucede con el cambio legal que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz introdujeron en la contrarreforma laboral, que acaba con los contratos temporales formalmente, obligando a su conversión en indefinidos fijos-discontinuos.
Ese cambio es perjudicial por varios motivos: en primer lugar, porque el Gobierno ha tratado de acabar artificialmente con la temporalidad, que sigue existiendo, pero bajo otro tipo de contrato. En segundo lugar, porque eso ha motivado más burocracia, derivada de las altas y bajas en afiliación en el caso de los fijos-discontinuos y por el mayor número de contratos mensuales que una misma persona puede llegar a firmar, en el caso en el que las empresas opten por contratar y despedir a través de distintos contratos indefinidos, sin convertir un temporal en un fijo-discontinuo.
Y, en tercer lugar, porque hasta ahora ni siquiera el Gobierno daba una cifra de los fijos-discontinuos que no están en su fase de actividad, más allá de una respuesta de un funcionario a una pregunta de control escrito que lo cifro en alrededor de 500.000. Nunca más han vuelto a ofrecer esta información. La UE aumentó la discrepancia entre el paro registrado y lo que considera paro real en casi un millón de personas. Fedea y BBVA Research estiman que, al menos, son 700.000 personas.
Díaz dijo que los fijos-discontinuos que no están trabajando son 119.400 personas
Pues bien, Yolanda Díaz dijo el otro día que los fijos-discontinuos que no están trabajando son 119.400 personas. Los dividió entre 64.100 personas que buscan empleo y 55.300 inactivas, muy lejos de las cifras manejadas por todo el consenso de analistas e investigadores, incluso de las que el propio Ministerio dio a una pregunta escrita.
Si se analiza la estadística de empleo que publica el propio ministerio, de partida nos encontramos con un problema: sólo se menciona a los fijos-discontinuos, en la página once del informe, al dar relación de las clasificaciones e incluirlos dentro de los demandantes de empleo no parados. Sin embargo, nada dice al respecto en las tablas estadísticas sobre los fijos-discontinuos. No aparecen por ninguna parte.
De esa forma, en esta tabla podemos comprobar cómo dentro de los demandantes de empleo no parados se encuentran los demandantes no parados con relación laboral, que son 559.740 personas, y los ocupados con relación laboral, que son 402.595.
Como digo, no se puede obtener más información desagregada, pues en el informe no aparece por ningún lado una rúbrica como fijos-discontinuos, que sí que aparecen en el anexo de contratos de paro registrado, pero no en el número que están inactivos y, por tanto, que antes engrosaban la relación de parados y ahora no.
Dice la ministra que esa cifra cambia cada mes; claro, como todas, y por eso es imprescindible que el Gobierno sea transparente y ofrezca esos datos, porque el oscurantismo que arroja el Ejecutivo con esa cifra es tremendo y mina la credibilidad estadística.
En 2022 hubo, al menos, un artificio de más de un millón y medio de este tipo de contratos acumulado en el año, con muchos trabajadores que firman varios contratos indefinidos a lo largo del mes al haberse prohibido la contratación temporal y no optar algunas empresas por la figura del fijo-discontinuo, sino por breves contratos indefinidos. En enero, febrero y marzo de 2023, prosiguió el efecto del artificio normativo, que empezó a corregirse, por comparación estadística, en abril y continúa, por los mismos motivos, en mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, que continúa en enero, febrero y marzo de 2024.
Todo ello, no cuadra con lo dicho por la ministra. Debe explicarlo y dar detalles. Debe publicarse claramente, porque, mientras no suceda, dicha estadística será papel mojado.
De un tiempo a esta parte, el Gobierno parece también obsesionado por controlar los datos o, al menos, influir sobre ellos, con declaraciones y actuaciones que no son especialmente estéticas, rompiendo, incluso, en ocasiones, la posibilidad de realizar comparaciones en la serie histórica, como sucede, como digo, con los datos de paro registrado al haberse convertido casi todos los temporales en fijos-discontinuos, que es el hecho más clamoroso:
- Por un lado, fuerzan la conversión de temporales en indefinidos para hacer ver que se incrementa el empleo de calidad, cuando sucede lo contrario.
- Además, de esa forma se eliminan de las listas del paro a los fijos-discontinuos en su período de inactividad.
- Y más escandaloso es que el Gobierno diga que no puede ofrecer la cifra de los que se encuentran en esa situación, cuando tiene todos los elementos de cruce necesarios para ello, ya que en afiliación a la Seguridad Social sí que los tienen que dar de baja. El cruce debería permitir obtener el dato. Y, como remate, cuando los ofrece, da unas cifras muy lejos de la credibilidad, sin explicación alguna, sin publicación.
Todo ello, genera una distorsión tremenda en los datos. La estadística es una ciencia esencial para poder tomar decisiones en el día a día y ver los efectos que éstas producen, sus posibles desviaciones y correcciones a realizar. Especialmente importante son todas las estadísticas oficiales que miden la actividad económica y el mercado de trabajo.
Por eso, es vital que los organismos estadísticos sean completamente pulcros e independientes en su labor, de manea que no se produzcan filtraciones, en primer lugar, y, en segundo lugar, que los datos obedezcan al máximo rigor técnico. Es decir, puede haber equivocaciones, pero no manipulación si lo que se quiere es contar con una estadística fiable y comparable en el contexto nacional e internacional.
- José María Rotellar es profesor y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria