Bildu convoca su manifestación por la independencia en el momento más débil del Gobierno de Sánchez

Como hace cada año, Bildu ha organizado su habitual manifestación de invierno, por la independencia antes de Navidad y por los presos justo después de las fiestas. Pero la situación del Gobierno de Pedro Sánchez hace de la convocatoria de este sábado una manifestación diferente.

La aparición de continuos casos de corrupción, con su mujer, Begoña Gómez, su hermano, David Sánchez, y las acusaciones vertidas contra él y buena parte de su Gobierno el pasado jueves por el empresario Víctor de Aldama, ponen a Pedro Sánchez en su momento más débil frente a sus socios minoritarios que pueden hacer lo que quieran para mantener en el poder a Sánchez.

El propio Arnaldo Otegi mostró el jueves su empeño en sostener el Gobierno de Sánchez como única posibilidad de abordar "la cuestión nacional» del País Vasco.

Por este motivo, aunque se trata de un acto anual, Bildu está echando los restos a la convocatoria de este año para aumentar la presión sobre Pedro Sánchez y emprender así el camino de la independencia.

El Parlamento vasco se encuentra en pleno debate y negociación de lo que los nacionalistas pretenden que sea un «nuevo estatus político» de la Comunidad Autónoma Vasca. El auge que está cogiendo Bildu que llega, incluso, a pisarle los pies al PNV tras las elecciones autonómicas del pasado mes de abril deja el PSE-PSOE con poco que decir este respecto puesto que la suma nacionalista independentista dobla el poder del constitucionalismo.

Así que la manifestación de este sábado es de vital importancia para Bildu, más que cualquier otra que ha convocado en años precedentes hasta el punto de que el 14 de noviembre llegó a compararla con la Declaración de Anoeta producida dos décadas antes en la que Otegi apostó por las vías políticas.

El líder abertzale ya dijo hace tan solo un mes que su objetivo es «construir una república vasca» pero «no se va a hacer de un día para otro, ni de golpe. Nosotros creemos que nos estamos acercando a un escenario, sin prisas, de soberanía plena». Y en ese acercamiento, se dio un plazo de un año para sustanciar un nuevo estatus «que respete su condición nacional».

Así que la manifestación de este año sería la última, según los cálculos de Otegi, antes de que se lleve a cabo esa «condición nacional» del País Vasco. Al fin y al cabo, ha convivido seis años con un Gobierno de Pedro Sánchez que ha cedido en todo lo que los independentistas le han pedido, más concretamente el propio Otegi con aquel «presos por presupuestos» y que se encuentra en el momento más débil de estos seis años.