El 'árbitro' de las elecciones en Álava, un etarra condenado por mantener la 'ortodoxia' entre los presos
El hoy 'topo' de Bildu en la Junta Electoral de Álava pasó 10 años en prisión como integrante de ETA
Con la misma tranquilidad e impunidad que daba la madrugada del 26 de noviembre de 1983 para descerrajar cinco tiros sobre el hostelero Juan Antonio Julián Bayano, el pistolero Agustín Muiños aceptó el encargo de engrosar la candidatura de Bildu al Ayuntamiento de Legutiano. La formación que lidera Arnaldo Otegi, tenía un infiltrado en la Junta Electoral de Álava que le permitiría aparecer en las listas, incluso, con su propio alias etarra, ‘Tinín’.
Porque el infiltrado no era un emisario cualquiera. Se trata de José María ‘Txema’ Matanzas, líder del ‘aparato de abogados’ que dirigía y trasladaba las órdenes entre la dirección de ETA, ubicada en Francia, y los presos de la banda. Por ello pasó 10 años en distintas cárceles, entre ellas, la gaditana de Puerto III, la reservada, hasta que Sánchez inició el proceso de acercamiento, a los más duros de la organización terrorista. «No se puede reclamar a los presos que pidan perdón, ni el rechazo o repudio de la violencia», aseguraba en 2018, apenas un año después de salir de prisión, en una comparecencia en el Parlamento Vasco a petición de Bildu.
Matanzas siempre ha sido considerado como el vigilante de la ‘ortodoxia’ terrorista. Incluso, durante los diez años que pasó en prisión, era considerado el vigilante del resto de presos etarras. En verano de 2009 escribió una carta en la que lanzaba críticas a la organización terrorista. Todo un plan para ser acercado a la cárcel de Topas (Salamanca) donde permanecían 16 etarras, incluida su novia. Pocos meses después, fue trasladado nuevamente a Cádiz después de comprobar que su misión en la cárcel era más bien controlar a los internos y proclamar las órdenes de la dirección terrorista ante posibles indicios de arrepentimiento por parte de los presos.
Un etarra con suerte
El historial de Txema Matanzas en los ficheros policiales es amplio, y antiguo. Ya en 1992, dos etarras del comando Vizcaya le implicaron en la actividad terrorista, aunque nada se pudo demostrar. En 1995 fue detenido por la colocación de carteles de homenaje a etarras que contenían los logotipos de la Guardia Civil y la Ertzaintza bajo el lema «El pueblo no perdona». Sólo fue juzgado por ensuciar la marquesina.
Entre una comparecencia ante la Audiencia Nacional y otra, se encargaba de defender a algunos de los más sanguinarios etarras, entre los que se encuentra el autor de la matanza de Hipercor, Rafael Caride Simón, el terrorífico Iñaki de Juan Chaos o los cuatro etarras que secuestraron y mantuvieron en cautiverio durante 532 días a Ortega Lara.
Finalmente, en el año 2000 fue detenido por participar en una reunión en Durango en la que se dio forma a EKIN, la cabeza pensante del entramado en el que ETA era la encargada de ejecutar.