El Córdoba y el Málaga firmaron reparto de puntos en El Arcángel

El Córdoba y el Málaga firmaron reparto de puntos en El ArcángelRRSS Liga Hypermotion

La falta del gol priva al Córdoba de su primera victoria

Los de Iván Ania se dejaron dos puntos frente a un Málaga que apenas inquietó. La vuelta de Isma Ruiz y el nivel de Sala, las mejores noticias

La sensación de los más de 18.000 espectadores que se han dado cita en El Arcángel ha sido prácticamente la misma: dos puntos al limbo. Porque el Córdoba mejoró sustancialmente con respecto al partido de Elche (nada complicado de conseguir por otro lado), pero evidenció una alarmante falta de contundencia que, en este partido, se trasladó al área contraria. Casas perdonó en varias opciones y el camino hacia la portería de Alfonso Herrero se atascó.

Al menos hay bastantes buenas noticias también que apuntar al haber del equipo blanquiverde. Una en especial: el regreso de Isma Ruiz. El granadino estuvo más que bien en su puesta de largo esta temporada después de su lesión, acumulando 89’ en los que dejó la sensación con sabor a certeza de que su concurso se antoja vital en las aspiraciones de salvación del Córdoba. Y, si a eso le sumas el gran nivel exhibido por su compañero de baile, Álex Sala, parece que la zona de operaciones empieza a coger color. Atrás, además, puerta a cero. El Málaga apenas inquietó al conjunto blanquiverde, que de inicio presentó las novedades del mediocentro de Gójar, Lapeña en el eje de la zaga y la presencia de Yoldi en detrimento del lesionado Adilson.

Inicio esperanzador en cada tiempo

El Córdoba salió con ganas de olvidar el mazazo de Elche y lo puso en práctica desde el pitido inicial. Combinaba con criterio, metía a los de Pellicer atrás y poco a poco iba ganando terreno. Álex Sala, con un centro que se envenenó, estuvo a punto de hacer el 1-0 en el minuto 3. Casas lo intentó con un disparo en mala posición en el 9’ y de nuevo Sala probó fortuna desde media distancia con un latigazo que Alfonso Herrero logró rechazar casi sin darse cuenta. Eran los mejores momentos de un Córdoba que dominaba a su oponente, bastante limitado en ataque y sin ideas muy claras. Apenas Cordero sacó su magia con una acción individual en la que dejó con el molde a Jacobo y Calderón para sacar un remate que no cogió portería al filo del descanso.

Tras la reanudación llegaron los mejores momentos de los chicos de Ania. Salida en tromba, ahogando al rival y generando múltiples acciones de gol. Especialmente claras por el costado diestro, donde Carracedo y Albarrán generaban superioridad y envíos que se pasearon por el área pequeña sin que Antonio Casas encontrara remate. Cuando sí lo hizo fue tras un centro preciso de Jacobo desde la banda izquierda que Lapeña le presentó solo para que embocara. Pero el de La Rambla, con todo a favor, hizo lo más difícil: mandarla fuera.

A partir de ahí Pellicer se dio cuenta de que tenía que mover el árbol y apostó por el físico arriba de Baturina para tratar de dificultar la salida de Lapeña, mientras que quiso reforzar el centro del campo con Sangalli y darle aire a la banda derecha con Aarón Ochoa. Las modificaciones le sirvieron al menos para frenar el continuo caudal de llegadas de gol generadas por el equipo de Ania. Pero poco más, porque ni a balón parado llegó a inquietar a un Carlos Marín bastante sobrio por alto.

El cambio de Jude y los tres centrocampistas

Entonces, con el duelo llegando a su punto caliente, el técnico asturiano optó por introducir por vez primera como jugador del Córdoba a Jude. El chico fue recibido con la ovación propia de la expectación, pero apenas tardó un par de acciones para demostrar que todavía le falta mucho. Apenas inquietó y nunca eligió la opción correcta.

Tan poco convencía a Ania que este rápido lo movió para ocupar el lugar como delantero centro, sacando del campo a Casas y Álex Sala para dar entrada a Theo y Genaro. Ahí el equipo ganó empaque en la zona ancha, pero terminó de dilapidar todas sus opciones de ataque, pues el inglés no apareció. De ahí al final el Córdoba lo siguió intentando con más centros laterales. Alguno estuvo a punto de encontrar la cabeza de Theo Zidane para llevar el delirio a El Arcángel, pero finalmente, el resultado no se movió. Empate, reparto de puntos y la sensación de que, con algún otro futbolista con gol, estos puntos no se hubieran repartido.

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