Política
Puigdemont protagonizará un teatro a las puertas del Parlament pero no podrá dinamitar la investidura de Illa
En el plató que Junts ha organizado a su líder fáctico no faltará nadie: ni las entidades, ni la CUP ni ERC
Esta mañana, el paseo de Lluís Companys será el escenario de la enésima jugada mestra de Carles Puigdemont. La avenida –que desemboca en el parque de la Ciutadella, donde se encuentra el Parlament de Cataluña– se empezará a llenar de simpatizantes independentistas desde primera hora, y a las nueve está previsto que ocurra lo que tenga que ocurrir, frente a las cámaras y a pocos metros tanto de la cámara legislativa como de la sede del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
A falta de saber qué impacto real tendrá en el arranque de la nueva legislatura el regreso a España –y previsible detención– del expresidente de la Generalitat, la reaparición en Barcelona del líder de Junts logrará conjurar un espejismo: por unas horas, o días, parecerá que se ha rehecho la maltrecha unidad del independentismo. Al menos, en público.
En el teatro que Junts le ha organizado a su líder fáctico no faltará nadie. Estarán la ANC, Òmnium y la AMI, entidades que durante el procés marcaron el paso a los partidos y que hoy desesperan por no desaparecer del mapa mental nacionalista. Estará el falso gobierno paralelo creado por Puigdemont, el Consell de la República. Y estarán, también, los adversarios políticos de Junts: la CUP y ERC anunciaban ayer que estarán en la concentración para recibir al postconvergente.
No obstante, a esta aparente unidad monolítica se le ven las fracturas en cuanto se observa de cerca. En el caso de la CUP, si bien es cierto que tanto el perfil oficial del partido y su candidata el 12-M, Laia Estrada, anunciaban su apoyo, varios grupos ligados a la formación antisistema –como Arran o Endavant– han manifestado un silencio muy elocuente, optando por celebrar en su lugar el centenario de la muerte del poeta Joan Salvat-Papasseit.
ERC traga el sapo, pero no recula
En lo referente a ERC, su desencuentro con los de Puigdemont es público y notorio. Hace unos días, el líder de Junts acusaba a los republicanos de ser los responsables de su detención al haber pactado con Salvador Illa, el «candidato del 155». Los de Marta Rovira consideraron el ataque una «ofensa» y exigieron una rectificación que, hoy por hoy, no ha llegado.
Hoy, los 20 diputados de ERC estarán presentes en la «recibida institucional» a Puigdemont, algo que justifican diciendo que hicieron lo mismo con el regreso de otros «exiliados» –léase fugados–, como la propia Rovira o su diputado Rubén Wagensberg. Los republicanos se tragarán el sapo y verán estoicamente como Puigdemont se da un previsible baño de masas seguido por una no menos previsible detención, escenificada para torpedear la investidura de Illa.
Pese a todo, más allá del gesto de apoyo republicano al expresidente, los de ERC siguen sin comprar la tesis de fondo de Puigdemont, y han insistido una y otra vez en que, aunque les duela en el alma su detención, no cambiarán el sentido de su voto y mantendrán su apoyo al candidato socialista.
De hecho, este mismo miércoles, pocas horas después de que Puigdemont anunciase que «emprendía su retorno», ERC y el PSC realizaban su propio teatro escenificando la firma del pacto de investidura aprobado por la mínima –la división interna de ERC es otra cuestión latente, que los republicanos pretenden aparcar hasta noviembre– para investir a Illa. Fue un acto sin convocar a los medios, frente a la Biblioteca de Cataluña, en Barcelona.
Puigdemont no detendrá a Illa
No obstante, la detención de Puigdemont –que se busca que sea retransmitida en directo por todos los canales– no logrará su objetivo no confeso de torpedear la investidura de Salvador Illa. Es casi seguro que la sesión de investidura programada para hoy a partir de las 10 horas no se celebrará, ya que en cuanto detengan al líder de Junts, el presidente del Parlament, Josep Rull, cancelará la convocatoria y la aplazará para otro día.
Desde Junts pretenden que este aplazamiento sea sine die, más allá del plazo límite del 26 de agosto, lo que llevaría a una repetición electoral, pero ni el PSC ni sus socios de investidura están dispuestos a permitirlo. Y tienen los números para que no suceda, ya que la suma de socialistas, ERC y los Comunes tiene mayoría en la Diputación Permanente, el órgano que rige el Parlament en periodo vacacional.
En el caso de que Junts o Rull intentasen dilatar la suspensión, Illa y sus socios forzarían la convocatoria de esta diputación para fijar de nuevo la fecha del pleno. Aunque los socialistas optan por que este se celebre lo antes posible, esta misma semana, ERC y los Comunes apuestan por dejar pasar unos días, y que sea a principios de la siguiente.
Tendría que ser, eso sí, antes del viernes 16 de agosto, momento en el que los poderes de la Diputación Permanente caen según el reglamento del Parlament, y Rull recuperaría más poder de discrecionalidad. Cabe recordar que tanto la investidura de Quim Torra como la de Pere Aragonès se celebraron con diputados en prisión; entre ellos, el propio Rull.