El laberinto catalán
La rebeldía de algunos diputados de ERC deja en suspenso la investidura de Salvador Illa
El entorno de Puigdemont cuenta con la deserción de entre dos y cuatro diputados republicanos para evitar la presidencia del socialista
En Junts se frotan las manos ante el proceso de descomposición interna de ERC. Carles Puigdemont considera que, aunque ERC alcance un acuerdo de investidura con el socialista Salvador Illa a cambio del concierto económico y la condonación de 15.000 millones de deuda, la disciplina de voto de los diputados republicanos no está garantizada.
Más de 800 cargos de Esquerra han firmado un manifiesto pidiendo renovación en el liderazgo del partido. O, lo que es lo mismo, invitando a Oriol Junqueras a que se retire. Entre los firmantes del manifiesto está la propia Marta Rovira, la secretaria general de ERC que se ha hecho con el poder interno. Hasta hace poco era la principal colaboradora de Junqueras, pero hoy se ha convertido en su verdugo.
Además de Rovira el manifiesto también ha sido suscrito por el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonés. El aún presidente consuma así su venganza contra Junqueras como factura por los años de incómoda interferencia a su gestión.
En la oficina de prensa presidencial, en la plaza de Sant Jaume, se acostumbraron a responder a las salidas de tono de Junqueras con un «ya sabes, son cosas de Oriol». Así, poco a poco la relación se fue deteriorando. La interferencia de Junqueras en las listas electorales, imponiendo unos nombres y vetando a otros, fue la causa definitiva del distanciamiento entre Junqueras y el que un día fue su delfín.
El presidente del grupo parlamentario de ERC en el parlament, Josep Maria Jové, es de los pocos que no se ha sumado al manifiesto de petición de cambio de liderazgo, pero sí lo han hecho todos los consellers en funciones, excepto la histórica Anna Simó, muy vinculada a Junqueras, y Joan Tardà.
Quien sí lo ha firmado es la vicepresidenta y diputada, Laura Vilagrà, y junto a ella la portavoz del grupo parlamentario, Marta Vilalta, así como la vicepresidenta de la mesa del parlament, Raquel Sans.
La única opción de Illa
Illa ha manifestado que su única opción para formar gobierno es un acuerdo «progresista» con ERC y los Comunes-Sumar. Este acuerdo se sustentaría en la concesión de una financiación singular para Cataluña, un eufemismo que en realidad supondría la concesión de un concierto económico al estilo vasco y el perdón de un 20 % de la deuda catalana al Fondo de Liquidez Autonómica.
La mayoría en la que se sustentaría la investidura sería de 68 escaños, 42 del PSC, 20 de ERC y 6 de Comunes-Sumar. Precisamente 68 diputados es la cifra mágica que da la mayoría absoluta en el parlamento catalán así que el margen de error ante un posible pacto tripartito es nulo.
Según el Observatorio Económico de la UFV
El 'cupo' catalán, un «agravio comparativo» que quebraría la solidaridad interregional
En Junts están convencidos de que ERC es actualmente un barco a la deriva, y de que dentro del grupo de ERC no todos los diputados están dispuestos a avalar la investidura de Illa, tal como se ya comprobó en la elección de la Mesa en la que los republicanos se inclinaron por pactar con Junts.
Las cuentas de Puigdemont
El entorno de Puigdemont saca sus cuentas basadas en que frente a los 68 escaños que podrían apoyar a Illa estarían los 61 de Junts (35), PP (15) y VOX (11), que podrían llegar a ser 65 si los cuatro diputados de la CUP optaran por el «no». Sea como fuera ante una posible votación que arrojara 68 síes frente a 61 noes en Junts creen que es muy factible que cuatro escaños de ERC no siguieran la consigna de su grupo de votar por Illa y que por lo tanto su investidura fuera fallida.
ERC avaló la elección de Rull como presidente del Parlament bajo el argumento de evitar que las fuerzas represoras, responsables de la aplicación del artículo 155 de la constitución, en referencia al apoyo que el PSOE dio a la intervención de la autonomía catalana tras el intento ilegal de separación, se hicieran con el control de la cámara catalana.
El argumento es sorprendente si se tiene en cuenta que ERC lleva nueve años dando apoyo a Pedro Sánchez, pero para parte de la bancada republicana es tan válido para la presidencia de la Generalitat como lo ha sido para la presidencia del Parlament.
En Junts cuentan con que la deserción de entre dos y cuatro diputados de ERC podría acabar con las aspiraciones de Illa y abrir la puerta a la repetición electoral en octubre.