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Pedro Sánchez en un mitin de esta campaña en Gijón

Pedro Sánchez en un mitin de esta campaña en GijónXuan Cueto/ PSOE

Estalla la campaña

Sánchez intenta convertir las europeas en un plebiscito popular sobre su mujer tras su citación

La decisión del juez Peinado rompió al PSOE el guion del final de la campaña. El presidente publicó otra carta de urgencia a la ciudadanía para tratar de recuperar el control

Los socialistas tratan de recuperar el control de la campaña después de que, este martes, les rompiera el guion la citación de Begoña Gómez como imputada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Tanto que, a última hora de la tarde, Pedro Sánchez publicó de urgencia una nueva carta a la ciudadanía en la red X en la que reiteró que es todo un «zafio montaje» y un «gran bulo» y conminó a los españoles a que den a Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal la «respuesta que merecen en las urnas», por ser los «promotores» de todo. Tratando así de convertir el 9 de junio en un plebiscito popular sobre su mujer.

En el PSOE contaban con que el tramo final estuviera protagonizado no por Gómez, sino por Alberto Núñez Feijóo. Pretendían poner de manifiesto, por tierra, mar y aire, su incongruencia de criticar los pactos de Sánchez con el independentismo para acabar abriéndose a una moción de censura con Junts. Que es lo que, según ellos, el líder del PP hizo el lunes en Espejo Público.

Pero todo el artesonado se les vino abajo cuando, poco antes del mediodía de este martes, el juez de instrucción Juan Carlos Peinado movió ficha con el aval de la Audiencia Provincial de Madrid, que la semana pasada respaldó su decisión de seguir con la investigación (tras una petición de archivo por parte de la Fiscalía).

La noticia procedente del Juzgado de Instrucción número 41, esa citación a la mujer del presidente para el viernes 5 de julio, pilló al Gobierno con la guardia baja y el pie cambiado. Tal es así que la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, prevista inicialmente para las 12.30 horas, se retrasó más de 20 minutos: había que diseñar la respuesta ante las más que previsibles preguntas de la prensa.

La ministra portavoz tenía la misión de colar en su comparecencia, como mensaje central, una alusión a la hipotética moción de censura entre Feijóo y Junts. Pero resultó que ningún periodista le preguntó sobre ello, porque el interés estaba en el caso Begoña.

La vicepresidenta Montero y la ministra Alegría, este martes en la Moncloa

La vicepresidenta Montero y la ministra Alegría, este martes en la MoncloaEFE

Así que Pilar Alegría tuvo que forzar y aprovechar una pregunta sobre la «extrañeza» que podría provocar a algunos ciudadanos que el Consejo de Ministros aprobara este martes, en campaña, una partida de 130 millones de euros para la segunda edición del programa Verano Joven: «Usted me preguntaba si esto no iba a generar extrañeza. ¿Sabe lo que creo que les está generando mucha extrañeza a los españoles? La solicitud del señor Feijóo de llevar adelante una moción de censura con Puigdemont. Feijóo con Puigdemont, eso sí que es una contorsión que ni Nadia Comăneci», señaló Pilar Alegría, haciendo un quiebro.

Con y sin cámaras delante

Ante las cámaras, Alegría manifestó la «extrañeza» del Ejecutivo por esta decisión del juez instructor a cinco días de las elecciones. «Extrañeza» fue la palabra que utilizó también el ministro Fernando Grande-Marlaska en el Senado, que aseguró no haber visto nada igual «en 30 años de ejercicio de la jurisdicción». Y «extraño» escribió Sánchez en su misiva. Porque, según él, hay una «regla no escrita» entre los jueces de no citar resoluciones en campaña electoral para no condicionar el voto. «Resulta evidente que esta práctica no se ha respetado», añadió el presidente.

Sin las cámaras delante, en el Gobierno son aún menos comedidos. Hablan de una maniobra del juez para reventarles la campaña «tan evidente» como «descarada». Afirman que no tiene lógica ninguna que el magistrado no haya esperado a las declaraciones de los testigos (pospuestas, precisamente, por una maniobra dilatoria del abogado de Gómez). E incluso pronostican que la citación de la mujer de Sánchez generará el efecto contrario al pretendido, puesto que será la espoleta definitiva para el electorado de izquierdas.

Para saber si en esto último tienen razón habrá que esperar al domingo. Por lo pronto, lo que generó de inmediato fue la reacción del PP, que salió en tromba a pedir responsabilidades políticas a Sánchez. Lo hizo Feijóo desde Santander; lo hizo el portavoz del PP, Borja Sémper, desde la sede de Génova; y lo hizo también la portavoz en el Senado, Alicia García, por la tarde en la sesión de control al Gobierno en la Cámara Alta.

«Esto no es fango, es corrupción», le dijo García a la ministra portavoz. A lo que Alegría contestó, nuevamente, con Feijóo: «¿Acaso es usted la única española que ayer (por el lunes) no se enteró de que el señor Feijóo ha vuelto a cortejar al señor Puigdemont? Es usted la portavoz del PP que está dispuesto a presentar una moción de censura con el señor Puigdemont. Están desesperados», le replicó Alegría.

Los socialistas creen que van a pasar dos cosas. En el corto plazo, que las urnas del domingo redimirán al presidente y respaldarán su versión de que todo es una maniobra de la «máquina del fango». A mayores de su carta a la ciudadanía, este miércoles Sánchez tiene un mitin en Benalmádena (Málaga) junto a la candidata del PSOE, Teresa Ribera, y al líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, y desde allí continuará el contraataque.

«El PP pensaba sacarnos 10 puntos y ahora van diciendo que con ganar se conforman», presumía este martes una ministra del PSOE ante el evidente recorte de la distancia entre populares y socialistas en todas las encuestas. «Si el PP no gana muy bien y le saca mucha distancia al PSOE se le acaba su estrategia de oposición», añadió, certificando lo que ya contó El Debate: los socialistas se abalanzarán sobre Feijóo si la victoria del PP es por la mínima. Darán al líder de la oposición por amortizado.

En el medio plazo, en la Moncloa y en el PSOE dicen estar convencidos de que el caso Begoña «acabará archivado», sea antes o después. Y repiten y se repiten que no hay «nada de nada», que el informe de la UCO de la Guardia Civil ya exonera a la mujer del presidente y que con una denuncia de un «sindicato ultraderechista» no se puede construir todo un caso.

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