El bloque de izquierdas se hunde: los aliados de Yolanda Díaz no cuajan el proyecto de Sumar

La mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y la victoria del Partido Popular en feudos del cinturón tradicionalmente 'rojo' como Aragón, Cantabria, Comunidad Valenciana o La Rioja han dejado a los socialistas, territorialmente, en precario. Con el censo de todos los españoles en la mano, para estas municipales, el PSOE ha perdido las elecciones y, con ello, el primer pulso de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo aunque ninguno de ambos se presentaba como candidato Las urnas han confirmado que la formación del gallego es quien recoge la mayor parte de la fuga de votantes del sanchismo al que ha penalizado la abstención de su electorado.

No en vano, con este escenario, el Gobierno se disputará, en diciembre, hasta una veintena de diputados con el bloque de la derecha, menos de los que tratará de retener a su lado frente a las propuestas de Sumar, la plataforma ciudadana de la vicepresidenta Yolanda Díaz, y Podemos que, todo parece indicar, concurrirán separados y seguirán socavando el suelo electoral de sus socios del PSOE, hundiéndose con ellos. Sin diputados morados en Madrid –donde Mas Madrid cosecha un batacazo en el Consistorio e iguala escaños con los socialistas en la Comunidad; y, Valencia, donde también pierde Compromís; con Cádiz en manos del PP y Ada Colau de tercera en Barcelona, la cosa se le complica, y mucho, a Díaz incluso antes de empezar.

Es normal que el desgaste habitual del ejercicio del poder se traduzca, con el tiempo, en derrotas electorales. Lo que no es tan habitual es que unas elecciones municipales y autonómicas se conviertan en un plebiscito, en avance, de lo que serán las próximas generales y, esto es lo que ha sucedido esta noche en España. Sánchez no ha superado el primer examen y, si las cosas no mejoran en los próximos meses, lo tendrá muy complicado para revalidar su presencia en la Moncloa otros cuatro años. Su es, a la luz de los resultados de las urnas, este 28-M, un anticipo de la insvitable muerte del 'sanchismo'.

Y no sólo fracasa Sánchez sino que, con él se debilitan todos sus socios del bloque de izquierdas, incluido Podemos que desaparece de Madrid, en Comunidad y Ayuntamiento y que se convierte en formación extraparlamentaria en la Comunidad Valenciana. Todos excepto EH Bildu, la única entidad que ha sacado rédito de una campaña en la que ha recordado, sin tener obligación alguna de hacerlo, de dónde bebe su ADN.

Los aliados de Yolanda Díaz no suman

En toda esta debacle, Yolanda Díaz ha tenido la oportunidad de tomar buena nota de lo que le ha ocurrido a la formación de Pablo Iglesias que, tras apostar por el divide y vencerás, y enrocarse en el relato y la negación de la realidad, ha perdido peso específico en plazas tan relevantes como Valencia o Madrid. Tampoco Ada Colau, era capaz de revalidar su liderazgo como alcaldesa en la Ciudad Condal, situada en la tercera posición por detrás de Jaume Collboni y Xavier Trías. La regidora apadrinada por Díaz ha quedado dos puntos porcentuales por detrás del proyecto del candidato del partido separatista del prófugo Carles Puigdemont, Junts x Cat.

Y es que la todavía vicepresidenta del Gobierno de Pedro Sánchez, se había repartido entre todos los partidos a la izquierda del PSOE como parte de su estrategia de Sumar apoyos para las próximas elecciones generales del mes de diciembre. Sin embargo, la vendetta de los grupos que conforman Unidas Podemos- Izquierda Unida, En Común Podem y formaciones como Más País o Compromís tendrá que esperar.

La caída de la formación morada, tras la salida política de Pablo Iglesias, vuelve a poner en evidencia su presencia territorial, el talón de Aquiler del partido desde los comicios de 2019, y llegará debilitado al proceso de reagrupación de la izquierda que impulsa Sumar, la plataforma de Díaz que, sin embargo, no concurría a estas elecciones como marca propia pero que, a la vista de los resultados de sus socios de andanzas parece que, más bien, resta.

Díaz, que se erigió en la principal valedora de Colau, en una suerte de tándem que pretendía trazar una nueva senda al bloque de izquierdas, en la que Podemos iba a tener una presencia residual, ha cosechado su primer fracaso electoral tras perder una Alcaldía que la exactivista catalana daba por cierta y en la que se ha penalizado su pésima gestión de la segunda capital del país, durante los últimos cuatro años.

La vicepresidenta pidió el voto en Valencia, a nivel regional para el líder de Podemos, Héctor Illueca, que se ha quedado fuera de la Cámara de representación regional tras dejarse por el camino a los 8 diputados que obtuvo su formación en el año 2019. Sin embargo, y con no mejor acierto, Yolanda Díaz apostó por apoyarse en Joan Ribó, de Compromís –como su aliado en la capital mediterránea frente a la candidata de Podemos– que ha tenido que ceder la Alcaldía a los populares.

Sánchez pierde su 'referéndum'

La clave de la derrota de la campaña que Pedro Sánchez ha planteando en términos de referéndum a sus políticas ideológicas, su gestión y sus leyes más polémicas han sido dos territorios: Andalucía, tradicional feudo socialista hasta la llegada del popular Juanma Moreno Bonilla; y, Navarra, en la que el papel de EH Bildu, socio preferente del Gobierno, que ya es primera fuerza política en País Vasco, gracias a la baja participación que ha penalizado al Partido Nacionalista (PNV), al proyecto socialista.

Todas las encuestas publicadas antes del 28-M anticipaban un crecimiento de la izquierda abertzale pero casi ninguna anticipó que su crecimiento electoral le situaría como la fuerza más votada, con amplitud, en Vitoria, la plaza más jugosa y disputada en las elecciones vascas. Arnaldo Otegi ha conquistado, a costa del blanqueamiento socialista, esa «noche mágica» hace unos días pronosticando un espectacular crecimiento de las listas en las que la izquierda abertzale había incluido a 44 candidatos condenados por terrorismo, 7 con delitos de asesinato a sus espaldas de los que dos han terminado por entrar en sus correspondientes bazas.