Crónica Política
La bronca con Milei, la última escena de la cortina de humo de un Sánchez cercado por los casos Begoña y PSOE
El líder del Ejecutivo ha vinculado la opinión del presidente argentino sobre su esposa con un ataque contra las instituciones nacionales y la dignidad democrática española
Pedro Sánchez no tardó ni 10 segundos en hablar sobre las declaraciones de Javier Milei –con las que insinuó que Begoña Gómez era «corrupta»– durante la comparecencia que realizó ayer en el foro económico CREO; encuentro que tenía como objetivo tratar el papel que desempeñan las empresas españoles en los mercados. A pesar de la temática y de estar rodeado de sus ministros más técnicos; como el de Industria, el de Economía, o la de Transición Ecológica, el jefe del Gobierno señaló que «defender las instituciones españolas de insultos y de difamaciones que eventualmente puedan hacer mandatarios extranjeros no entiende de peros, porque más allá de la ideología está la educación y el patriotismo».
«El respeto es irrenunciable. Por eso hemos pedido al actual presidente del Gobierno de la República de Argentina una rectificación pública, y en consonancia la respuesta del Gobierno de España será acorde a la dignidad que representa la democracia española», añadió a modo de una amenaza que no concretó.
Por ende, el líder del Ejecutivo vinculó una opinión negativa de Milei sobre su esposa con un ataque contra las instituciones españolas y contra la dignidad democrática de nuestro país. María Solano Altaba, profesora de Teoría de la Comunicación y de la Información en la Universidad CEU San Pablo, ha explicado a El Debate que «Sánchez sigue el manual de la propaganda política, en el peor sentido de la palabra propaganda. Ejecuta siempre argumentos pathos, es decir, emotivos; que intentan dar pena y con los que pretende que el resto se pongan en su piel. A su vez, ignora los argumentos de la lógica, los logos».
Igualmente, la profesora del CEU ha remarcado que «Sánchez utiliza las falacias y cambia el sentido de las palabras. Un ataque contra su mujer se convierte en un ataque institucional. Si Orwell escribiera hoy un libro se lo dedicaría a él».
De hecho, desde la tarde del pasado domingo 19 de mayo el líder del Gobierno ha procurado, aunque sea de cara a la galería, que el PP repruebe a Milei por su crítica a Begoña Gómez. Después de que el Gobierno llamara a consultas sine die a la embajadora de España en Argentina, María Jesús Alonso Jiménez, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, telefoneó al portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, Miguel Tellado, para que su formación saliera a defender a Sánchez. Sin embargo, fuentes del PP aseguraron que «no participamos de la estrategia del PSOE», dado que «pretenden que Milei movilice al electorado al que ya no convence el Gobierno».
En esta misma línea se manifestó el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, que el lunes en la presentación de su programa para las europeas recalcó que «esta escalada verbal no conduce a ninguna parte y a mí, desde luego, no me representa en ningún caso. Porque lo que ha hecho el señor Milei es solo una muestra de lo que el Gobierno hace todos los días contra todo el mundo que no piensa igual que ellos». Además, el presidente del PP destacó que hace tan solo dos semanas el Ejecutivo –a través de el titular de Transportes, Óscar Puente– acusó a Milei de «consumo de sustancias».
Por su parte, el presidente de Vox, Santiago Abascal, calificó la estrategia del Gobierno como una «tomadura de pelo absoluta», ya que «no ha habido ningún tipo de ataque a la soberanía de España ni a la dignidad. Los españoles no nos sentimos atacados por el presidente Milei». «Rompa inmediatamente con los socialistas en Europa y explique esa ruptura a sus socios europeos explicando lo que está pasando en España», pidió también al PP durante una rueda de prensa.
La carta a la ciudadanía
Sin embargo, la polémica con el presidente argentino no es la última cortina de humo que ha creado Sánchez –y su gabinete– desde que se abrieran las diligencias judiciales contra su cónyuge por un presunto delito de tráfico de influencias. En el contexto de la insólita misiva que mandó a la ciudadanía, con la que se tomó 5 días para «reflexionar» si seguía en la Moncloa, el jefe del Gobierno introdujo los términos «máquina del fango» y pseudomedios.
Para Solano, esta estrategia tiene como fin «generar un 'nosotros' y un 'los otros'. En la carta de su pseudodimisión menciona hasta en 14 ocasiones la expresión 'derecha y ultraderecha', para que se convierta un concepto no divisible. Y luego manda a sus ministros más cercanos que repitan el discurso, lo que es una reiteración de los mismos elementos y las mismas fases por distintas personas».
Victimización del presidente
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Otros artificios de Sánchez
En diciembre del año pasado el presidente del Gobierno le espetó en la sede de Estrasburgo de la Eurocámara al alemán Manfred Weber –presidente del Partido Popular Europeo– que «Vox está recuperando los nombres en las calles de España de personas vinculadas con la dictadura franquista. ¿Ese sería también su plan para Alemania, devolver a las calles y plazas de Berlín los nombres de los líderes del III Reich?». Tras ello, el líder de los 'populares' comunitarios dictaminó «lo que ha hecho Pedro Sánchez en el debate lo descalifica para cualquier cargo europeo internacional en el futuro».
Asimismo, en medio de las informaciones sobre la supuesta corrupción que afecta a su mujer, a su Gobierno y a su partido, Sánchez se propuso –en el primer trimestre de 2024– liderar en Europa un reconocimiento del Estado de Palestina. Para ello realizó una gira por Oriente Próximo; visitó Polonia, Noruega, Irlanda, Eslovenia y Bruselas; y firmó junto a Irlanda, Malta y Eslovenia una declaración conjunta comprometiéndose a reconocer a Palestina «cuando sea el momento». No obstante, su afán por conseguir la solución de dos Estados parece que ya no es tan prioritario después de las pesquisas judiciales sobre Begoña Gómez y la investigación del caso PSOE; presuntas tramas que Sánchez busca que pasen a segundo plano gracias a las cortinas de humo.