
Montaje de Yolanda Díaz e Ione Belarra
Los escándalos de Monedero y Errejón evidencian aún más la guerra entre Podemos y Sumar
Los reproches mutuos alejan la tan deseada unión de las izquierdas que pregona Yolanda Díaz de cara a nuevos comicios
Cinco meses distan entre los escándalos por agresiones sexuales de Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. En menos de medio año, los que fueron fundadores de Podemos –aunque después Errejón se uniría a Sumar–, han sido noticia por denuncias relacionadas con violencia sexual. Unas denuncias que no solo les han perjudicado a ellos a nivel personal –Errejón se vio obligado a abandonar la política–, sino también a sus partidos. Ambas formaciones están en el punto de mira de los ciudadanos, acusadas de actuación nula e hipocresía. Y es que justamente, Podemos y Sumar se habían hecho un hueco a la izquierda del PSOE gracias a abanderar políticas feministas y contra la violencia de género. Y en el momento de conocer las acusaciones a nivel interno ninguna de las dos formaciones actuó con celeridad ni en consecuencia.
En el caso de Íñigo Errejón, acusado de violencia sexual en múltiples denuncias que incluyen un testimonio de la actriz Elisa Mouliaá por una presunta agresión sexual en 2021, a Sumar se le acusa de taparle y hacer oídos sordos. Las informaciones surgidas a raíz de la denuncia de una periodista, Cristina Fallarás, sacaron a la luz que Sumar, aun habiendo sido consciente de las denuncias un año antes, no actuó y solo apartó a Errejón de la esfera política cuando el escándalo se hizo público.
Similar lo que ha ocurrido ahora con el caso de Juan Carlos Monedero. Este mes se ha sabido que en Podemos era vox populi que el exfundador de Podemos era un «baboso» y un acosador sexual con dos denuncias y que el partido no reaccionó hasta septiembre de 2023, cuando le apartó de las actividades públicas, pero sin hacerlo público, ni promover una investigación judicial. La líder de Podemos Ione Belarra excusaba la ínfima actuación del partido alegando «respeto a la voluntad de las víctimas». Con menos 'eficacia' defendió que el partido lo mantuviese en los chats.
Ni Podemos ni Sumar han admitido errores ni asumido responsabilidades. Esta actitud incoherente entre su discurso feminista y sus acciones no solo les ha generado críticas entre los ciudadanos sino entre ambos partidos: Podemos acusó a Sumar de proteger a Errejón, mientras Sumar, aunque manteniendo un perfil bajo, cuestiona ahora la gestión de Podemos con Monedero y pide que se investigue todo.Estos reproches no han hecho más que profundizar la fractura entre ambos partidos en el Congreso y que alejan la tan deseada unión de las izquierdas que pregona Yolanda Díaz de cara a nuevos comicios pese a que el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, asegurase que no iban a usar el caso de Monedero como un asunto de «pelea partidaria».
Electoralmente, el impacto es difícil de cuantificar con precisión y más cuando la cita electoral se presupone lejana, pero los datos históricos sugieren que los votantes de izquierda suelen ser más sensibles a las contradicciones éticas como las que en ambos partidos se han sucedido. Podemos ya experimentó una erosión de apoyo tras escándalos anteriores (como el de Monedero en 2015 por sus ingresos de Venezuela), y el caso actual podría alejar aún más a sectores desencantados. Sumar, por su parte, enfrenta el reto de consolidarse como alternativa viable tras perder a una figura tan carismática para sus votantes como lo era Errejón. El claro vencedor en esta batalla, en el supuesto caso de fuga de votantes, sería el PSOE.