Imagen del pino de Fuentepiña de Moguer, caído tras ser afectado por un tornado.

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24/3/2025

Imagen del pino de Fuentepiña de Moguer, caído tras ser afectado por un tornado.AYUNTAMIENTO DE MOGUER

Huelva

El pino de Moguer donde Juan Ramón Jiménez 'enterró' a Platero, tumbado por un tornado

El Ayuntamiento intentará salvar este árbol centenario, que ya sobrevivió a un incendio en 2017

Al igual que el olmo seco de Machado, el pino de Moguer donde yacen los restos del burro Platero espera también «otro milagro de la primavera». Si el primero quedó «hendido por el rayo y en su mitad podrido», el segundo ha caído vencido por un tornado que atravesó la localidad onubense en días pasados.

El équido más famoso de nuestra literatura —«pequeño, peludo, suave»—, que Juan Ramón Jiménez dio a conocer en su popular libro de impresiones Platero y yo, fue enterrado, según la ficción, bajo este árbol centenario en la finca de Fuentepiña de Moguer donde veraneaba el Premio Nobel. Así lo describe Juan Ramón al final de su obra: «Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal».

Ahora, este ejemplar centenario, que el año pasado se encontraba en «buen estado» después de una última evaluación fitosanitaria, se ha desfondado por los fuertes vientos. Ya en 2017, un incendio en el entorno, quemó buena parte de la finca de Fuentepiña, que está declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía, con la categoría de Sitio Histórico. Sin embargo, el pino de más de doscientos años y casi 20 metros de altura, se salvó milagrosamente de las llamas.

Un «final de ciclo»

No ha podido, en cambio, sobrevivir a los temporales sucesivos que han azotado la costa onubense. El alcalde de Moguer, Gustavo Cuéllar, confiesa que el futuro del pino «no es muy halagüeño», después de las inspecciones de la Junta de Andalucía, la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, el Ayuntamiento de Moguer y distintos expertos. «La situación del pino, tras 200 años de vida, casi llega a un final de ciclo», añade. No obstante, el Ayuntamiento «no pierde las esperanzas de poder salvar este monumento natural, este símbolo tan importante, tan icónico de nuestra localidad, pero especialmente del mundo juanramoniano, y en esas breves posibilidades de salvación vamos a actuar».

Realmente, hay casi tanto de ficción como de realidad en el entierro de Platero. El propio Juan Ramón confesó que no existe un Platero como tal sino una síntesis de varios: «Muchas personas me han preguntado si Platero ha existido… Claro que ha existido (...) En realidad, mi Platero no es un solo burro sino varios (en uno), una síntesis de burros plateros. Yo tuve de muchacho y de joven varios. Todos eran plateros. La suma de todos mis recuerdos con ellos me dio el ente y el libro».

Tampoco es posible saber si alguno de esos burros fue efectivamente enterrado bajo el pino centenario de la finca de la familia del poeta, pero Juan Ramón sí situó allí, en Platero y yo, la tumba de su famoso compañero y hoy día ya es un lugar de culto para los amantes de la obra juanramoniana y, en cualquier caso, un árbol entrañable en nuestra memoria literaria.

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