Sánchez se vende al independentismo por siete votos y firma su acuerdo con Puigdemont
Tal y como quería Puigdemont, el voto afirmativo de los siete escaños que tiene su formación en el Congreso han sido los más difíciles de conseguir para el PSOE
PSOE y Junts se han dado la mano y han firmado hoy su pacto de cara a la investidura de Pedro Sánchez. Después de días con las negociaciones enquistadas, la cosa habría acelerado este miércoles y este mismo jueves, festivo en Madrid, han anunciado el acuerdo para investir a Pedro Sánchez. Algo que deja al hoy presidente del Gobierno en funciones muy cerca de ser investido, pues ya solo necesitaría asegurar el 'sí' de los cinco diputados del PNV.
Tal y como quería Puigdemont, el voto afirmativo de los siete escaños que tiene su formación en el Congreso han sido los más difíciles de conseguir para el PSOE. De hecho, ha quedado claro que Pedro Sánchez ha estado –y estará en caso de que haya legislatura– en manos de Puigdemont, al que solo ha seducido ofreciéndole la amnistía y todo tipo de competencias para Cataluña, entre las que destaca la celebración de un referéndum de autodeterminación y la condonación de 15.000 millones de la deuda.
Los socialistas y los independentistas catalanes presentarán los detalles de su pacto durante las próximas horas tras un intercambio de propuestas negociadas durante la noche. La firma ha tenido lugar en Bruselas, donde se encuentra Santos Cerdán, número tres del PSOE, el secretario general de Junts, Jordi Turull, y la portavoz parlamentaria Miriam Nogueras, después de que Puigdemont reúna a la cúpula de su partido.
A pesar del frenazo de los últimos días, la investidura de Pedro Sánchez toma carrerilla y llega a la recta final, en un contexto de grandes protestas en las sedes del PSOE de toda España con la finalidad de frenar en la calle la ley de amnistía, principal exigencia del expresidente de la Generalidad.
Una vez firmado el acuerdo entre Sánchez y el prófugo de la Justicia, es de esperar que Francina Armengol, presidenta del Congreso, fije la fecha para el debate de investidura y los socialistas registren la proposición de ley de amnistía en la Cámara Baja junto al resto de grupos que pretenden apoyar la futura ley, de la que todavía se desconocen prácticamente todos los puntos.
Exigencias de Puigdemont
El pacto entre el PSOE y Junts se ralentizó en los últimos días debido al recelo de los socialistas a determinadas exigencias del prófugo de la Justicia y cabecilla del procés. Puigdemont exige a Sánchez la ley de amnistía para todos los implicados en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, además de la celebración de un nuevo referéndum de autodeterminación.
Después de que el juez García Castellón imputase a Puigdemont y a Marta Rovira por terrorismo, el líder de Junts habría solicitado a Sánchez el indulto de ambos dirigentes también en estos delitos vinculados a Tsunami Democrátic.
A falta de conocer los detalles del acuerdo, se cree que se podría incluir entre los amnistiados a Laura Borràs, la expresidenta del Parlamento Catalán de Junts condenada en firme por un caso de corrupción, que consistió en dar dinero a un amigo cuando presidía una institución cultural catalana. Además, Puigdemont presionaba para incluir también a su abogado Gonzalo Boye, acusado en una causa de narcotráfico por blanqueo de dinero para Sito Miñanco, uno de los narcotraficantes más conocidos. Con la inclusión de ambos la gravedad del paso de Sánchez se extremaría y complicaría al máximo, pues sus casos son de delincuencia común, ajenos a la política. Incluirlos llevaría a preguntarse si hay que perdonar también a otros políticos corruptos que han metido la mano en la caja.
Ley de amnistía
La amnistía, el pago que exige Puigdemont y que Sánchez ha aceptado, es inconstitucional, ha partido a la sociedad española y ha provocado el rechazo incluso de dirigentes históricos del PSOE. Dos días antes de las elecciones del 23 de julio, el propio Pedro Sánchez la rechazó en una entrevista televisiva. A tenor de sus malos resultados electorales, con una victoria del PP que le dejó la reedición de su coalición con comunistas y separatistas como única opción de Gobierno, y esta vez con Junts en la ecuación, Sánchez giró y pasó a aceptar la amnistía. El PSOE se negó durante largas semanas a informar abiertamente a los españoles de ese cambio, omitiendo la palabra amnistía hasta que finalmente Sánchez la pronunció en el Comité Federal del Partido, sin más argumento que las circunstancias electorales habían cambiado y tocaba «hacer de la necesidad virtud».
La amnistía suscita el rechazo de la mayoría de la sociedad española, con dos tercios de los españoles contrarios a ella según las encuestas. En el PSOE se han alzado voces críticas como las de Felipe González y Alfonso Guerra. Internamente el único barón que se ha atrevido a rechazarla es Emiliano Garcia-Page, el mayor activo electoral del partido, que goza de una mayoría absoluta, algo lejanísimo para Sánchez, que siempre ha sido un flojo candidato electoral.
Además, la medida de gracia inconstitucional ha recibido esta misma semana un contundente pronunciamiento en contra del Consejo General del Poder Judicial. En la tarde del miércoles el comisario de Justicia europeo remitió una carta a los ministros de Justicia y Presidencia del Gobierno español llamando a respetar el estado de derecho en España y expresando su preocupación por la amnistía. Un paso insólito, pues es extraordinario que la Comisión Europea se pronuncie preventivamente, antes de la existencia de una ley escrita, lo cual da fe de la gravedad que conceden a lo que está ocurriendo en España con la huida hacia adelante de Sánchez.
Por último, la amnistía, que rompe la igualdad entre españoles, y las desorbitadas primas económicas a Cataluña, que ya se ha asegurado una quita de 15.000 millones de su deuda con el FLA, han provocado una cadena de protestas en las calles, que continuarán este domingo con manifestaciones masivas en todas las plazas de España.
A falta de los votos del PNV
Si finalmente Junts hace oficial su intención de investir a Pedro Sánchez, al presidente del Gobierno en funciones todavía le harían falta los votos del PNV –o al menos su abstención– para ser nombrado jefe del Ejecutivo. Unos votos que los socialistas creen que tienen prácticamente conseguidos desde que los jeltzales decidieron rechazar a Feijóo y unirse al PSOE, al que ya votaron para que lograra la presidencia de la mesa del Congreso.