Roscón de Mallorca
Sociedad
Los pasteleros catalanes prevén vender más de un millón de roscones de Reyes artesanales
El de mazapán sigue siendo el favorito y los precios oscilan entre 20 y 50 euros
El Gremio de Pastelería de Barcelona estima que este año se venderán más de un millón de roscones de Reyes artesanales en Cataluña, manteniendo las cifras del 2024. La mayoría de estos dulces se preparan a contrarreloj en los obradores, aunque no se hornean hasta la víspera o el mismo día de Reyes, garantizando su frescura para el momento de consumo.
El roscón tradicional de mazapán y fruta confitada sigue siendo el más demandado, seguido de cerca por las versiones con nata y trufa. Según Carles Boix, pastelero de La Palma en Sabadell, el roscón artesanal es «una tradición que nunca falla: el dulce, la familia reunida y los regalos».
Defensa del producto artesanal
En un mercado donde los productos industriales ganan terreno, los pasteleros reivindican el valor del trabajo artesanal. Un roscón hecho a mano, explica Boix, utiliza ingredientes frescos como huevos, mantequilla y leche. La fruta confitada también es clave: «Cuando es de calidad, se integra perfectamente en el roscón, quedando tierna y jugosa. En los industriales, a menudo se usa calabaza en lugar de fruta auténtica por ser más barata».
El proceso de elaboración artesanal requiere entre seis y ocho horas, desde la preparación de una masa de brioche con harina de fuerza, masa madre, levadura fresca, huevos y mantequilla, hasta el horneado final, que en muchos casos se realiza la noche del 5 o incluso la mañana del 6 de enero.
Origen y tradición del roscón de Reyes
El roscón tiene sus raíces en las celebraciones invernales romanas, cuando se elaboraban tortas con higos, dátiles y miel. La inclusión de la haba, símbolo de prosperidad, se remonta al siglo III. En el siglo XVIII, en Francia, se introdujo una moneda como sorpresa, que más tarde se transformaría en figuras decorativas.
En Cataluña, la tradición del roscón se popularizó a principios del siglo XX, convirtiéndose en una de las costumbres más esperadas, especialmente por la emoción de encontrar las sorpresas escondidas.
