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Agente de la Guardia Civil, en una imagen de archivo

Agente de la Guardia Civil, en una imagen de archivoEuropa Press

Operación Gorblan

Pretendían controlar el narcotráfico en el Guadalquivir

Policía y Guardia Civil abortan la fusión de dos de las organizaciones más importantes del Campo de Gibraltar y Sevilla

Pensaban constituir la organización criminal más importante del Guadalquivir, desde su desembocadura hasta la ciudad de Sevilla. Sin embargo, la efectiva actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil han permitido abortar la fusión de dos de las organizaciones de narcotráfico más importantes de la zona. En la operación se han detenido a 51 personas, se han intervenido 10 toneladas de hachís, así como narcoembarcaciones y armas de fuego.

La investigación comenzó hace dos años cuando los agentes de La Línea de la Concepción identificaron a un individuo que circulaba con gran cantidad de material náutico del utilizado en narcolanchas, así como una importante cantidad de dinero escondida en su vehículo, que podría estar sirviendo a grandes organizaciones criminales.

Siguiendo la pista, los agentes averiguaron que el principal dirigente de una organización en la zona de La Línea, un conocido narcotraficante de la localidad dada la fuerte presión policial en la zona, habría decidido establecer nuevos lazos de unión con otra conocida organización criminal con sede en Sevilla. La red de la ciudad hispalense estaba liderada por un hombre con un largo historial por asuntos relacionados con el tráfico de drogas y especialista en introducir grandes cantidades de estupefaciente a través del río Guadalquivir.

Cada una con su función

Unas de las organizaciones era especialista en introducir droga a través del río Guadalquivir y la otra se encargaba de la recepción de droga que era transportada por narcolanchas y desembarcada en las playas. Con la fusión de ambas organizaciones pretendían controlar el narcotráfico en la zona y aumentar sus beneficios económicos.

Ambas organizaciones contaban con un gran entramado logístico, mediante el cual transportaban las embarcaciones semirrígidas y los motores de gran cilindrada desde fuera de España hasta naves industriales sitas en diferentes localidades de Sevilla y Córdoba, donde las preparaban y custodiaban hasta el día de la botadura. Todo este entramado logístico requería de conductores de camiones de gran tonelaje, mecánicos encargados de la puesta a punto de la misma y la preparación para su botadura, pilotos, embarcaciones y camiones con un valor económico superior al medio millón de euros y utilizados exclusivamente para estas actividades.

La botadura de las embarcaciones se llevaba a cabo bajo la supervisión de los hombres del clan de Sevilla, quienes no permitían que ninguna otra organización se entrometiera en sus planes, ejerciendo su poder en dicha zona de influencia, para lo que contaban con armas de fuego, chalecos antibalas, armas de electrochoque y otros elementos para salvaguardar sus operaciones de botadura. Tras esto, las embarcaciones se dirigían a Marruecos, donde se producía la carga de la sustancia estupefaciente, para posteriormente introducirla en las costas españolas, mediante el método del desembarco o alijo en playa.

De Sevilla a Sanlúcar

Debido a la dificultad que entraña la desembocadura del río Guadalquivir, la organización contaba con numeroso personal contratado para realizar labores de vigilancia de la zona, así como las labores de extraer el estupefaciente de las embarcaciones. Estas personas eran trasladadas desde la Línea y de la zona de Sevilla, involucrándose ambas organizaciones, unidos estos a los propios miembros de la organización oriundos de la zona de Sanlúcar de Barrameda. Una vez finalizada la descarga del alijo, aprovechaban para surtirse de gasolina y víveres, y en algunas ocasiones cambiar a la tripulación de la embarcación, para así volver de nuevo a Marruecos y comenzar de nuevo el ciclo.

Durante las investigaciones se comprobó el un alto poder adquisitivo de los principales responsables, así como una gran capacidad económica para planificar las operaciones, pues su infraestructura iba desde el lugar de ocultación y preparación de las narcolanchas en naves de distintas localidades de Andalucía, su botadura con camiones de gran tonelaje. Además, eran los miembros del grupo los que realizaban todas las actividades relacionadas con el narcotráfico como, mecánicos, conductores de camiones, pilotos de embarcaciones, personal participante en las descargas de los alijos y en la ocultación de la narcoembarcación.

Como resultado, hasta el momento se ha detenido a 51 personas, de las cuales 21 se encuentran en prisión preventiva; se han intervenido más de 10.300 kilos de hachís, así como vehículos sustraídos, armas de fuego, ocho narcoembarcaciones y gran cantidad de combustible (1.200 litros), asimismo en los registros se han intervenido 180.000 euros en efectivo.

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