Vox coge impulso y redobla su postura de «distancia infinita» con el Gobierno a seis meses de las elecciones
La posición de los de Abascal es clara: «No hay nada que negociar» con el Ejecutivo, ni con el PSOE, ni con Pedro Sánchez. Sus frentes: las instituciones, los tribunales y las calles
El mes de noviembre se preveía largo, y ha dado para mucho. La reforma del delito de sedición, las consecuencias de la recién entrada en vigor ley del 'solo sí es sí' y el anuncio de la reforma del delito de malversación que pide ERC han sido la gota que ha colmado el vaso de la indignación de Vox con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Desde el principio, la formación de Santiago Abascal ha mantenido una clara postura de «oposición total» al Ejecutivo, y ahora, en vista de los últimos acontecimientos, insisten en un mensaje claro: «distancia infinita» con Pedro Sánchez, con el PSOE y con su Gobierno.
A su juicio, este está «inmerso en un proceso destituyente de España», como ha señalado el propio Abascal en sus tres intervenciones clave durante estas últimas semanas: primero, en la rueda de prensa tras el anuncio por parte de Sánchez de la reforma de sedición; después, en la manifestación de noviembre; y, por último, la semana pasada en el Congreso tras la expulsión de la diputada Patricia Rueda de la tribuna del Parlamento.
Lo han reiterado en muchas ocasiones. Vox hará oposición en varios frentes: las instituciones, los tribunales y las calles. Y en ello centran sus esfuerzos políticos semana tras semana, con la mirada puesta ya en unas elecciones generales que, tras las autonómicas y municipales del próximo mayo como medidor del ánimo de los españoles, se celebrarán dentro de un año, si es que no hay adelanto.
El anuncio de Sánchez sobre la sedición fue la última pieza del dominó que quedaba para que Vox llamara a los españoles a salir a las calles. Y así fue. Abascal compareció desde la sede nacional del partido por primera vez en meses abierto a apoyar «cualquier iniciativa» que pasara por desbancar al presidente del Gobierno del Palacio de La Moncloa y convocar elecciones anticipadas, en lo que se consideró una exigencia al PP para presentar una moción de censura como principal partido de la oposición.
La manifestación en Colón, «la mejor encuesta»
Primero en Barcelona y la semana siguiente en Madrid y el resto de España. La formación conservadora y el sindicato Solidaridad convocaron concentraciones para exigir la dimisión del Gobierno y que se celebren elecciones anticipadas. El mensaje de Santiago Abascal en Colón fue claro: «No hay nada que negociar con un Gobierno que destruye las instituciones, no hay nada que negociar con los socialistas, no hay nada que negociar con Pedro Sánchez».
Ochenta mil personas acudieron a la plaza madrileña, y más de cien mil en toda España, según datos de los organizadores. El éxito en la convocatoria fue celebrado por los de Abascal, que consideraron que los españoles hablaron «con claridad» al acudir masivamente para protestar contra las políticas del Ejecutivo de Pedro Sánchez. «La mejor encuesta, y la única en la que creemos, es la que vimos ayer en la Plaza de Colón», expresó al día siguiente la diputada Inés Cañizares en rueda de prensa.
Ataques a Vox en el Congreso
Si bien la tensión es una constante en la Cámara Baja, el clima de crispación al que se ha asistido estas últimas semanas, coincidiendo con el debate de los Presupuestos Generales del Estado y la aprobación de la toma en consideración de la proposición del PSOE y Unidas Podemos para suprimir el delito de sedición, ha sido aún más llamativo.
Las palabras de la diputada de Vox Carla Toscano dirigidas a Irene Montero sobre su relación con Pablo Iglesias generaron gran revuelo en la bancada de la izquierda, y tras lo ocurrido, además de que la ministra de Igualdad tildara de «violencia política» sus declaraciones y profiriera el insulto de «fascistas» a los diputados de Abascal, un miembro de la Mesa del Congreso, de Podemos, increpó gestual y verbalmente a Toscano desde el escaño.
Solo unos días después, el vicepresidente de la Mesa del parlamento, del PSOE, instó a la diputada también de Vox Patricia Rueda a retirar el término «filoetarra» que había pronunciado en referencia a Bildu durante su intervención. Al negarse a hacerlo, fue expulsada de la tribuna de la Cámara.
Como protesta, los de Vox abandonaron el hemiciclo, y Abascal se plantó ante lo que denunció como «proceso de degradación institucional». «Vox va a resistir, no va a ser amordazado», expresó desde el escritorio del Congreso. Al día siguiente, desafiaba a la presidencia de la Cámara pronunciando la palabra «filoterroristas» en la sesión de control al Gobierno: «Será recordado como el presidente que incorporó a la dirección del Estado partidos que defienden a condenados por terrorismo, es decir, a filoterroristas», le espetó a Sánchez.
Entrevista | Diputada de Vox
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Así las cosas, Vox se ha desmarcado esta semana de los actos institucionales convocados por el Gobierno con motivo del aniversario de la Constitución, al considerar que el PSOE y Podemos «están constantemente vulnerando» la Carta Magna. El partido de Abascal intensifica así su oposición al Ejecutivo las últimas semanas de 2022 y a solo seis meses de unos comicios que marcarán el último año de la legislatura.