Premios del CEU al Mérito por España
Tamames, Romay Beccaría, Martín Villa y Guerra reivindican la Constitución en su momento más crítico
El Instituto CEU de Estudios de la Democracia, que celebra su 20º aniversario, reconoció la labor de estos cuatro partícipes de la Transición para el consenso en España
Alfonso Bullón de Mendoza subraya «el espíritu que trató de buscar aquello que podía unir a los españoles»
Como quien asiste preocupado a cómo un proyecto en el que puso tanta ilusión y que terminó por convertirse en una realidad y cumplir con los objetivos para los que se hizo está en peligro, cuatro de los partícipes de la Transición reivindicaron este miércoles lo que de esta nació, la Constitución de 1978, que atraviesa hoy su momento más crítico en sus casi 50 años de historia.
Se trata del economista Ramón Tamames (PCE); el expresidente del Consejo de Estado José Manuel Romay Beccaría (AP); el exministro Rodolfo Martín Villa (UCD) y el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra (PSOE), que fueron galardonados por el Instituto de Estudios de la Democracia del CEU con el Premio al Mérito por España, por su labor para hacer posible la concordia entre todos los españoles. Como coincidieron en señalar, lo recibieron ellos pero lo hicieron en representación de aquella generación que hizo posible el acuerdo entre diferentes.
Este Instituto, que cumple 20 años, organizó un acto en la Universidad CEU San Pablo en el que también fueron galardonados con el Premio Grupo Tácito alumnos de las universidades del CEU por sus trabajos de Fin de Grado. Presentado por María Teresa Álvarez, fue inaugurado por José Manuel Otero Novas, director del Aula Política del nombrado instituto. Novas, que también tuvo un papel clave en la Transición, defendió que entre todos consiguieron elaborar una Constitución «en consenso». «Todo ello hoy lo tenemos en peligro», alertó ante un auditorio lleno y ante la presencia de muchas personalidades políticas.
Y aunque no estuvo presente, sí quiso enviar un mensaje a Otero Novas y a los premiados la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que defendió que «difundir y preservar valores de la Transición es hoy más necesario que nunca» y trasladó su reconocimiento a la labor del Aula Política que dirige el exministro y «el gran acierto» a la hora de elegir a los premiados.
Tamames describió la Constitución del 78 como «el momento culminante de la transición a la democracia» y un entendimiento de las distintas fuerzas políticas para «formalizar el definitivo cambio de las dictaduras a las libertades», y recordó que tuvo el respaldo mayoritario de la sociedad española. Alertó de que hoy tratan de cambiarla sin pasar por el título X -el relativo a la reforma constitucional- y se lanzan «toda clase de miserias contra el espíritu del 78». Y aseguró poder encontrar en él y en los otros premiados «amigos para el esfuerzo que podamos hacer para mantener una Constitución que hicimos la inmensa mayoría de los españoles».
Para Romay Beccaría en estos momentos la convivencia nacida de ese espíritu de la Transición «está sometida a graves turbulencias». «Nuestro país superó su cainismo (...) y enterró las páginas más amargas. (...) Nos sentamos juntos a la mesa de la hermandad», dijo el jurista, que valoró de aquel momento que quienes hicieron la Transición miraron al futuro y estos años «han sido un inmenso éxito colectivo, de España y los españoles, le pese a quien le pese», al tiempo que destacó el papel de los Reyes Don Juan Carlos y Don Felipe.
Romay Beccaría denunció que hoy algunos «atacan el gran edificio de la Transición, una de las obras más deslumbrantes de la arquitectura política del siglo XX, y certifican la muerte de la Constitución de 1978», y alertó también de que la desafección hacia la política por parte de los ciudadanos «es tremendamente peligrosa». «España se encuentra en un momento crítico», lamentó.
«La Transición fue un momento histórico importantísimo, quizá único en la historia contemporánea de España y ejemplo para muchos no españoles; una época en la que los españoles dimos lo mejor de nuestras capacidades puestas al servicio de todos», expresó por su parte Martín Villa, que apuntó que, sin embargo, hoy en algunos sectores «no goza de muy buena salud», criticando que por ejemplo para la ley de memoria democrática esta no existió.
El exministro hizo alusión a unas palabras de Felipe González con las que decía que uno de los peligros de quienes hoy ostentan el poder es que han preferido ser los nietos de la Guerra Civil a los hijos de la Transición. «Prefieren ser los hijos de la Guerra Civil que todos perdimos y no ser los hijos de la Transición en la que todos ganamos», señaló Martín Villa. Y se preguntó si no es posible hoy restaurar en la vida política española el consenso de «concordia nacional que planteó el Rey Juan Carlos, sin el cual no hubiera sido posible la Transición».
Alfonso Guerra, exdirigente socialista que se ha mostrado en varias ocasiones crítico con la deriva del PSOE, empezó su discursó ironizando con que quizá algunos partidos «han evolucionado tanto que son irreconocibles». El que fuera número dos de Felipe González subrayó que la calidad de la democracia española «ha descendido varios peldaños». «Los argumentos se sustituyen por eslóganes de repetición: sí es sí, no es no. Nivel de guardería», afeó. Y criticó los pactos con los que Pedro Sánchez sostiene su Gobierno.
Guerra remarcó que la generación de la Transición dio «una respuesta inédita» en España: a diferencia de lo que era habitual, la confrontación, dijo, eligió ponerse de acuerdo para un pacto. «Decidió hacerlo teniendo en cuenta que no cabía la venganza, la revancha», señaló. Aseguró que cree «firmemente» en los valores de la Constitución y que como ciudadano su conciencia «está despierta ante los ataques, unos confesados, otros no, que hacen a la Constitución», y, en este sentido, advirtió que derribar la Carta Magna podría derivar en la desaparición del Estado y en la vuelta al «cainismo».
El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de El Debate, Alfonso Bullón de Mendoza, que fue el encargado de clausurar el acto, remarcó el «espíritu que trató de buscar aquello que podía unir a los españoles» y animó a poner en «máximo valor» la Constitución que alumbró la Transición y que a diferencia de las constituciones anteriores, la del 78 es «la que claramente consigue unir elementos más dispares» y «la mayor concordia que se había conseguido nunca en España». El acto, que contó con la actuación musical de la soprano Celia Alcedo junto a un trío de cuerda y piano, finalizó con el auditorio en pie para escuchar la interpretación del himno nacional y un grito de 'Viva España' y 'Viva el Rey' entre el público.