División en la izquierda
El 'efecto Huesca' que aterra a Sumar y Podemos a seis días de tener que presentar una candidatura conjunta
La fragmentación del voto el pasado 28-M en esta ciudad aragonesa ha llevado a que la izquierda radical se quede sin representación municipal
Los resultados del pasado 28 de mayo en Huesca han servido de dura advertencia a Podemos y Sumar. La oferta de la izquierda a la izquierda del PSOE en la capital de provincia aragonesa era tan variada como cuatro partidos que sumaban entre todos 4.390 votos, el 17,88 % del total de sufragios que, fruto de la fragmentación, se tradujeron en 0 concejales.
Miles de votos que fueron a parar a la basura al no llegar ninguno de los grupos al 5 % necesario para poder entrar en la cámara municipal. Podemos-Alianza Verde sumó 1.149 papeletas (4,68 % de los votos), Cambiar Huesca, 1.098 votos (4,47 %), Chunta Aragonesista, 1.088 sufragios y el 4,43 %, y Equo, que convenció a 1.055 oscenses, el 4,3 % de los votos.
Unas cifras que aterran a Sumar y Podemos de cara a las próximas elecciones generales del próximo 23 de julio y que mete aun más presión si cabe para que traten de alcanzar un acuerdo. Y es que el adelanto electoral ideado por Pedro Sánchez tras el descalabro del pasado 28-M ha pillado con el pie cambiado a las fuerzas neocomunistas que, previsiblemente, concurrirán juntas a esos comicios.
Tras varios meses de guerra abierta entre morados y magentas, la líder de Sumar, Yolanda Díaz, optó por dar su apoyo al partido liderado por Ione Belarra y a otras fuerzas autodenominadas como «progresistas» que en algunos lugares le supuso un gran esfuerzo equilibrista.
Es el caso de Madrid, donde la vicepresidenta segunda del Gobierno respaldó tanto a Podemos como a Más Madrid, escisión del primero que desde el primer momento se había mostrado favorable a alcanzar acuerdos con la plataforma personalista de la también ministra de Trabajo.
La sangre nunca llegó al río y tanto Sumar –ahora, oficialmente, Movimiento Sumar– como Podemos reconocían su predisposición para concurrir juntos a unas elecciones generales que todo el mundo situaba en diciembre, agotando la legislatura.
Pero el giro de guion de unas elecciones en pleno verano han acortado en medio año los tiempos para conformar una candidatura conjunta entre los morados y los 15 partidos que, a priori, irán con Sumar (Verdes Equo, Catalunya en Comú, Más País, Compromís, Chunta Aragonesista...).
Sumar ha marcado en rojo dos fechas en el calendario electoral. La ley establece que los partidos políticos tienen hasta el 9 de junio –dentro de tan solo seis días– para formar coaliciones y hasta el 19 de junio para presentar las listas. Los magentas solventaron el escollo de la primera fecha inmediatamente después de que Sánchez anunciara que disolvía las cortes y llamaba a los españoles a las urnas.
El anuncio del secretario general del PSOE fue el lunes y ese martes Sumar revelaba que ya había ido al registro de partidos políticos con toda la documentación necesaria. El Ministerio del Interior, que encabeza Fernando Grande-Marlaska, pese a que contaba con hasta 20 días para llevar a cabo el registro, como marca la ley, lo solventó en tiempo récord y al día siguiente, el miércoles, Movimiento Sumar ya engrosaba la lista de las casi 4.800 formaciones que hay en España y tomaba forma jurídica para hacer de paraguas de todas esas formaciones.
El segundo bache, el más difícil todavía
Ahora la izquierda neocomunista debe solucionar un asunto que parece más complicado: elegir el orden en el que se distribuirán los nombres de las papeletas del Senado y del Congreso de los Diputados. Uno de los protagonistas de la anterior coalición hegemónica dentro del espectro de la izquierda radical, el secretario general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ya se ha echado a un lado.
El ministro de Consumo anunciaba este viernes que dejaba la primera línea de la política –aunque, por ahora, conserva su cargo orgánico en IU– y que no se presentará a las elecciones del 23-J, a la vez que señalaba que seguiría «trabajando en Sumar para hacer a Yolanda Díaz presidenta del país». Él tuvo más fácil alcanzar en su día un acuerdo IU-Podemos que desembocó, tras el «pacto de los botellines» en el nacimiento de Unidas Podemos.
Una alianza que acaba, dada la integración de IU en Movimiento Sumar que se dará para las generales junto con esa quincena de partidos. La profunda disminución de los representantes de Podemos tanto a nivel autonómico como municipal tras los resultados del 28-M ha supuesto un baño de realidad para los morados, que han perdido mucha fuerza negociadora de cara a imponer no solo nombres, sino un modelo de primarias en los que no querían que Díaz llevara la voz cantante.
La propia Díaz ha invitado hoy, de manera velada, a Belarra y a la ministra de Igualdad, Irene Montero, a apartarse como Garzón y, antes, Ada Colau. Preguntada por si las dos principales líderes de los morados debían hacer lo mismo que el responsable de Consumo e IU, Díaz ha apuntado a que «esa pregunta hay que formulársela a cada una de las personas». «Sumar es un movimiento ciudadano y es lo importante», añadía.
El cofundador de Podemos Pablo Iglesias añadía presión hace escasas jornadas y aseguraba en TV3 que «si no hay acuerdo, yo creo que la gente nos corre a gorrazos». En uno de sus últimos programas en Canal R(e)D, la televisión de Jaume Roures, que él dirige, azuzaba el miedo y advertía de ese 'efecto Huesca' que podría salirle muy caro a la izquierda radical en las próximas elecciones.