Puerta del Café de la Ópera, en Barcelona

Puerta del Café de la Ópera, en BarcelonaAjuntament de Barcelona

Restaurantes

11 bares centenarios de Barcelona para tomarte una copa como hace un siglo

El Marsella, el Almirall o el Londres son algunos de los nombres propios de la hostelería barcelonesa que siguen al pie del cañón cien años después

El término «bar» se inventó en Roma. Allí había los termopolios, predecesores del actual take away, y las cauponae, que serían los actuales hostales, con servicio de alojamiento y comida. De ahí evolucionó hasta la actualidad: como curiosidad cabe comentar que el cóctel más antiguo del que se tiene constancia, desde el siglo XVI, es el mojito.

Barcelona, como ya dijimos con los restaurantes, ha sido desde siempre una ciudad entregada al buen yantar y al beber. Muchos son los bares históricos que, por desgracia, han desaparecido: entre ellos, la Cervecería Baviera, el Café Alhambra, el Café Torino, el Chicago o el Café Español, así como la Terraza Martini, la Bodega Bohemia o el Café Novedades.

También cerraron sus puertas ya el Café de la Rambla, La Pajarera, el Kiosko de Canaletas, el Gran Café Continental, el Café Sevilla, el Café Suizo o el Café La Pansa. Sin embargo, aún conservamos casi una docena de bares centenarios en la ciudad, de los cuales damos cuenta a continuación:

Marsella (1820)

Es el bar más antiguo de Barcelona y arrastra la fama de ser uno de los pocos, por no decir el único sitio de Barcelona, donde se puede beber absenta. Se ha mantenido casi intacto desde que abrió. Todavía conserva el suelo hidráulico, las luces de araña, los espejos pintados y las mesas de estilo modernista. Todo ello hace de este local una auténtica joya.

Casa Almirall (1860)

Un lugar donde aún impresiona la madera, las luces de alabastro y la atmósfera de seductora nocturnidad. El local lo inauguró Manel Almirall. En aquellos tiempos era una tasca con bodega, acompañada de muebles modernistas, darra de mármol italiano, puertas de madera… En definitiva, un clásico que se debe visitar.

Colmado Múrria (1898)

En su origen fue un tostador de café y fábrica de barquillos, que se convirtió más adelante en tienda de productos de alimentación de calidad. Cerró en 2022 y reabrió en 2023 como una tienda de delicatessen con dos espacios de restauración.

Ahora tenemos en un solo local una charcutería, el Colmado Múrria, especializada en productos gastronómicos catalanes e internacionales, así como un espacio de restauración que ocupa buena parte de la tienda y la trastienda, llamada «Espacio 1898», con un comedor para ocho comensales.

Bar Electricitat (1908)

Es una de las bodegas más auténticas de la Barceloneta. Antes de abrir, en 1908, este local suministraba electricidad a la Barceloneta. Los amantes del vermut deben visitarlo. El buen ambiente y las tapas caseras son los principales argumentos de este bar emblemático.

El sortidor de Filomena Pagés (1908)

Aún conserva su portalada modernista y una nevera original de principios del siglo XX. Se cuenta que durante la guerra civil dieron de comer a los maquis. El visitante podrá degustar una carta de tapas y platos tradicionales «para que los clientes coman una cosa que en casa no sería tan fácil», dicen.

London Bar (1910)

Lugar de peregrinaje para artistas como Dalí, Picasso o Antonio Gades, es una joya única de Barcelona y un bar que ha mantenido su identidad todos estos años. Actualmente se puede tomar una copa disfrutando de su ambiente vintage en un concierto a ritmo de jazz o blues.

La Confitería (1912)

Es una de las grandes joyas modernistas de Barcelona. En 2017 el grupo de restauración especializado en alta coctelería asumió la gestión. Esto incluye también una carta de cócteles excelentes a precio asequible. Algunas de más complicadas y aparatosas, otras reformulaciones de clásicos.

Muy Buenas (1924)

Como los anteriores es uno de los bares modernistas que aún se pueden visitar en Barcelona, A parte de bar podemos decir que es una casa de comidas catalana. Allí se puede degustar, por ejemplo, albóndigas con sepia, bacalao a la lata, fricandó, capipota con garbanzos, o trinxat. También tiene una extensa carta de vinos catalanes y cócteles con licores.

El Xampanyet (1929)

Este local se ha convertido en una de las tabernas de culto de la ciudad. Establecimiento familiar que ya ha pasado por tres generaciones sin perder su esencia. Nació con el nombre de Can Esteve, pero se rebautizó en 1972, puesto que popularmente se lo conocía como 'Xampanyet', una de las bebidas más populares del local.

Es famoso por sus anchoas, que ellos mismos confitan. Las paredes de baldosas, los carteles antiguos y las mesas de mármol evidencian la historia y la autenticidad del establecimiento.

Café de la Ópera (1929)

Es uno de los pocos cafés modernistas que han sobrevivido hasta hoy. Es posible que su oferta gastronómica no sea nada del otro mundo, pero puedes entrar a tomarte un café con leche y unos churros sin que te peguen un sablazo ridículo, y el lugar todavía conserva su autenticidad.

Boadas (1933)

Este icónico lugar conserva la brillantez del pasado y ofrece un servicio de coctelería espectacular. En la pared, como en los restaurantes más antiguos de la ciudad, podemos ver qué actores, pintores, escritores y la bohemia barcelonesa ha pasado por ese emblemático lugar. En su momento Boadas se dejó ver tras el mostrador del Moka, el Bar Nuria, el Maison Dorée de la plaza de Cataluña y el Kiosko de Canaletas.

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