¿Y si un día no podemos financiar el déficit?
¿Se imaginan ustedes que mañana nos levantamos y vemos a Sánchez anunciando que por necesidades coyunturales, nos van a meter un nuevo impuesto de Solidaridad Nacional que tienen que recaudar 53.000 millones de euros más entre los trabajadores?
Estoy escribiendo este artículo a cuatro manos con un amigo que no vive en Madrid, Sergio Pallás que no hace más que «machacarme» con nuevas ideas y con sus inquietudes sobre la economía española.
Sergio es un especialista en Interim Management, después de haber estado trabajando en numerosos puestos internacionales, y tiene una serie de idea que son tremendamente interesantes y que pasan por intentar tratar al país con un modelo empresarial, que en muchos de sus aspectos, no solo son brillantes sino que además pueden ayudar a enfrentarnos a una situación de problemas económicos.
El gran problema de todas las ideas que vamos a ir desarrollando, poco a poco en próximos artículos, es que los dos creemos que aunque las ideas son muy buenas y servirían para afrontar de forma clara y firme una crisis económico-financiera de nuestro país, lo que no estamos seguros es de que los políticos actuales sean capaces de ponerlas en marcha, no tanto por sus repercusiones como por intentar acudir a los métodos tradicionales.
Todas las organizaciones utilizan como indicadores claves y fundamentales el Gasto Público y lo que representa sobre el PIB Nominal del país
Hoy en este artículo vamos a introducir un concepto nuevo, que no se ha utilizado hasta ahora, pero que sería importante tenerlo como un indicador más para saber la que se nos puede caer encima, en el caso de que venga esa crisis.
Todas las organizaciones utilizan como indicadores claves y fundamentales el Gasto Público y lo que representa sobre el PIB Nominal del país, indicador que está obsoleto en tanto en cuanto estemos en períodos de inflación importante que hace que el PIB Nominal crezca de forma sustancial. Por ejemplo, en el año 2023 el PIB real ha crecido un 2 %, mientras que a causa de la inflación el PIB nominal lo hizo un 8,6 %, lo cual va a distorsionar todos los análisis sobre esta variable medida así.
Otro indicador es la Presión Fiscal que, de nuevo, al medirse por porcentaje de lo que suponen todos los ingresos del Estado por impuestos sobre el PIB Nominal vuelve a suceder lo mismo.
Lo mismo sucede con el déficit en porcentaje y la deuda en porcentaje, pero es lo que hay y hasta que no consigamos buscar otros medios aceptables de comparación serán los que tengamos que usar, aunque no sean los mejores para supervisar la actividad económica de los gobiernos.
Empezamos con el primer supuesto: Si mañana los mercados deciden que no nos prestan más dinero nuevo y solo nos admiten que renovemos deuda, pagando más intereses, pero no que emitamos deuda nueva.
Hoy queremos introducir el concepto de Necesidades Fiscales, que sería igual a la presión fiscal más el déficit del gobierno
Esto puede pasar o incluso ser peor, pero hoy queremos introducir el concepto de Necesidades Fiscales, que sería igual a la presión fiscal más el déficit del gobierno en nuevos impuestos excepcionales expresado en porcentaje del PIB Nominal.
Cuando un gobierno se encuentre en esa tesitura de que no puede financiar el déficit, lo que debería de hacer es bajar el Gasto Público, pero la bajada de esos gastos no es siempre posible de forma inmediata, por lo tanto deberíamos pensar en que pasaría si tuviésemos que subir los impuestos en el extraordinario caso de que esto sucediese y tener la variable de la Necesidad Fiscal.
Vamos a ver un comparativo de lo que hubiese podido pasar en el 2018 y lo que podría haber pasado en el 2023 y cuando empecemos a tener noticias del 2024 incluiremos estos datos en los nuevos análisis.
En el año 2018, el Gasto Público suponía un 41,8 % del PIB, la Presión Fiscal fue de un 39,2 %, el déficit del 2,6 %, la deuda sobre el PIB era del 100,4 % y, en caso de no poder financiarnos, las Necesidades Ficales hubiesen subido hasta el 41,8 %, es decir cada punto de déficit se transforma en un punto de presión fiscal.
En el 2023, el Gasto Público pasó a representar un 46,4 %, debido a que el PIB nominal «solo» crece un 21,4 %, mientras que los gastos se disparan un 34,9 %. La Presión fiscal sube 3,6 puntos y pasa a suponer el 42,8 % y, según la ministra, el déficit ha sido del 3,6 %, a pesar del crecimiento del 32,5 % en la recaudación de impuestos, la deuda se ha ido a un 107,7 % con un incremento del 30,3 % en la recaudación impositiva.
En el 2023, el Gasto Público pasó a representar un 46,4 %, debido a que el PIB nominal «solo» crece un 21,4 %
Pero, de nuevo, vemos que las Necesidades Fiscales que se van hasta los 678.820 millones de euros, se colocan en una presión fiscal insoportable para un país con un 45,8 % y lo difícil es saber de dónde pueden salir esos 53.159 millones adicionales.
Estos datos pueden considerarse como definitivos, cada punto de déficit equivale al mismo efecto en la presión fiscal, lo cual nos lleva a que el mantenimiento de déficit permanentes nos va a provocar presiones fiscales año a año superiores y casi sin marcha atrás.
Y aunque quede mucho por analizar deberíamos exigir a nuestros políticos que se enteren de cuales pueden llegar a ser esas Necesidades Fiscales del país porque, aunque hoy no sea necesario pagar este precio, algún día tocará pagarlo, a nuestros hijos o a nuestros nietos.
¿Se imaginan ustedes que mañana nos levantamos y vemos a Sánchez anunciando que por necesidades coyunturales, nos van a meter un nuevo impuesto de Solidaridad Nacional que tienen que recaudar 53.000 millones de euros más entre los trabajadores? Pues vayan ahorrando 2.525 euros por si acaso.