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Carlos Lesmes, Pilar Llop, entonces, presidenta del Senado, y Sánchez, en 2020

Carlos Lesmes, Pilar Llop, entonces, presidenta del Senado, y Sánchez, en 2020GTRES

Lo que España se juega en la renovación del poder judicial

El Debate adelantó la «hoja de ruta» en la batalla por el poder judicial

Lesmes se había marcado el 5 de octubre como la fecha de «no retorno» para proceder a su dimisión

«Lo que España se juega en la renovación del poder judicial». Bajo este epígrafe, El Debate ha ido desvelando las maniobras para controlar el poder judicial a través de informaciones que se han ido cumpliendo como una «hoja de ruta» perfectamente definida en la batalla por el CGPJ. El pasado 22 de septiembre, El Debate ya adelantaba que la dimisión de Lesmes era inevitable en la semana del 5 de octubre, como así ha ocurrido. «Lesmes, quien amenazó con irse «en cuestión de semanas» si Gobierno y oposición no alcanzaban un acuerdo para designar un nuevo órgano de los jueces, con plenas facultades, planea pulsar el botón rojo de su salida el 5 de octubre», decía nuestra información.

El día 26 de septiembre, el Tribunal Supremo respaldaba el informe jurídico elaborado por el gabinete técnico del CGPJ, que explica el mecanismo para la sustitución del presidente de ambos órganos, Carlos Lesmes. Era un paso previo hacia el inevitable final.

El botón rojo fue pulsado efectivamente el pasado miércoles, día 5, como había anunciado El Debate. Y este domingo día 9 la salida se ha materializado a través de un comunicado difundido a los medios a última hora de la tarde.

La idea inicial de Lesmes era dejar el Tribunal Constitucional en bandeja al presidente Pedro Sánchez. Se va sin haberlo conseguido, aunque maniobras no han faltado hasta el último minuto. ¿Por qué? ¿Qué hay detrás de esa gran operación política diseñada en Moncloa? El Debate también lo avanzó un día después de la información antes mencionada. Este era el titular del 23 de septiembre: «Sánchez quiere tomar el Constitucional para que permita una nueva consulta en Cataluña».

«El presidente quiere una mayoría de izquierdas en el TC para que sus magistrados validen una consulta futura en Cataluña sobre su encaje en España. Si el proyecto prospera, después iría el País Vasco. Ese es el horizonte a medio largo plazo que manejan el PSOE, ERC y Bildu». Este horizonte tardó poco tiempo en vislumbrarse.

Fue el propio presidente catalán, Père Aragonés, quien el 27 de septiembre, cuatro días después de publicarse la información, planteaba sin disimulos al Gobierno pactar un referéndum de autodeterminación, siguiendo la llamada vía canadiense, para la que, antes, tratará de sumar alianzas en Cataluña. La idea ya estaba lanzada, y a partir de ese punto girará la nueva aspiración de un separatismo en horas bajas.

Hay que reseñar que la propuesta que hizo Aragonès es, en realidad, de Miquel Iceta, el anterior líder del PSC y hoy ministro y asesor áulico de Sánchez en lo que se refiere a la cuestión catalana.

El viernes pasado, hace tan solo tres días, El Debate desvelaba un nuevo episodio en la guerra institucional que se vive en España. «Temor a que Sánchez asalte también el Consejo de Estado en una maniobra con Teresa Fernández de la Vega».

La dimisión «inaudita» de la consejera permanente Victoria Camps –propuesta por el PSOE– permitirá al Consejo de Ministros restaurar a su anterior titular, María Teresa Fernández de la Vega, en uno de los nueve únicos cargos vitalicios de España. Suma y sigue en el asalto de Sánchez a las instituciones.

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