El laberinto catalán
Illa se resigna a no tener presupuestos de la Generalitat hasta Semana Santa de 2025
Las peleas internas en ERC retrasan la aprobación de las cuentas hasta mediados del año que viene
El debate de política general fue aprovechado por Salvador Illa para presionar a sus socios parlamentarios de ERC y Comunes-Sumar para que el 1 de enero entre en vigor el presupuesto de la Generalitat de 2025.
La urgencia de Illa está justificada: la administración catalana no aprobó presupuestos en 2024 por la negativa de los Comunes. Con todo, a pesar de que los tres socios han mostrado sintonía esta semana en el Parlament, la aprobación de las cuentas públicas catalana no será ni tan fácil ni tan rápida como el presidente de la Generalitat querría.
Para aprobar el presupuesto de la Generalitat de Cataluña para 2025, el PSC necesita el apoyo parlamentario de ERC y los Comunes. La marca de Yolanda Díaz en Cataluña es un uno fijo en la quiniela de Illa, y su voto a los presupuestos está garantizado, pero el talón de Aquiles del inquilino de la Casa dels Canonges está en ERC.
Los republicanos tienen por delante un congreso que se celebra por etapas. A finales de noviembre, dentro de más de un mes, se elige la nueva dirección, pero el proceso de designación de la nueva cúpula solo se cierra en ese momento si alguna de las cuatro candidaturas en liza alcanza el 50 % de los votos.
La dirección provisional de ERC, con Marta Rovira al frente, ya ha dejado claro que las negociaciones de futuros acuerdos con los socialistas, tanto en Madrid como en Barcelona, quedarán en manos de la nueva dirección, que en el mejor de los casos empezará a andar a finales de este año.
Presionar a ERC
El presidente ha dado instrucciones a sus consellers de que elaboren el proyecto de presupuesto y no descarta presentarlo en el Parlament para presionar a los independentistas. Una vez ERC tenga nuevo líder, ya sea Oriol Junqueras o Xavier Godàs, el partido debe fijar su nuevo rumbo y estrategia y designar portavoces y negociadores. Los tiempos de unos y otros no encajan. El PSC tiene prisa y ERC necesita tiempo.
En la calle Pallars, sede del PSC, ven con inquietud creciente como en ERC las aguas bajan cada vez más revueltas. Esta semana, varios líderes históricos del partido como la expresidenta y exlíder de la ANC, Carme Forcadell, o el ex secretario general, Joan Puigcercós, se rodearon de diversos exconsellers para pedirle a Junqueras que dejara la primera línea política y favoreciera la renovación.
Los socialistas se resignan a esperar a que los republicanos se reorganicen y resuelvan sus cuitas internas, pero lamentan el parón que eso supone para los planes del nuevo gobierno.
La apuesta de Illa
En el PSC apuestan por la victoria de Junqueras, quien realiza ticket con Elisenda Alamany, que es concejal del Ayuntamiento de Barcelona y favorable a un acuerdo entre el PSC y ERC en la Ciudad Condal que incluya la entrada de ERC en el gobierno. Illa y su equipo creen que la incorporación de ERC al consejo de gobierno de Collboni puede afianzar la relación con la futura dirección de ERC y acelerar la negociación presupuestaria.
Para los socialistas catalanes el retraso es preocupante, no solo por la demora en poder aplicar las políticas en materia de vivienda o servicios públicos, sino porque el PSC ve con creciente preocupación como se está deteriorando a gran velocidad el clima político en Madrid y los problemas cada vez más insalvables a los que debe hacer frente Pedro Sánchez. Temen que un fin abrupto de la legislatura liberara a sus socios catalanes de sus compromisos y que ERC se alejara de ellos.