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Yolanda Díaz, durante su presentación como candidata

Yolanda Díaz, durante su presentación como candidataEFE / EP

No hay marcha atrás

Yolanda Díaz rompe la correa de Iglesias y pasa lista a su bando: «Estamos cansadas de tutelas»

«Hoy, humildemente, voy a dar un paso adelante. Quiero ser la primera presidenta del país», afirma alto y claro en su presentación como candidata, con la dirección de Podemos ausente y aislada

Delante de 3.000 personas, Yolanda Díaz rompió este domingo la correa que le ha intentado poner Pablo Iglesias «Las mujeres no somos de nadie. Y yo, mujer, no soy de nadie. Ya estamos cansadas de tutelas, no pertenecemos a nadie más que a nosotras mismas. Se nos entiende muy bien, no hace falta que lo digamos más alto», afirmó durante la presentación de Sumar.

Un acto en el que oficializó lo que era una obviedad: «Hoy, humildemente, creo que puedo ser útil para nuestro país. Hoy, humildemente, voy a dar un paso adelante. Quiero ser la primera presidenta del país, porque España y las mujeres son imparables», anunció, ante un público deseoso que ha esperado meses pasa escuchárselo decir.

Cuando un político con proyección nacional elige un recinto pequeño para dar un mitin lo hace por uno de estos dos motivos: o tiene miedo de no llenar uno mayor y prefiere no arriesgar; o quiere reventarlo para trasladar una imagen de poderío.

En el caso de Díaz estaba claro que se trataba de lo segundo. Ya solo con la larguísima lista de invitados y personalidades varias de la quincena de partidos seducidos por la melodía de Hamelín, y la prensa acreditada, se preveía que el polideportivo Magariños iba a quedarse pequeño. Y así fue. Cupieron 3.000 en el pabellón donde un jovencísimo Pedro Sánchez jugaba al baloncesto con el Estudiantes, según la organización. Desde fuera lo siguieron por las pantallas otras 2.000.

El interior del polideportivo Magariños

El interior del polideportivo MagariñosSumar

Una hora antes del inicio del acto de Sumar, la cola sumaba varios cientos de personas. Poco a poco iban entrando los VIPs, entre muestras de camaradería: Ada Colau, los ministros Alberto Garzón y Joan Subirats, Íñigo Errejón, Enrique Santiago, Joan Ribó, Mónica García, Inés Sabanés, Juan López Uralde, Rita Maestre, Jaume Asens, Fátima Hamed, Txema Guijarro… aunque el más solicitado no fue ninguno de ellos, sino el periodista Jorge Javier Vázquez, invitado estrella.

Sonaba por la megafonía Alaska, a quien el Ayuntamiento de Madrid acaba de conceder la Medalla de Honor de la ciudad, entre airadas críticas de Podemos. «Yo sé que me critican, me consta que me odian. La envidia les corroe (…). Mi destino es el que yo decido», hasta eso parecía un mensaje subliminal a Podemos.

Entre el público había dos coordinadores regionales de Podemos, Borja San Ramón (Galicia) y Begoña Alfaro (Navarra), así como seis ex secretarios generales del partido morado en distintas comunidades: Nacho Escartín (Aragón), Lander Martínez (País Vasco), Eduardo Santos (Navarra), Daniel Ripa (Asturias), Antón Gómez-Reino (Galicia) y Óscar Urralguru (Murcia).

La aventura de Sumar empezó en el Matadero de Madrid el pasado 8 de julio, ante 5.000 personas. Entonces, Díaz pidió a los principales líderes políticos de la coalición Unidas Podemos que no acudieran, para dar protagonismo a la gente, y así lo hicieron (todos menos el secretario general del PCE, Enrique Santiago, que sí tenía permiso).

Demostración de fuerza

Pero esta vez su intención era la contraria: reunir al mayor número de dirigentes de la izquierda -de IU, Más País, los Comunes, el PCE, Verdes Equo, Compromís, Alianza Verde, Chunta Aragonesista, Més per Mallorca, Proyecto Drago...- para dejar solo a Podemos en su empecinamiento. Para decirle que, o se sube a este tren en marcha, o acabará arrollado.

Íñigo Errejón, Alberto Garzón y Joan Ribó, en el acto de Sumar

Íñigo Errejón, Alberto Garzón y Joan Ribó, en el acto de SumarEFE

Con 50 minutos de retraso y el público impacientado, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo saltó a la cancha, flanqueada por la alcaldesa de Barcelona, que estuvo desde el inicio junto a Díaz, y la portavoz de Más Madrid. Como ya es costumbre, la lideresa de Sumar se hizo acompañar sobre el escenario por personas de la sociedad civil y sin pasado en la política activa, con la excepción de la exdiputada del PSOE en Madrid y activista LGTBI Carla Antonelli.

Además de Antonelli, hablaron un joven extremeño creador de contenido en redes, la dueña de una tienda de ultramarinos en Valencia, una sindicalista de Murcia y la poeta y novelista nicaragüense Gioconda Belli, que se refirió a la socia de Sánchez como la «cuidadana Díaz», porque cuida. Fue Belli la primera que mandó un recado a Iglesias, al que sin mencionarlo se refirió como «sabelotodo». «Atesora tu poder, te lo pido por todas nosotras», leyó en un poema que le dedicó.

Aunque quien en realidad enfervoreció al público por primera vez fue Antonelli. «Eres ilusión, pura emoción. Presente y por supuesto futuro. Futura presidenta, vas a ser tú», afirmó. «Se inicia un nuevo comienzo. El gran comienzo, en este día histórico del 2 de abril», proclamó ilusionada.

Ya como presidenciable, Yolanda Díaz cambió el micrófono de mano o de diadema de mítines anteriores por un atril, mucho más formal. «El futuro está aquí, se llama Sumar. Vamos a estar a la altura. Quiero presentar otra forma de hacer política, en la que quepamos todas», se arrancó.

Después pasó lista a los presentes, porque de eso iba también el acto de este domingo. O sobre todo. Dio las gracias a los alcaldes Ada Colau y Joan Ribó, a Alberto Garzón y Enrique Santiago, a Mónica García, Rita Maestre, Íñigo Errejón, Jaume Asens… «gracias a todas las formaciones políticas que hoy nos acompañáis aquí», continuó, mientras enumeraba algunas.

Más adelante se liberó de las ataduras con ese «yo, mujer, no soy de nadie» y cargó con dureza contra el PP y Alberto Núñez Feijóo, ya metida de lleno en su papel de candidata, que hizo oficial al final de una larga mañana en Magariños.

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