Europa y la India, en la encrucijada
Desde la caída de la URSS, el lema de «Made in India» sigue siendo la mejor expresión de lo que busca este país: su autosuficiencia
El año al que echamos el cierre es el primero en el que los EE. UU. superaron a China como principal socio comercial de la India; en 2023 lo fue la Unión Europea (UE). Un resultado nada improvisado sino fruto de una confluencia de intereses de estas potencias. Ninguna de las tres economías —la india, la norteamericana y la europea— está interesada en la creciente influencia de China; una influencia galopante que se vio reforzada al convertirse en el báculo de apoyo a Rusia tras el bloqueo comercial de esta intentado por Occidente como sanción por la invasión de Ucrania.
Es cierto que hay un cierto deshielo en las relaciones entre China e India tras la reunión que sus mandatarios mantuvieron en la reciente cumbre de los BRIC celebrada en la ciudad rusa de Kazán. No obstante, India no se siente cómoda en la estrategia de quienes quieren usar a los países BRIC como plataforma enfrentada al Occidente económico.
Los intereses de India son los suyos propios y su habilidad comercial le ha permitido en los dos últimos años relacionarse económicamente a un tiempo tanto con Ucrania como con Rusia. Desde la caída de la URSS, el lema de «Made in India» sigue siendo la mejor expresión de lo que busca este país; su autosuficiencia. Una autosuficiencia que también alcanza a su capacidad militar lo que la diferencia tanto de Japón como de Corea del Sur que sí dependen críticamente de la protección estadounidense. Relacionado con lo anterior, resulta relevante el hecho de que en el nuevo año —2025— se espera que India adelante a Japón como cuarta potencia económica mundial.
La Unión Europea lleva tiempo siguiendo la estela del modelo de relaciones con la India que viene desarrollando los EE. UU. En 2022 se creó el Consejo para el Comercio y la Tecnología entre la UE e India (TTC, por sus siglas en inglés) a imitación del modelo puesto en marcha por los norteamericanos. El acuerdo europeo pone el énfasis sobre tres focos o grupos de trabajo; los semiconductores (que incluye la gobernanza de datos), la tecnología limpia y el comercio en general con especial énfasis en la fortaleza de las cadenas de valor. En el nuevo año que ahora se estrena la UE tiene que aprobar una nueva hoja de ruta para el TTC.
De particular importancia en la cooperación entre la UE y la India resulta el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC, también por sus siglas en inglés). Este corredor busca mejorar la conexión entre India, Oriente Medio y Europa (en este caso a través de los puertos de Haifa en Israel y El Pireo en Grecia. Siendo más precisos, el IMEC incluye dos corredores, el oriental que conecta a la India con el Golfo Arábigo y el Norte que conecta a este golfo marítimo con Europa, sumando una red transfronteriza de ferrocarriles y barcos.
El IMEC supone el tendido de cables submarinos que faciliten el transporte de electricidad y la conectividad digital de las áreas implicadas. También tiene previsto incorporar tuberías para el transporte de hidrógeno limpio. Naturalmente, el desarrollo del IMEC se ha visto detenido por las operaciones militares en Israel.
De lo que poca duda cabe es de que este corredor debilita la hegemonía china que se extiende sobre la Iniciativa de la Franja y de la ruta. También lo debilitan las no muy buenas relaciones entre China y los dos últimos gobiernos pakistaníes (tradicional amenaza para la India). Prueba de las frías relaciones entre China y Pakistán es el retraso en el desarrollo del corredor China-Pakistán, la joya de la corona de la moderna versión de la ruta de la seda.
En definitiva, la Unión Europea coincide con la India y otros muchas áreas de poder en sus recelos hacia un mundo bipolar dividido entre EE. UU. y China. Sin embargo, y a pesar de los intentos de acercamiento, los acuerdos con India son verdaderamente complejos. A su propia estructura política interna —más de 28 estados alguno con más de 200 millones de habitantes— se une la política del presidente Modi que en su ya tercer mandato está asentando una agenda de gobierno «nacional-hinduista» que dificulta los acuerdos internacionales. Sin embargo, a India no le queda otra que acercarse a Europa y al resto de Occidente si quiere hacer frente a la asertividad de China. De hecho, todos los países fronterizos con India tienen firmados importantes acuerdos con la segunda economía del mundo.
- José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino