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La imagen más simbólica del xx congreso del PP

La imagen más simbólica del XX congreso del PPEFE

XX Congreso del PP

Feijóo empieza fuerte: activa el reloj electoral y ya busca a los mejores candidatos

El nuevo líder del PP tiene por delante seis meses de intenso trabajo para rodar su liderazgo, la nueva estructura del partido y poner a punto las principales candidaturas

«Casado era un peso muerto. Casi nos cuesta las elecciones en Castilla y León después de habernos dicho que sacaríamos 38 escaños», relataba este sábado un veterano dirigente del PP de Castilla y León en los pasillos del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, con el aludido aún de cuerpo presente en el auditorio para asistir a su propio funeral político. «Solo lo de Alberto Casero (el diputado del PP que se equivocó en la votación de la reforma laboral) nos costó tres puntos», se lamentaba.

No deja de resultar irónico que el gran revulsivo y la esperanza del principal partido del centro derecha sea un político que, como el propio Alberto Núñez Feijóo, afirmó durante su primer discurso como presidente del PP, está en el último cuarto de su vida política. Claro que, como añadió después, el último cuarto es siempre el definitivo.

«Oa, oa, oa, Feijóo a La Moncloa», le gritaron los compromisarios. «Eso ya lo veremos», cortó él, con la prudencia de quien sabe que lo que le ha caído encima «no es un cargo, es una carga». Así lo dijo y así entiende él la política, como una responsabilidad más que como un privilegio.

En Sevilla se le ha notado ese peso. Cuando más se relajó fue el sábado comiendo con sus barones regionales. En la mesa no se habló de estrategias, candidaturas ni pactos, según fuentes presentes, sino de anécdotas y chascarrillos de éste y otros congresos. Fue un rato para la distensión después de la tensión de las últimas semanas.

Feijóo saluda a la mesa del congreso

Feijóo saluda a la mesa del congresoEFE

Feijóo asume las riendas de un PP absolutamente entregado, devoto, creyente. Que ha vivido la última etapa de Casado como una especie de penitencia por haber puesto la Presidencia del partido en 2018 en manos de unos «aficionados», que es lo más suave que les llaman. Algunos ya se refieren a Feijóo como el «apóstol». Él prefirió calificarse a sí mismo como «peregrino».

La noticia de la votación de este sábado no fue el amplísimo 98,35 % de votos que recibió el único candidato a la Presidencia, sino que hubiera un 1,65 % de votos disidentes. O despistados, a saber.

¿Cuánto durará la luna de miel? A los periodistas les pidió este sábado cien días de cortesía, medio en broma, medio en serio. Los suyos le darán más. Pero él es el primero que sabe que ni España ni el PP están para perder el tiempo.

«A trabajar», se dijo a sí mismo y dijo a sus compañeros al final de su discurso. A partir de ahora, el partido se pone en modo electoral, con la mirada puesta en Andalucía sobre todo, pero no solo.

Andaluzas, municipales y autonómicas

De hecho, en sus últimas conversaciones con los presidentes regionales del PP, Feijóo les ha pedido que le den cuanto antes los nombres de sus candidatos a las capitales para las elecciones municipales de mayo de 2023. El nuevo líder quiere tener el listado cerrado en torno al verano. «Los candidatos no se improvisan, requieren meses de rodaje, y un año pasa rápido», señala uno de esos presidentes en conversación con El Debate.

Tampoco están claros todos los candidatos autonómicos, y esa es otra prioridad para Feijóo. Faltan, al menos, los de Extremadura, La Rioja, Navarra, Cantabria y Asturias, comunidades todas ellas donde de aquí a junio hay que convocar los respectivos congresos regionales.

En Andalucía, por su parte, Feijóo y Moreno han pactado que el presidente andaluz decida en exclusiva cuándo convocar las elecciones, si en junio o en otoño. Lo cual parece una obviedad, pero no lo es tanto: tras las elecciones madrileñas de mayo de 2021, Moreno aguantó durante meses no pocas presiones de Casado y Teodoro García Egea para que las adelantara y rematar –eso creían– a Pedro Sánchez. Aunque nunca cedió.

También han pactado que el nuevo coordinador general del partido, Elías Bendodo, no abandonará la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía hasta después de las elecciones. Moreno no puede permitirse prescindir de ninguno de sus activos.

El ensamblaje de las piezas de la nueva dirección, empezando por Cuca Gamarra –nueva secretaria general– y el propio Bendodo, también tiene sus riesgos. «En Galicia, Feijóo tenía un partido hecho que funcionaba como un reloj. Ahora tiene que hacer equipo, combinar caracteres distintos, rodar una estructura nueva… no es fácil», apunta otro presidente regional.

Vox, el elefante en el XX congreso

Durante el congreso, el propio Feijóo, José María Aznar, Mariano Rajoy y los presidentes regionales del PP se han conjurado para no hablar públicamente del elefante en la habitación, Vox. No más allá de algún mensaje más o menos velado del nuevo líder, que pidió a quien corresponda que deje de pedir y repartir «carnés de patriotas».

Sin embargo, el innegable tirón de Vox preocupa y los populares son conscientes de que el cambio de liderazgo no hará desaparecer por arte de magia a los de Santiago Abascal. Sí creen, en cambio, que tienen otro punto débil: la gestión. «Vox se va a oxidar. Una cosa es señalar el problema y otra gestionar. La gestión será el principio de su fin», señalan desde el entorno del presidente andaluz –otra cosa es cuándo–, a propósito del Gobierno de coalición formado por Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León.

Acuerdo que la militancia del PP ha digerido con total naturalidad, a juzgar por lo visto en Sevilla. Y eso que los populares están molestos con que Vox haya retrasado a propósito –dicen– la investidura de Mañueco hasta después del congreso de Feijóo con la única intención –dicen– de «fastidiar».

Abascal, además, fue este sábado el único líder político que no felicitó públicamente al gallego por su nombramiento. Sí lo hicieron Pedro Sánchez y Yolanda Díaz a través de Twitter.

«En estos tiempos complejos, trabajar con unidad y responsabilidad por el bien común de la ciudadanía debe ser una prioridad de todos y todas», escribió el presidente. «Hoy más que nunca nuestro país necesita una oposición leal y constructiva, alejada de quienes nos quieren hacer retroceder décadas. Toda la suerte», le deseó la vicepresidenta segunda, por su parte.

¿Vuelve el marianismo? «Feijóo es Feijóo. No es Rajoy y tampoco es Aznar. No lo comparéis con lo anterior. Ya lo iréis conociendo», sentencia críptico un diputado del PP gallego.

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