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María Jesús Montero estuvo pegada al teléfono todo el Pleno de este jueves

María Jesús Montero estuvo pegada al teléfono todo el Pleno de este juevesEFE

Baño de realidad

El PSOE se estrella contra su mayoría antinatura de izquierdas y derechas independentistas

Hasta ahora, Sánchez ha ido prometiendo a unos socios una cosa y a otros la contraria, pero manteniendo todos los platillos en el aire. Sin embargo, la política fiscal es más difícil de sostener

Nada más terminar el Pleno de este jueves en el Congreso, Aitor Esteban se fue directo a buscar a María Jesús Montero. El portavoz del PNV estaba muy molesto. En realidad, llevaba toda la semana así: desde que el lunes, solo unos minutos antes del inicio de la Comisión de Hacienda, los socialistas decidieron aplazarla tres días ante la imposibilidad de poner de acuerdo a todos sus socios. Y este jueves tropezaron con la misma piedra y la pospusieron hasta el próximo lunes por la tarde, para no sufrir una derrota parlamentaria tan inevitable como esclarecedora.

El paquete fiscal pactado a varias bandas por la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda ha tensado las costuras de la mayoría Frankenstein y encendido las alarmas de la Moncloa, porque se suponía que iba a ir todo seguido. Al menos, en los planes del Ejecutivo: primero los impuestos, después la senda de estabilidad y, por último, los Presupuestos Generales de 2025. Más después de la DANA.

Hasta ahora, mal que bien, Pedro Sánchez ha ido enredando a sus socios, prometiendo a unos una cosa y a otros la contraria, pero manteniendo todos los platillos en el aire. Sin embargo, la política fiscal es más difícil de sostener con una mayoría tan antinatura como la que sostiene al presidente. Porque cada vez que el PNV y Junts tiran hacia la derecha; ERC, Bildu, Podemos y el BNG lo hacen con más fuerza hacia la izquierda.

Todos los aliados parlamentarios de Sánchez acabaron ayer hartos de las prisas del Gobierno, de su afición de dejar las cosas para el último momento y, en especial, de la vicepresidenta Montero. La forma en que la también ministra de Hacienda ha conducido esta negociación ha levantado ampollas. Y llueve sobre mojado, porque en septiembre ya provocó un enorme carajal con la senda de estabilidad, que el PSOE se vio obligado a sacar de la votación en Pleno porque iba directo a perderla por segunda vez en dos meses.

La vicepresidenta segunda pactó con Junts la supresión del impuesto a las energéticas y rebajas fiscales para la mitad del tejido empresarial de Junts. En paralelo pactó con el PNV la supresión en tres años del impuesto a la banca, y una excepción vasca en el mismo: es decir, dejar su aplicación en este tiempo en manos de las haciendas forales vascas.

La vicepresidenta primera arropó con su manta a la derecha catalana y vasca a costa de destapar a Sumar y el resto de los socios de izquierdas. Y los problemas crecieron. El pasado lunes, Montero dio un triple salto mortal y pactó de forma bilateral con el partido de Yolanda Díaz una subida impositiva a los apartamentos turísticos, los seguros de salud privados y las socimis (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario), aplicar el impuesto de lujo a yates, jets privados y coches de lujo y perpetuar el impuesto a la banca. Todo a cambio de que Sumar tragara con la supresión del impuesto a las energéticas.

La jaula de grillos

El resultado fue que montó una jaula de grillos imposible de cerrar. Y todo por el empeño de Montero de aprovechar la tramitación del impuesto a las multinacionales, que procede de una directiva europea y por tanto es obligatorio transponer a la legislación española (España ya con un año de retraso), para aprobar un paquete fiscal mayor.

«¿Queremos legislatura o no queremos legislatura?», se preguntaba ayer en el patio del Congreso el propio Esteban, contrariado con sus colegas de legislatura porque están más al politiqueo que a la política. Porque estos días, más que nunca, los partidos de la mayoría de investidura han dado imagen de ir cada uno a lo suyo, incapaces de llegar a un acuerdo de mínimos.

Sumar está molesto con el PSOE porque le acusa de haber priorizado al PNV y Junts en la negociación. El PNV y Junts están inquietos porque ver peligrar sus acuerdos bilaterales con el PSOE. Y ERC, Bildu, Podemos y el BNG han puesto como línea roja la continuidad del impuesto a las energéticas.

El lunes vendrá el siguiente capítulo, después de un fin de semana que se prevé intenso para la vicepresidenta primera. Puede pasar que Montero retire el paquete fiscal ahora y el PSOE y sus socios se limiten a aprobar el impuesto a las multinacionales en la Comisión de Hacienda, dejando el resto para más adelante. Aunque ello sería pan para hoy y hambre para mañana. O puede suceder que, una vez más, Sánchez caiga de pie. O que todo salte por los aires y al presidente se le compliquen aún más los Presupuestos.

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