Si vas a Cuenca, no te conformes con las Casas Colgadas: el pequeño pueblo para perderse en su patrimonio

Huete está a la sombra del cerro de El Castillo, donde se encuentran los restos de una fortaleza árabe como signo de la derrota final en el sitio de su civilización. Las primeras muestras de vida humana se remontan a la Edad del Bronce.

Huete fue en tiempos romanos Opta romana, enclave de comunicación y de minería de yeso cristalizado. De Roma a los visigodos, y de los visigodos a los árabes, quienes fundaron una ciudad pequeña. Alfonso VII reconquistó la ciudad en 1150. De la familia de Musa Ben Zennum pasó a la de los Castro.

Los Manrique de Lara fueron finalmente quienes controlaron el lugar después de las luchas con los Castro y tras la separación de los reinos de Castilla y León. Pero lo árabes no se resignaron en la ciudad que fue capital de la región.

Los almohades la cercaron durante semanas, pero no la conquistaron. Después se produjo la Repoblación con ciudadanos de lugares próximos como Almazán o Castejón que formaron diez barrios, cada uno con su parroquia correspondiente para contribución del patrimonio extraordinario de Huete.

Tan importante fue la ciudad (nombrada con esta consideración en 1428 por el rey Juan II por intercesión de su halconero) que fue objeto de desencuentros entre la reina Isabel la Católica y la nobleza contraria. Finalmente fue tomada por los Reyes Católicos que la convirtieron en un sitio importante.

En el XVI la peste arrasó con todo su esplendor y más tarde, durante la Guerra de Sucesión, las tropas inglesas hicieron lo mismo. La Ilustración redujo sus cuatro iglesias a cuatro y el liberalismo desamortizó en el XIX los monasterios, dejando los templos de Mercedarios y Justinianas como sede de las parroquias de San Esteban y Santa María de Castejón, según explica el Ayuntamiento.

Los lugares y monumentos impresionantes se suceden: los monasterios de La Merced y el Antiguo de Jesús y María, la Iglesia de Nuestra Señora de Atienza (la primera de las diez parroquias originales, construida sobre una antigua mezquita), la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, el Colegio de los jesuitas, la Iglesia de san Pedro, la Torre del reloj, la muralla y la Puerta de Almazán, la Casa de los Amoraga, la Casa de los Linajes o la Puerta Medina son algunos de los lugares de gran valor patrimonial con una población de apenas 1.800 habitantes.

Menos de dos mil habitantes y cinco museos, el Etnográfico, el de la Fragua, el MAC Florencio de la Fuente, el de Arte Sacro y el Museo de Fotografía Fundación Antonio Pérez. Una muestra más de las pequeños pueblos-joya manchegos.