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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, reelegido como presidente del Gobierno

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, reelegido como presidente del GobiernoEFE

Humillación consumada

Va este artículo dirigido a la bancada socialista que será finalmente la responsable de que por un puñado de votos abra a la nación el camino hacia su fin y hacia un destino desconocido

Cuando este artículo vea la luz es de suponer que España por exigua y cobarde mayoría habrá dejado el país en manos del peor presidente de la historia, un demente irresponsable que accede al poder con el firme propósito y hoja de ruta de la destrucción de los pilares más sólidos de la nación construidos tongada a tongada con el esfuerzo de generaciones de españoles. Si no fuera así y estuviera equivocado, créanme que tirar a la papelera éste escrito será uno de los mayores placeres que haya experimentado en mi vida.

Como seguramente tendrá una lamentable vigencia debo reconocer que jamás hubiera pensado tener que escribir estas líneas, verme inmerso en el actual escenario y constatar la absoluta pérdida del más elemental concepto ético y la destrucción de los valores humanos en una minoría mayoritaria en sillas de españoles vendidos al dinero, sumisos a la cobardía y por supuesto incompetentes e incultos que pueblan y ocupan hoy día el sacrosanto hemiciclo de los destinos políticos de España.

No son ni monedas de plata, son sillones.

Que Pedro Sánchez vuelva a pasear el palmito alardeando de un poder que no le pertenece y menos sabe gestionar, rodeado además de una banda de filibusteros sin alma y sin escrúpulos que le van a ayudar a hacer añicos todo aquello que los demás les hemos puesto en bandeja en las manos, invita como mínimo a la constante movilización y protesta, cuando no a la revolución.

Cierto es que la perversidad en el poder ha conseguido fracturar el país y dividir a los españoles, pero lo que ahora tenemos delante no es la realidad. Veamos: Pedro Sánchez es el poder, sus ministros, secretarios, asesores y comparsa palmera del gobierno es la lujuria del boato y acceso a unos estatus que en condiciones normales no hubieran conquistado jamás. Una bancada socialista a la voz de su amo que representan a mayorías provinciales falsas y que se someten al poder del sueldo, los privilegios y el nivel inalcanzable para ellos en condiciones de normalidad social y cultural. Es decir, maldito dinero.

Vecinos cobardes que no comparten en absoluto las ideas destructoras del jefe para el país, pero aprietan el botón del voto con una pinza en la nariz

Personas rebotadas de ayuntamientos, instituciones o por simple cuota en las listas que para no quedarse en la calle votarían lo que fuera, incluido el Pato Donald o el Gato con Botas si fuera el caso, además compartiendo escaño con vecinos cobardes que no comparten en absoluto las ideas destructoras del jefe para el país, pero aprietan el botón del voto con una pinza en la nariz. De nuevo maldito dinero.

Qué triste llega a ser tanta indignidad en los representantes del pueblo y en aquellos dirigentes jefes de fila que se atreven a declarar contundentemente su disconformidad prometiendo no permitir tamañas aberraciones para luego callar miserablemente y correr a esconderse en sus refugios.

Y va este artículo dirigido, claro está, a la bancada socialista que será finalmente la responsable de que por un puñado de votos abra a la nación el camino hacia su fin y por supuesto hacia un destino desconocido, puesto que del resto de los socios y de los votos no hay nada que hablar pues todos sabemos lo que pretenden, unos una imposible independencia, otros libertad y perdón por crueles asesinatos terroristas a bomba y sangre y los terceros a volver a un pasado doctrinario y fracasado ya abandonado por todo el mundo a excepción de algunos delirios bolivarianos en países donde la miseria es el día a día.

Sin embargo, merece especial atención una vez más la traición del Partido Nacionalista Vasco a sus propios principios en los que yo siempre creí pues parecían los valores de la dignidad, el carácter y el orgullo de personas recias y ahora me demuestran ser el ejemplo de lo rastrero, la mercadería más miserable y el primitivismo más aldeano.

Finalmente, el ejercicio canario es más próximo al sadomasoquismo que al afán de progreso, pero allá ellos. Quizás Marruecos espera y los acoja.

España va a estallar y pobre a quien le estalle en las manos por lo que al menos yo desde aquí, desde mi patria, voy a luchar con toda la energía de la que sea capaz de que le estalle a quien lo merezca y corresponda y no en mis manos ni en las de gente inocente.

Así sea.

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