La precariedad social de la siguiente generación
Los jóvenes no piden que les den más facilidades, sólo quieren tener una oportunidad para demostrar su valía
Risas, alegría, jolgorio, idas y venidas de la cocina al comedor. Durante estos días la estampa se repite una y otra vez, restaurantes llenos hasta abarrotar y en donde no cabe ningún alfiler. Las cenas de Navidad y los reencuentros tan esperados de los más jóvenes son solamente una cara de una moneda que esconde una triste realidad: la precariedad social de la siguiente generación.
Ante un escenario de crisis continua, los más jóvenes, en su mayoría, se vieron forzados, ya no sólo a dejar a su ciudad natal, sino también la propia España en aras de buscar un futuro mejor. Simple y llanamente, los jóvenes no piden que les den más facilidades, sólo quieren tener una oportunidad para demostrar su valía, al igual que ser independientes como adultos funcionales, en definitiva, les gustaría tener las mimas opciones que tuvieron sus padres.
Los jóvenes de entre 16-29 años son una generación que lleva a sus espaldas dos crisis de gran calado en menos de 15 años (la Gran Recesión y el Covid-19) y están sobrecualificados. Hace 20 años sólo 39 % de los jóvenes contaba con una formación superior, eso es 14 puntos por debajo del actual 53 %. La Gran Recesión fomentó que los jóvenes decidieran seguir formándose para mejorar sus currículums y optar a mejores salidas profesionales. No obstante, esta inversión no ha sido recompensada, puesto que España es el líder europeo con una tasa de paro juvenil del 28,5 %, es decir, casi el doble de la media europea, 14,40 % según datos de la OCDE a cierre del 2023.
La situación de los jóvenes españoles es muy precaria y la emancipación, en muchos casos, apenas un sueño
El contexto social de los jóvenes, además de un mercado laboral precario, se caracteriza por el sueño de independizarse, puesto que la media de edad en España es a los 30,3 años según el Consejo de la Juventud de España (CJE). La tasa de emancipación de los jóvenes españoles se situó en el 16,3 % en el 2023, 12 puntos menos que en el 2008, cuando esta cifra se situaba en el 26% de los jóvenes. La tasa de emancipación española contrasta con el 32 % de la media europea, demostrando que la situación de los jóvenes españoles es muy precaria.
La emancipación para muchos jóvenes españoles es más que un sueño, especialmente por el aumento de precios de la vivienda que se ha encarecido un 56% desde los mínimos del 2014. En este último año 2024, la vivienda ha registrado un incremento de precios cercano al 10% y no se espera que disminuya en el corto plazo. A día de hoy, los precios del sector inmobiliario están por encima de los precios del boom del 2008 a causa de una falta de oferta. La escasez de suelo disponible final, junto con la no actualización de los planes urbanísticos municipales, al igual que la alta inflación y los costes de construcción están condenando a nuestros jóvenes.
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Si los salarios ya son significativamente bajos, la tasa de temporalidad destaca por ser totalmente lo opuesto en menores de 30 años. Según Funcas, en el 4T-2023, la tasa se situó en el 35 %, es decir, 19 puntos más que el promedio de la economía. De esta forma, la inseguridad e inestabilidad se ceba con los más jóvenes. A pesar de esta situación, las nuevas generaciones hacen un esfuerzo titánico al bien común, puesto que su contribución a la Seguridad Social es mayor que la de sus padres. A día de hoy, jóvenes con un SMI de 1.134 euros deben apoyar una pensión media que ha alcanzado ya los 1.258,04 euros, una cuantía mayor que aquella que produce una persona en edad de trabajar. De este modo, los jóvenes cada día son más conscientes de que el sistema de reparto les imposibilita progresar al no permitirles ahorrar, puesto que las pensiones públicas no son sostenibles en el largo plazo ni tendrán derecho a ellas.
La precariedad ya mencionada obliga a los hogares jóvenes de entre 16 y 29 años, según el INE, a optar por el alquiler, 56,6 % del total. De este modo, los jóvenes con propiedad han caído desde el 47,7 % en 2004 al 29 % en 2023. La caída de la riqueza e ingresos entre los jóvenes españoles es más que palpable, puesto que, según el Banco de España, la riqueza neta real mediana de los hogares jóvenes en 2020 fue de sólo 24.000 euros, es decir, menos de un tercio de la de sus padres en el 2002 que fue de 87.200 euros.
Las dificultades que atraviesan los jóvenes españoles obligan, por tanto, a las familias a ayudarles a través de donaciones o cesiones en propiedad. Unos hechos que ahondan aún más en la fractura y desigualdad social perpetuándolas. Ahora más que nunca haber nacido en el seno de una familia con posibilidades va a marcar el futuro de los más jóvenes. Finalmente se confirma que el ascensor social se ha roto.
- Gonzalo Gómez de la Calle es consultor de NTTData y profesor de Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE