Varias se protegen de la lluvia con un paraguas en Sevilla

Varias personas se protegen de la lluvia con un paraguas en SevillaEuropa Press

Sevilla

La otra cara de la lluvia en Sevilla: consultas llenas de pacientes que creen estar deprimidos

Una psicóloga explica que es algo «transitorio» y que, «haciendo ejercicios concretos, enseguida tienen una pronta recuperación»

Esta pasada noche ha llovido en la provincia de Sevilla. No ha sido una lluvia intensa, y no parece que los paraguas hagan falta en al menos una semana, pero esa lluvia que ha caído es un capítulo más de casi un mes en que el agua ha llenado las consultas de psicología de gente que pensaba que estaba deprimida.

Es algo llamativo que se produce en una provincia como la sevillana, «donde la gente vive en la calle y disfruta del sol», como explica a EFE la psicóloga Montserrat Márquez, que se ha llevado desde finales de febrero atendiendo a personas «que venían a la consulta súper desanimadas», pensando que tenían una depresión.

Lo ha vivido tanto en su consulta de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) como en 'Serres', la clínica que lleva su segundo apellido en Sevilla capital, donde ha visto cómo desde el pasado lunes, cuando la lluvia dejó de ser protagonista, «la gente está como loca de contenta, y tanto en la consulta como en cualquier lugar el comentario es que por fin hay sol y todos a la calle».

«La gente estaba muy desanimada por el efecto que produce el mal tiempo, que parece que consigue deprimirnos», dice Márquez, que se ha encontrado con pacientes que le decían que «que en cuanto caen tres gotas son incapaces de salir a la calle», ya sea porque el ánimo baja muchos enteros, o porque el subconsciente genera «el miedo a resbalarse», a sufrir transportes públicos saturados, atascos «o una incomodidad generalizada».

Las herramientas de la psicología

Para trabajar en un escenario en el que la lluvia ataca directamente la moral, Montserrat Márquez explica que los profesionales de la psicología disponen «de una serie de herramientas, como son test que se pueden utilizar en caso de querer validar más», pero, por encima de esas ayudas técnicas, casi es más efectiva la experiencia de quién está escuchando a la persona «deprimida» al otro lado de la mesa.

«Con la experiencia y las entrevistas semiestructuradas y lo que nos cuenta el paciente con unas preguntas muy básicas, vemos si es algo transitorio o es algo mucho más profundo, más arraigado, que va mucho más allá que eso», dice esta experta, que tras una entrevista con el paciente ya tiene una idea clara de que no se habla de depresión, pero sí es cierto que el trabajo de levantar el ánimo hay que realizarlo.

Y es que, como detalla, «hay varios tipos de depresión, y, por supuesto, el grado hay que tenerlo en cuenta, pero el decaimiento puede ser transitorio», porque se estudia a alguien que tiene claro que está deprimido, pero «ves que la persona sigue teniendo ilusiones, sigue teniendo ganas de hacer cosas», y lo más grave se va descartando.

Los síntomas de la depresión

Otra cosa es que el paciente carezca de ilusiones, de objetivos en la vida, que no tenga ganas de hacer nada, «tenga apatía, un desinterés, una desilusión, le cuesta levantarse de la cama, está falto de energía…», una serie de características a las que se unen, por ejemplo, «una tristeza recurrente o la procrastinación».

Son una serie de cuestiones que, unidas, «lógicamente», se tienen que dar «para que realmente se pueda decir si se trata de una depresión o simplemente de un estado de desánimo, hablando claro, transitorio».

Montserrat Márquez ha notado que, según iban llegando las borrascas, «había muchos mas pacientes de lo habitual» en sus consultas, aunque «al ser un tema transitorio», lo que planteaba era «un par de ejercicios», de modo que, trabajando con quien le pedía ayuda, «y haciendo ejercicios concretos, enseguida tienen una pronta recuperación y ven que es un estado transitorio que se recupera rápido».

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