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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Excesiva lástima

Ahora se sentará en el banquillo de los acusados. Mejor dicho, su carísima silla regalada por los españoles se ubicará en la sala de vistas correspondiente en lugar del banquillo de los acusados por la Justicia. Tendrá que responder por un delito de provocación a la discriminación, al odio y la violencia

Actualizada 01:30

Los españoles sentimos la necesidad de ser misericordiosos con toda aquella persona que padece una enfermedad incurable desde la infancia. Se trata de una lástima folclórica. Hay excepciones. Los enfermos de ELA llevan mucho tiempo humillados y desaparecidos de la atención política. El Gobierno de Sánchez ha demorado su ayuda por una ridícula cantidad de euros mientras ha derrochado a manos llenas objetivos inmersos en la corrupción. Lamentamos la situación del inválido, pero nos sobreponemos con mucha facilidad.

Echenique ha gozado de ese respeto durante años. En España se le ha dado todo lo que necesita. Es más, todo lo que se niega a muchos españoles se le ha concedido al cuarto jinetillo del apocalipsis, el que cierra la pandilla que anunció su asalto a los cielos. Iglesias, Errejón, Monedero y Echenique. A los tres primeros se les ha dado hasta en el carné de identidad, entre otros motivos, porque hasta sus DNI merecían un sopapo. Echenique, quizá el más malvado y perverso del grupete, se ha salvado de críticas y animadversiones «porque el pobre es»…. Lo que sea. Se le ha dotado de una silla que no habría mejorado la NASA en el caso de que la NASA se hubiera dedicado a fabricar este tipo de vehículos. Una silla con todos los avances técnicos, que no le impiden –más bien le ayudan–, a ejercer una labor política basada en el odio a la nación que le amparó y ahora le sostiene. Dejó Argentina, para bien de los argentinos y se instaló en España, para mal de los españoles. Pero siempre con el callado respeto a su invalidez. «Hay que comprenderlo, y justificar sus acciones porque el pobre»... La folclórica lástima de nuestros predios.

Ahora se sentará en el banquillo de los acusados. Mejor dicho, su carísima silla regalada por los españoles se ubicará en la sala de vistas correspondiente en lugar del banquillo de los acusados por la Justicia. Tendrá que responder por un delito de provocación a la discriminación, al odio y la violencia.

Echenique es tuitero, y la prueba es irrefutable. Aseguraba «que estadísticamente es mucho más probable que un sacerdote cometa un delito de agresión sexual contra menores de edad que delinca una persona migrante». Ellos dicen migrante al emigrante, y no hay que perder el tiempo en lo superficial.

Camuflado en la estadística, Echenique escupe una gravísima acusación contra los sacerdotes de la Iglesia Católica, porque su odio es muy superior a su equilibrio mental. No nos muestra los resultados de la estadística, porque no existe. La Iglesia Católica ha reaccionado a los casos de delitos sexuales de sus sacerdotes, juzgándolos, condenándolos y colaborando con la Justicia. Un número importante de casos, pero irrisorio si lo comparamos con los delitos sexuales y violentos de los migrantes o emigrantes que tanto le preocupan a Echenique, quizá por su pertenencia a este grupo. Echenique no ha movido la lengua en diez años para acusar a los hijos de Alá, quizá por simpatía mutua, quizá por miedo. Pero su método es el de un cobarde, que sabe que no habrá jamás reacción violenta a su mentira estadística. De «pobre inválido» nada de nada. La cabeza del mal le funciona perfectamente.

Ya fue condenado por engañar a la Seguridad Social que le proporcionó su silla, perjudicando a un trabajador a su servicio. A ver cómo sale de este entuerto. Pero nada de «pobre hombre, es así por lo que padece y sufre». Falso. Es así, porque además de desagradecido, es una mala persona.

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